Abigail Medina supera un calvario de lesiones de cinco años: "Cada mañana pensaba dejar el boxeo"
El hispano-dominicano, excampeón de Europa del peso supergallo, pelea este sábado por segunda vez tras romper un parón de tres años y medio. Una lesión le dejó al borde del retiro.

Entre diciembre de 2016 y noviembre de 2018, Abigail Medina (21-4-2, 11 KO) vivió su prime. "La ley del mazo", lucía en sus camisetas. El hispano-dominicano era la sensación del momento. A finales de 2016 ganó el Europeo del supergallo, cinturón que defendió en septiembre de 2017 y junio de 2018. El primer pleito lo resolvió en dos asaltos y el segundo en uno. Impresionaba en el viejo continente, lo que hizo que costase mucho encontrarle rival. No tuvo continuidad, pero sí oportunidad. El Consejo Mundial de Boxeo le nombró aspirante al Mundial Interino del supergallo (el campeón estaba lesionado) ante el japonés Tomoki Kameda. Medina dio la cara, pero el triunfo no llegó: "No pudo ser. Él era una máquina y fue mejor", reconoce el púgil a Relevo.
La poca continuidad venía por lo complicado de encontrar rival, pero también por una lesión en el hombro que le daba quebraderos de cabeza. "A Japón fui mal, pero no podía dejar pasar esa oportunidad", admite Medina. Tras la derrota, el boxeador estuvo parado un año para intentar curar la lesión: "Las sensaciones no fueron buenas. Seguía teniendo el problema. El doctor me dijo que lo único posible era parar por completo hasta estar el 100%", añade. La opción no era la mejor, pero la vía era única.
"La pandemia me vino bien. Mi último combate fue en noviembre de 2019 y paré. Después, al detenerse el mundo me vino muy bien para la lesión. Estuve un año y medio sin boxear. Fue clave. Después inicié la rehabilitación, pero el proceso fue durísimo. Cada mañana al levantarme pensaba en dejar el boxeo, pero mi familia y equipo fueron una parte fundamental para que no me rindiese", relata el hispano-dominicano, de 35 años.
Tenía todo listo para regresar en mayo de 2023, pero "por cosas del boxeo" no pudo ser. "Mi rival llegó pasado de peso. Llevaba un parón de tres años y medio. No podía regalar nada, arriesgar y al subir al ring notarme mal de nuevo", apunta. El retorno llegó, finalmente, en julio. Habían pasado tres años y siete meses sin pisar el cuadrilátero. "Tenía muchas ganas. Las sensaciones no fueron las mejores, pero era parte del proceso", añade Abigail.
Con ese regreso, la Federación Española de Boxeo le nombró aspirante oficial al Campeonato del peso pluma. El duelo se cerró para este 2 de diciembre, pero no se podrá dar. "El campeón (Juan Jesús Antúnez) se lesionó. He pasado por eso y sé lo que se siente, no hay ningún problema. Boxearé para seguir rodándome y en cuanto se pueda quiero hacer ese combate. En su momento no fue posible hacer el Nacional y directamente me salió la vía europea, por lo que quiero quitarme esa espinita", afirma.
Su combate de este sábado será en Gavá (Barcelona) ante el colombiano Anuar Salas (21-14-1, 12 KO). Toca seguir rodando, pero la ilusión de Medina está intacta. "Ha pasado mucho tiempo, pero estoy mejor que antes. Me siento como nunca. El único cambio que ha habido es el peso. Parte fundamental de mi rehabilitación fue fortalecer los hombros ganando masa muscular, por lo que el supergallo es imposible ahora mismo. He ganado peso y la diferencia es clara, no será un problema en el ring", comenta el boxeador. Con la ilusión de un niño, Abigail Medina está de regreso y su único objetivo está claro: "Disputar un Mundial está al alcance de muy pocos, es verdad, pero quiero volver a intentar ganar uno".