BALONMANO

Víctor Tomàs, una leyenda 'de corazón' azulgrana que ya brilla en lo más alto del Palau

El Barça retira la camiseta con el dorsal número 8 del excapitán de balonmano. Tuvo que retirarse por una afección cardíaca en 2020.

Jugadores y exjugadores del Barça mantean a Víctor Tomàs. /ALEJANDRO GARCÍA/EFE
Jugadores y exjugadores del Barça mantean a Víctor Tomàs. ALEJANDRO GARCÍA/EFE
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Han pasado casi tres años de aquella rueda de prensa en la que, con voz quebrada, Víctor Tomàs, leyenda del balonmano nacional y del Barça, anunció que tenía que decir adiós al deporte de su vida. Al menos como jugador profesional. Un problema cardíaco lo obligaba a dejar el balonmano y la fecha de su final tenía que ser a corto plazo. Tan corto que se puso a final de una temporada… que nunca acabó. La llegada del Covid hizo que su último partido se adelantara más de lo previsto. Y la noche de este miércoles el Palau Blaugrana, después de la victoria de los suyos en el Clásico europeo ante el Kiel, se le rindió el homenaje que tanto se esperaba y merecía.

Las luces se apagaron y en ese momento se iluminó la estela que Tomàs dejó en el club blaugrana. Con la narración de varias jugadas del ya excapitán y el audio con el mensaje de sus dos hijos, Luca y Mia, que acabó con ambos entonando el himno del Barça, se dio paso a los highlight de la carrera del 8 azulgrana proyectados en el círculo central. Y luego llegó el vídeo de leyendas, familiares y aquellos que comparten -o compartieron- con él su camino deportivo.

Lo más duro para Tomàs lo relató Hege, su mujer: "Él no ha podido despedirse como quería, en el campo", pero el homenaje sirvió, a su manera, para que pudiera decir adiós. Con un sonoro aplauso, vestido de corto y ya con lágrimas en los ojos, saltó al campo Víctor Tomàs tras cruzar un pasillo lleno de jugadores actuales y leyendas que lucían una camiseta en homenaje al exjugador. "Siempre me he querido retirar como jugador. Las circunstancias fueron como fueron. Pero he pedido salir con la camiseta del Barça porque era la forma que había imaginado de retirarme", aseguró un Tomàs visiblemente emocionado.

Tras ello, llegó el regalo: una foto con los 69 títulos logrados que le entregaron las leyendas. Mientras que después, los jugadores de la actual plantilla del Barça le hicieron entrega de un montaje y Gonzalo Pérez de Vargas, actual capitán, le puso el brazalete de capitán firmado por toda la plantilla. "Estoy muy feliz, muy contento. Este brazalete significa mucho para mí. Ha sido una gran responsabilidad. He intentado ser siempre un ejemplo, incluso cuando no ejercía como capitán", aseguró, mientras comenzó a ser coreado al grito de capitán por un Palau a rebosar que no quiso perderse el acto.

Con la canción favorita de Tomàs, del grupo catalán Sopa de Cabra, como banda sonora, sus hijos, su mujer y sus padres pasaron a reunirse con él, sin que pudiera contener las lágrimas y con la mano en el pecho, justo lo que le obligó a dejar lo que tanto amaba, en el círculo central de la pista.

Víctor Tomàs se abraza con su familia durante el homenaje.  ALEJANDRO GARCÍA/EFE
Víctor Tomàs se abraza con su familia durante el homenaje. ALEJANDRO GARCÍA/EFE

Y entonces llegó el momento más esperado. Una cuenta atrás, o adelante, más bien, del 1 al 8 dio paso a pulsar el botón que desveló la camiseta con el dorsal 8 ya colgada en el Palau y desató un sinfín de confeti que hizo brillar, aún más si cabe, un acto para alguien que acabó manteado, que es leyenda y que tuvo que decir adiós de forma muy prematura a su vida deportiva.

Un adiós prematuro

En verano de 2017, durante el reconocimiento médico que realizan los clubes de cara al inicio de cada temporada, los médicos del Barça detectaron una anomalía en el corazón del capitán blaugrana. Sin embargo, tras someterse a varias pruebas, tuvo el visto bueno de los médicos para poder seguir compitiendo al máximo nivel. Un año más tarde, en las mismas pruebas de pretemporada, aquella dolencia había evolucionado de forma negativa… Pero tras pruebas y más pruebas los médicos determinaron que podía seguir jugando. Eso sí, esta vez con un holter para monitorizarle el corazón.

Sin embargo, todo cambió en 2019. Aquel verano, el mundo de Víctor Tomàs se paralizó por completo. Su problema, un bloqueo auriculo-ventricular se había agravadoaún más y el diagnóstico era claro: tenía que dejar el deporte profesional.

El extremo barcelonés, que llevaba prácticamente toda la vida ligada al Barça y entera ligada al balonmano -deporte heredado de su padre- se tenía que despedir. Y cuanto antes. Así que la decisión fue culminar aquella temporada y luego decir adiós. Así lo anunció en rueda de prensa el 3 de febrero. Le quedaban solo unos días para los 35, pero su idea era seguir al menos un par de años más. Tenía una oferta de renovación del club encima de la mesa. Pero a sus 34 años, acompañado de sus seres queridos, de compañeros y excompañeros, así como de exentrenadores como Valero Rivera, culpable de su fichaje por el Barça con solo 12 años, anunció que tenía que decir adiós.

Víctor Tomàs, emocionado, durante el acto homenaje de retirada de su camiseta.  ALEJANDRO GARCÍA/EFE
Víctor Tomàs, emocionado, durante el acto homenaje de retirada de su camiseta. ALEJANDRO GARCÍA/EFE

Junto a él estuvo Josep María Bartomeu, entonces presidente del Barça, que anunció lo esperado: el dorsal número 8, el que siempre llevó Tomàs, sería retirado. Sin embargo, la llegada del coronavirus, la suspensión de la competición y el cambio de presidencia retrasaron un acto homenaje que, quizá, debió llegar antes, pero que finalmente se ha dado como ya confirmó Joan Laporta hace unas semanas.

Sus inicios y un gran palmarés

Cuando era niño comenzó a jugar al deporte que mamó en casa. Su padre había sido jugador y entrenado, por lo que no resultó extraño que Tomàs también se inclinara por el balonmano. Pero su verdadero inicio llegó cuando tenía 12 años. Un campus en el Camping La Siesta de Tarragona, organizado por el técnico Valero Rivera, le abrió las puertas de la que 18 años después aún sigue siendo su casa: el FC Barcelona.

Tras seis años en formación, con 18 años debutó en el primer equipo, en el que incluso llegó a estar ocho años luciendo el brazalete de capitán. Durante esa mayoría de edad que estuvo vistiendo la blaugrana se convirtió en el tercer deportista con más títulos del Barça (69) ya que ganó tres EHF Champions League (2005, 2011 y 2015), cinco Super Globe (2014, 2015, 2018, 2019 y 2020), 12 Ligas Asobal (la última en su año de retirada), 11 Copas del Rey, 10 Copas Asobal, una Copa EHF, una Supercopa de Europa, 12 Supercopas de España, siete Ligas de los Pirineos y siete Supercopas de Cataluña. Eso sí, a todo hay que añadir un bronce olímpico, un oro mundial y un bronce y una plata europea con la Selección española.

La vida más allá de la alta competición

Ahora, Víctor Tomàs ya no está corriendo de portería a portería, pero sigue dentro del club como gestor de deportes profesionales del Barça. También comenta partidos de balonmano para una televisión catalana y practica deporte de forma 'tranquila' y amateur. Por eso, no resulta extraño que pueda verse corriendo por la calle o montando en bicicleta junto con sus hijos. Y desde la noche de este miércoles, lo hará, además, como lo que es: una leyenda del balonmano y el eterno 8 del Barça.

Su dorsal ya luce en lo más alto de la casa culé, su casa, junto al 2 de Óscar Grau, el 4 de Xavier O'Callaghan, el 5 de Enric Masip, el 7 de Iñaki Urdangarín, el 14 de Joan Sagalés y el 16 de David Barrufet. "Algunas veces sale mejor, otras peor, pero siempre lo he dado todo por el Barça", dijo Víctor Tomàs, y con este homenaje el club y la afición trató de recompensárselo.