Los niños no quieren ser como Jokic (aunque deberían)

Nikola Jokic ha empezado la temporada NBA como la acabó. Dominando el postpartido, terreno para los devotos de la numerología con el triple doble, ganando en el marcador su equipo y ya para los que le guste de verdad el baloncesto, dominando la mayoría de las acciones que necesitan su concurso. Sus puntos y asistencias explican la incidencia en el juego en un equipo campeón que batió anoche en el partido que abría la temporada contra los Lakers de LeBron. Sus pases de canasta son geniales con ese hombro inteligente y flexible o son pertinentes sumando un pase adecuado y la pantalla que su cuerpo 16:9 tras mano a mano proporciona a los compañeros. La ventaja la crea su telemetría o su estructura ósea más tejido adiposo. Más espacio para tirar solos o poco punteados.
Nikola Jokic, es el único MVP que no tiene una línea propia de calzado deportivo de los 9 jugadores en activo que han recibido ese galardón. Tela…
O Goma. Y otros materiales los que componen su calzado, personalizado con su logo de "Joker" pero modelo con el nombre de otro. Lo que para muchos es el déficit de Nikola Jokic: "su imagen no vende" es palmariamente su ventaja vital. Si no le llaman para más spots publicitarios, para poner su nombre en más productos, es tiempo ganado para él, para su familia y para sus caballos. Recordemos que Jokic decidió no participar con su selección en la Copa del Mundo, donde Serbia ganó la plata. El mejor jugador de la NBA prefirió descansar y volver a los establos por más tiempo para sanar de otra temporada tan emocionante. Y estar preparado para la siguiente, en la que estará realmente exigido. Ganar es muy difícil, repetir la victoria final es lo extremadamente valioso. Cuando todos los demás ya están avisados.

Nikola Jokic no tiene la sonrisa carismática de Michael Jordan (ni su salto…), no es guapo como lo era Kobe Bryant, no tiene la capacidad 360 de Lebron James de controlar juego, físico, negocios presentes y futuros y además posicionarse políticamente. Es solamente y nada menos que un jugador de baloncesto que juega fundiendo capacidades táctico-espaciales con sus terrenales 2,11 cm (terrenales porque apenas se levanta del suelo).
Los ejecutivos de la NBA, de las marcas de calzado y ropa deportiva, de los productos de mayor consumo para la juventud americana y mundial no se sienten atraídos por un jugador que solamente juega y además cepilla la crin de sus caballos. Canastas y establos. Al final de todas las stories de Instagram hay otro partido de baloncesto que jugar y que ganar. Ese mate viral no lo ganará por sí solo, una actuación sólida colectiva, sí.
Jokic debería ser más admirado e imitado en la dimensión de jugador generoso que no solo anota puntos en base a sus giros o a sus tiros nada estéticos a una pierna, sino que se asocia con la mirada y el pase con compañeros que sabe que el espacio que hay delante de ellos es una oportunidad de recepción y canasta.
Jokic debería ser más admirado porque disfruta mucho de las cosas sencillas, aunque cerca de ellas huela a estiercol. La satisfacción del bienestar de sus caballos. Su cuadra se llama "Dream Catcher", nombre de su primer caballo y que define mucho lo que es él, un atrapador de sueños que llegó al anillo, a los premios de MVP y al dominio del juego desde muy lejos, donde nadie lo esperaba, una segunda ronda en el draft y el consumo excesivo de bebidas carbonatadas. Pero él ha demostrado que su trayectoria y su figura solamente ha sido propensa a destrozar clichés y mitos marquetinianos.
Los niños no querrán ser como Jokic, pero Jokic no ha dejado de ser como ellos. Amor por el juego, amor por los animales. Y sonreír. Así acabó la pasada temporada, así ha empezado.