Shai Gilgeous-Alexander o la estrella menos conocida de la NBA
El canadiense vive el mejor momento de su carrera, pero no recibe el suficiente reconocimiento en los Thunder.

Cuando uno piensa en los Oklahoma City Thunder se imagina a Sam Presti, mánager general de la franquicia, en su despacho haciendo cábalas para ver cómo puede acumular más rondas del draft a base de traspasos. Mientras, el equipo en cancha intenta conseguir alguna victoria furtiva y aprender a competir con una plantilla inexperta y sin una gran estrella que les lleve un paso más allá. Bueno, al menos sin una estrella que tenga un reconocimiento como tal.
El equipo del Chesapeake Arena sí tienen a un jugador diferencial, aunque la falta de foco en una ciudad como Oklahoma y en una franquicia como los Thunder hacen que sus actuaciones pasen desapercibidas para el gran público. Pero la atención no es algo que Shai Gilgeous-Alexander necesite para recorrer su particular camino hacia lo más alto. Total, lleva sin tener el foco encima suyo desde sus primeros pasos en el patio trasero de su casa de Toronto.
Gilgeous-Alexander tenía muy claro desde pequeño que quería ser estrella del deporte. Aunque en un primer momento no sabía exactamente de cuál. Su madre Charmaine había competido en los Juegos Olímpicos de Barcelona como velocista por Antigua y Barbuda y quería que su hijo siguiera sus pasos. Sin embargo, Vaughn Alexander, patriarca de la familia, cambió el paso cuando vio a Shai con un balón en las manos. El esférico era una extensión de su cuerpo y su pasión por estar con ese nuevo 'amigo' sobrepasaba cualquier límite.
Vaughn supo detectar el talento. Y lo potenció. Primero comprando unos abonos en el hoy llamado ScotiaBank Arena de Toronto. Allí, en una de las últimas filas del pabellón, padre e hijo disfrutaban de Chris Bosh y José Manuel Calderón y un estilo que pronto calaría en el hoy jugador de los Thunder. Un baloncesto diferente basado en el movimiento del balón y en el aprovechamiento de los espacios generados a través de bloqueos y pantallas que terminarían dejando lo más solo posible al atacante. Shai no perdía detalle y guardaba todo en su disco duro.
Más tarde, entre partido y partido de los Raptors, Shai y Vaughn intentaban poner todos esos movimientos en práctica. Lo hacían con la canasta que el padre colocó en lo alto del garaje de su casa en una imagen típicamente americana. El hoy jugador de los Thunder botaba y botaba sobre el asfalto y repetía lanzamientos hasta que le dolía el brazo. Sin embargo, para poner en práctica todo lo que veía en el pabellón necesitaba entender los espacios que se generan en una cancha con otros nueve jugadores. Estaba su padre, estaba su primo, el hoy también jugador Nickeil Walker-Alexander, pero faltaban siete más. Así que Vaughn cogió todos los objetos posibles para ayudar a su hijo a imaginar que estaba en un 5x5. Los movía de forma que Shai visualizara las pantallas de sus compañeros y entendiera cómo atacar de forma eficiente y efectiva.

Del patio trasero de su casa, Shai pasó a la cancha donde su conocimiento táctico no pasó desapercibido a Dwayne Washington, director de uno de los programas juveniles más prestigiosos de Canadá. El técnico supo ver en Gilgeous-Alexander a un jugador diferente de todos cuantos habían pasado por sus manos. Alguien con la inteligencia táctica suficiente para triunfar, pero también con la suficiente capacidad de sacrificio para entender lo que cuesta llegar a lo más alto. "Con Shai todo era mucho más analítico. La forma de acercarse al baloncesto era mucho más cerebral. Eran horas y horas de vídeo para luego bajar a la cancha y poner en práctica todos los cortes y movimientos que había aprendido", recordaba Washington en una entrevista concedida a Sportsnet en 2019.
Todo ese trabajo fue dando forma a un jugador diferente, fuera del arquetipo del que parecen salir las estrellas que hoy en día mandan en la NBA. Sin dejar de lado el trabajo físico, Shai no es la figura atlética que domina el juego por su velocidad, su fuerza o su capacidad de salto. El canadiense domina el juego desde la lectura de los espacios, desde el sentido de la anticipación que sabe ver dónde van a estar las pantallas y los bloqueos de sus compañeros y cómo le van a defender sus rivales segundos antes de que esto suceda. Una ventaja de la que ha sabido sacar partido para reclamar su lugar como uno de los mejores jugadores ofensivos en la NBA.
Un papel que ya enseñó en su etapa en los Clippers, donde llegó a cambio de Miles Bridges en la noche del draft. Los angelinos no se equivocaron. Supieron ver el talento de Gilgeous-Alexander, que acumuló 10,8 puntos por partido en su primera temporada en la NBA. Sólo la poca paciencia de los Clippers y su necesidad de ganar ya le impidieron seguir bajo las colinas de Hollywood. El hermano pequeño de Los Ángeles vio la posibilidad de hacerse con Paul George, estrella ya consolidada en la liga, y no dudaron en mandar a Shai a Oklahoma, que comenzaba a coleccionar cromos de futuro en sus filas.
Piezas para el mañana entre las que el jugador canadiense se convertiría en el líder. Una estrella que ya brilla hoy y del que todavía sólo han llegados sus primeros rayos de luz. Con sólo 24 años el escolta es el sexto mejor anotador de la NBA (30,5 puntos por partido) por delante de nombres como Kevin Durant, Ja Morant, Trae Young o Devin Booker. Y además, en esta ocasión, tras tres temporadas perdiendo partidos casi por obligación, sus números sirven para mantener a los Thunder, que ahora mismo son décimos del Oeste con seis victorias y siete derrotas. Un balance impensable hace sólo unos meses.
Shai Gilgeous Alexander es nombrado jugador de la semana en el Oeste promediando 32 puntos y 8 asistencias y con un récord de 3-0 con los Thunder ⚡
— NBA - Línea de 3 🎯 (@linead3_nba) November 3, 2022
Qué inicio de temporada de Shai y que pedazo de jugador que es, liderando a un equipo lleno de jóvenes sin experiencia en la l… pic.twitter.com/JAhOYfI35m
Ahora el siguiente paso para Shai es conseguir que las luces empiecen a enfocarle a él y a los Thunder, que le empiecen a tener en cuenta. De momento esta temporada lo está logrando. Tras su última actuación ante los Knicks (37 puntos) acumula tantos partidos por encima de los 35 puntos este curso (4) como en sus cuatro primeras temporadas en la liga. Además es uno de los mejores anotadores en 'isolation' de toda la NBA, prueba de que sabe generarse y aprovechar los espacios como nadie en una liga que, por fin, está descubriendo a su estrella menos conocida.