NBA

Miami Heat y la medianoche de la Cenicienta moderna

Miami se convirtió en el segundo equipo en meterse en unas finales desde la octava posición, pero como los Knicks en 1999, cayó en cinco partidos.

Jimmy Butler celebra el triunfo de Miami en las finales de conferencia ante los Celtics./AFP
Jimmy Butler celebra el triunfo de Miami en las finales de conferencia ante los Celtics. AFP
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Al empezar los playoffs, Milwaukee Bucks y Boston Celtics salían como favoritos. No para ganar el Este, donde habían sido superiores y han dominado en los años anteriores, sino para ganarlo todo. Eran los dos mejores récords de la NBA, pero ambos tenían un objetivo en primera ronda: evitar a Miami Heat. Los de Erik Spoelstra, en una temporada regular atípica, accedieron a la postemporada vía playin y solo faltaba saber si serían séptimos y abrían ante Boston, octavos y jugaban contra Milwaukee o caían eliminados a las primeras de cambio. Sin importar el rival, los Heat no eran candidatos para el anillo. Ni siquiera se esperaba que ganaran más de dos partidos de primera ronda. 

Pero apareció Jimmy Butler. Fue el primer príncipe de esta Cenicienta, el que despertó a los Heat del letargo de la temporada regular en una serie histórica. Los 37.2 puntos anotados con casi un 60% de campo quedarán para el recuerdo de la NBA, además de las noches consecutivas con 56 puntos para remontar diez puntos a los Bucks en los últimos seis minutos, y 42 en el quinto y definitivo, con un tiro sobre la bocina para mandar el partido a la prórroga y un extra tiempo para mandar a Milwaukee a casa. El favorito tardaba cinco partidos en quedar eliminado y Jimmy Butler, solito, conseguía meter a los Heat en segunda ronda, aunque por el camino perdían a Tyler Herro y Victor Oladipo. 

Para segunda ronda se repetían las series de finales de siglo. Miami se encontraba con unos Knicks que tres años seguidos, de 1998 a 2000, dejaron al equipo de Florida por el camino al anillo. Y para más inri, al final del primer partido, Jimmy Butler caía sobre el pie de Josh Hart y tenía que ser atendido por un dolor el tobillo. Se perdería el segundo encuentro, pero para su vuelta, ya en Miami, los Heat eran muy superiores. Esta vez no necesitaron un superhéroe con capa, capaz de volar, porque hasta seis jugadores de los Heat terminarían en dobles dígitos. Se acababa la historia de Jimmy, ahora empezaba una todavía más hipnótica: los jugadores de rol de Miami y sus porcentajes de tiro.

Caleb Martin pasaba de 9.6 puntos en temporada regular tirando 35.6% en el triple a 12.7 con 42.3%, y no era el único. Gabe Vincent, sin Tyler Herro, crecía de 9.4 a 12.7 también, subiendo hasta el 37.8% (nunca en su carrera había tirado por encima del 36%). Aparecía hasta un Duncan Robinson al que Spoelstra había marginado durante la temporada regular y que acabó siendo clave en las series ante Boston y Denver, con noches de 22 puntos o rachas de 10 consecutivos. Incluso Haywood Highsmith, en los pocos minutos que jugó, tiró en un impensable 50% en el triple. Ellos fueron la clave ante Boston, tras superar a New York desde la defensa: anularon a Julius Randle, dejaron solo a Brunson y pasaron en seis. 

Esperaba la roca más dura en el camino, y al tercer partido, Miami estaba 3-0 arriba. Caleb Martin metió 25 en el segundo partido desde el banco, Gabe Vincent 29 en el tercero y cuando menos lo esperaba Boston, tenían que intentar una remontada histórica. Casi lo logran, pero en el séptimo volvieron a aparecer ellos para matar la serie: 26 de Martin, 10 de Duncan Robinson vengativo y otros 10 de Gabe Vincent. Caleb acabó con más puntos que Jaylen Brown en la serie, el doble de triples que Jayson Tatum y más rebotes que Al Horford tirando con un histórico 60% de campo. Fue su serie, el mejor momento de su carrera, aunque el MVP se lo llevó un Jimmy Butler que seguía apareciendo en los momentos más clutch.

Se metieron en las finales. Un equipo de playin nunca había ganado más de dos partidos en unos playoff y Miami no solo superó esa cifra: fue el primero en ganar una serie, el primero en meterse en unas finales de conferencia, hitos que igualaron los Lakers, y el único en jugar unas finales. Solo los Knicks, en 1999, habían estado en la serie por el anillo entrando en el playoff como octavo seed de la conferencia. Y como aquel equipo de New York, las finales fueron la medianoche de su historia, también en cinco partidos ante un rival que, simple y llanamente, fue superior y tenían al mejor jugador del planeta. Para siempre quedarán los Heat de 2023 como un equipo que superó todas las expectativas, pero que no pudo vencer al mejor equipo del mundo. Porque no todas las historias de Disney acaban bien.