Joe Lacob, el otro Curry que ha transformado a los Warriors
El empresario de Massachusetts adquirió el equipo en 2010 tras vender una parte de los Boston Celtics.

Los Golden State Warriors han certificado su dominio de la NBA en la última década gracias a los cuatro anillos y las seis finales disputadas desde 2015. Una hegemonía que comenzó a fraguarse con la elección de Stephen Curry en el draft de 2009 pero, sobre todo, con la entrada de Joe Lacob como máximo accionista de un equipo que en 2010 apenas competía por un puesto en los playoffs.
Si Curry ha cambiado por completo el baloncesto, haciendo del triple un arte y agrandando la cancha hasta donde no se pensaba que se pudiera amenazar con un lanzamiento, Lacob ha hecho lo propio desde los despachos, ampliando la concepción del baloncesto como un espectáculo y como una fuente inagotable de negocios. Una visión que ha hecho que la franquicia californiana haya multiplicado su valor por 15 en apenas 12 años, pasando de los 450 millones de dólares que le costó el equipo a Lacob a los 7.000 que vale en la actualidad.
Lacob, que nació en Massachusetts, creció siendo fan de los Boston Celtics y su aura ganadora gracias a figuras como Bill Russell. Sin embargo, no tardó en cambiar de chaqueta. En su adolescencia su familia se mudo a California por el trabajo de su padre y Joe, enamorado desde pequeño de la NBA, se enfundó la camiseta de los Lakers como un hincha más.
Un inversor de éxito
Estudiante destacado tanto en el instituto como en la universidad, Lacob no tardó en graduarse en Biología, especializándose en epidemiología en la Universidad de Irvine. Una especialización que según el hoy dueño de los Warriors le ha llevado a entender mejor el mundo de las estadísticas en el deporte. Además, realizó un máster en salud pública, en la Universidad de UCLA y otro máster en Administración por la Universidad de Stanford.
Con un currículo académico impecable Lacob fue fichado por Kleiner Perkins, un fondo de inversión de alto riesgo al que pronto hizo ganar mucho dinero con sus inversiones en startups (invirtió en más de 50) y en el mundo de la tecnología médica, en aplicaciones de Internet y en el sector energético. Inversiones que multiplicaron los dividendos del fondo y que a Lacob le valieron para convertirse en socio del mismo. Sin embargo, en su cabeza el deporte y, principalmente el baloncesto, seguían ocupando el espacio más importante.

El baloncesto femenino y los Celtics
Su primera aventura fue como uno de los primeros inversores de la American Basketball League. Una competición femenina que apenas duró tres temporadas (de 1996 a 1998) ante el empuje de la recién nacida WNBA, pero por la que pasaron nombres como Theresa Edwards o Dawn Stanley, la actual entrenadora de South Carolina y una de las mejores jugadoras de la historia de la WNBA.
El batacazo de la ABL le hizo dejar momentáneamente el mundo del deporte. Sin embargo no tardó mucho en volver al baloncesto. Concretamente ocho años. En 2006 Lacob se convirtió en accionista minoritario de los Boston Celtics, con los que 'ganó' su primer anillo en 2008. El presente era verde, aunque él seguía mirando hacia California y concretamente a Oakland, a unos Warriors de los que se había convertido en fan y abonado durante la década de los 90, con Mullin y Hardaway a la cabeza.
En 2010 Lacob vendió sus acciones de los Celtics para comprar junto a Peter Gerber, CEO del grupo Mandalay, los Golden State Warriors. Su oferta no era la mayor de todas, "pero su pasión por el equipo y su visión" convencieron a Chris Cohan a aceptar los 450 millones de dólares que Joe había puesto sobre la mesa para comprar unos Warriors a los que quería transformar por completo y convertir en la gran referencia de la NBA.
El plan de Lacob para transformar San Francisco
Y lo consiguió. ¿Cómo? Con un plan estratégico claro. En el terreno deportivo apostando por jugadores del draft como Klay Thompson o Draymond Green y entrenadores con experiencia como jugadores como Mark Jackson o el exitoso Steve Kerr. Y en el ámbito económico con un plan de negocio claro que pasaba por llevar al equipo de la deprimida Oakland a la boyante San Francisco, al otro lado de la Bahía.

En esa hoja de ruta también estaba el cambio del Oracle Arena al Chase Center. Un pabellón moderno y que ha supuesto una auténtica revolución en la concepción de un recinto deportivo como un negocio. Con un coste de 1.400 millones de dólares, el Chase Center acoge cada noche a 18.000 espectadores, entre los que destacan los 44 palcos vip que se alquilan por valor de entre 1,2 y 2,25 millones de dólares y que incluye un empleado de servicio a su disposición, un salón con sofá cama y asientos en primera fila para disfrutar de los partidos.
Una concepción del deporte como negocio que ha llevado a Lacob a vender su producto como nadie. De hecho, el dueño de la franquicia entiende que todo lo que tiene que ver con los Warriors tiene valor de mercado y por ello busca patrocinadores y socios en todos lados, además de tener su propia productora para música, eventos y productos audiovisuales (Golden State Entertainment) y crearon una plataforma (Suitexchange) para gestionar las suites y palcos de lujo del Chase Center, sin depender de empresas externas. Y todo con el éxito deportivo acompañando a un equipo que es el reflejo de un propietario con una visión muy clara: los Warriors tenían que ser el mejor equipo de la NBA en todos los aspectos. Y lo ha conseguido.