Usyk arrolla a Dubois y manda un claro mensaje a Fury: "Si hace falta peleo mañana"
Olek Usyk retuvo los Mundiales WBA, IBF y WBO del peso pesado al noquear en el noveno asalto a Daniel Dubois. El pleito sirvió para dar visibilidad a la guerra de Ucrania.

Olek Usyk triunfó este sábado en Wroclaw (Breslavia, en castellano). El ucraniano, de 36 años, llevó un combate a 500 kilómetros de la frontera que separa Polonia y Ucrania. Ante la imposibilidad de pelear contra Fury, Usyk tiró de retador oficial y lo situó lo más cerca que pudo de su país. Quería dar visibilidad, una vez más, al conflicto en Ucrania. Lo consiguió y sobre el ring dio una nueva exhibición. Derrotó a Dubois por KO en el noveno asalto para retener sus coronas WBA, IBF y WBO del peso pesado.
El rey de la división es él. Si Tyson Fury quiere ese puesto debe ganárselo en el cuadrilátero. "Si hace falta, peleo mañana. Quiero que sea mi próximo combate, lo que no sabemos es lo que él quiere", espetó el campeón sin titubeos. Usyk ha priorizado durante su carrera el éxito deportivo al económico, algo que no ha hecho Fury. El inglés le debe ese combate al boxeo y todo está en su mano. Usyk lo dejó claro en Polonia.
La liturgia previa al combate estuvo marcada por la invasión rusa a Ucrania. Volodymyr Zelenskyy, presidente ucraniano, mandó un mensaje grabado aprovechando el foco mediático y uno de los momentos de la noche se dio cuando cantaron en directo el himno del país. Polonia tiene a muchos refugiados y quisieron arropar al suyo. Además, Usyk estampó su país en su pantalón para pedir su "liberación". Al acabar, el púgil también quiso mandar unas cariñosas palabras a sus compatriotas y en especial al ejército.
En el plano deportivo, no hubo color. Daniel Dubois había naufragado en su única gran prueba en el boxeo profesional y ante alguien de mayor nivel, volvió a hacerlo. El inglés prometió "ir con todo", pero no le dio. Usyk salió al ring con un ritmo de combate excelente. Boxeó en su distancia, entrando y saliendo, buscando los ángulos y golpeando de manera constante. La guardia zurda, el ritmo y el escenario le vinieron grande a Dubois, quien empezó a despertar en el cuarto asalto. El aspirante intentaba únicamente noquear con la derecha, pero no la conectaba.
La primera vez que Dubois hizo daño a Usyk no valió. Fue en el quinto asalto. El inglés sacó un gancho al contragolpe que impactó en los genitales del campeón. Necesitó Usyk cinco minutos (límite del reglamento) para rehacerse. Lo hizo y demostró su superioridad. Dubois intentó aprovechar la coyuntura, pero Usyk lo frenó y le acabó golpeando. No había color. El ucraniano era un rodillo. Golpeó de manera constante y de todas las maneras posibles sin prácticamente sufrir. En el octavo asalto, casi al final, Dubois se fue al suelo por pura reiteración de goles. El KO era inevitable y en el noveno llegó el final con otro carrusel de manos. El aspirante ya no se levantó. No quería más. Fue la historia de un niño contra un hombre. El rey no dio opción a nada.