BALONCESTO

La NCAA, la verdadera pasión del deporte estadounidense

El deporte universitario es un negocio millonario que arrastra a miles de seguidores en todo Estados Unidos.

Un encuentro de la NCAA esta temporada. /GETTY
Un encuentro de la NCAA esta temporada. GETTY
Guillermo García

Guillermo García

¿Se imaginan un partido de la Universidad Autónoma de Madrid con más afición que un encuentro del Real Madrid? ¿O uno de la Universidad de Sevilla superando en color y pasión a un derbi sevillano? Salvando las evidentes distancias eso es lo que sucede en muchos de los partidos que se juegan en la NCAA, la liga universitaria que compite mano a mano con la NBA y la NFL y que es el gran entretenimiento de buena parte de Estados Unidos.

Más allá de las grandes urbes como Chicago, Nueva York o Los Ángeles, el deporte universitario es la verdadera pasión del aficionado medio en los estados del centro del país, que ven en las universidades locales a sus verdaderos equipos. Y rivalidades como las existentes entre Duke y North Carolina en la cancha no tienen comparación en una NBA cuyas canchas se llenan, pero en las que el ambiente tiene menos color y temperatura que en la NCAA.

Es la identificación por cercanía. Ser del equipo de tu estado, sabiendo que hay muchos de ellos que no tienen equipo en el deporte profesional. Son hinchas con las caras coloreadas, con pancartas de ánimo a sus jugadores y cánticos pensados contra los jugadores y las instituciones rivales. Son bandas de música, invasiones de campo, 'secuestro' de mascotas y talismanes de equipos que llevan el orgullo de todo un estado por el país.

Pero por encima de todo es un negocio de lo más lucrativo para los regentes de este deporte 'amateur'. La pasada temporada la liga universitaria generó 1.150 millones de dólares de los cuales más de 900 (915,8) llegan del contrato televisivo y de los ingresos por marketing. Una cantidad de la que las universidades se reparten más de 600 millones de dólares de beneficios y que se irá aumentando de forma gradual hasta 2026, cuando el contrato televisivo llegará a los 1.020 millones de dólares.

Estas cifras son sólo de liga regular. En el 'March Madness' (los enfrentamientos directos entre las 68 mejores universidades del país que termina en una Final Four de la que sale el campeón nacional) los números se multiplican hasta llegar a los 3.100 millones de dólares gracias, sobre todo y otra vez, al contrato televisivo que en este caso consiguió la CBS, que firmó en 2010 un contrato hasta 2024 por 10.800 millones y que extendió hasta 2032 por otros 8.800 'kilos'.

Un dineral al que habría que sumar toda esa 'caja B' que se genera con las apuestas en un cuadro imposible de acertar en su totalidad. Tienes una posibilidad entre 9,223,372,036,854,775,808 probabilidades. Un cuadro imposible que nunca se ha acertado en su totalidad, lo que lo envuelve en cierto halo de misticismo y mágico que lo hace cada vez más atractivo. Todos quieren convertirse en esa primera persona en acertar todo el bracket. De momento, el récord está en 49 enfrentamientos acertados.

Todo esto en cuanto al dinero. Pero la importancia de la NCAA y todo lo que arrastra también se ve con la afluencia a las canchas de las principales universidades del país. La pasada temporada más de 23 millones de espectadores vieron en directo algún partido de la División I de la NBA, siendo la Universidad de Syracuse la líder con una afluencia media de 20.017 espectadores, muy lejos del récord de asistencia que tiene el choque entre Kentucky y Michigan State que se celebró en 2003 en el Ford Field de Detroit ante más de 78.000 aficionados. O todavía más alejado de los 79.444 que se dieron cita en el estadio de los Cowboys y que presenciaron la Final Four de 2014.

Cifras y datos que demuestran lo que mueve la NCAA en Estados Unidos. Sin embargo, los números no son capaces de reflejar toda la pasión que arrastra el deporte universitario, capaz de eclipsar a competiciones profesionales como la NBA o la NFL.

Una competición española

La NCAA también es un gran reclamo para los jugadores españoles que quieren continuar con sus estudios mientras persiguen su sueño de convertirse en jugadores profesionales. Desde hace años la invasión española de la NCAA ha ido en aumento, pero nada como este curso en el que hasta 131 jugadores nacionales participarán en el torneo: 15 hombres y ¡116 jugadoras! que intentarán seguir los pasos de nombres como Santi Aldama o Maite Cazorla, que comenzaron a hacerse un nombre al otro lado del Atlántico.