NBA

Los Jazz se hacen fuertes en casa

Se les esperaba en la parte baja de la clasificación, pero los Jazz, convirtiendo su pabellón en un fortín, están luchando por meterse en playoffs por delante de Dallas y Warriors.

Lauri Markkanen machaca en presencia de Naji Marshal en la última victoria en casa de los Jazz./Efe
Lauri Markkanen machaca en presencia de Naji Marshal en la última victoria en casa de los Jazz. Efe
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Los Pelicans sumaban siete victorias seguidas, jugando el mejor baloncesto de la NBA. Defensa top-3 de la liga y uno de los seis mejores ataques, con Zion entrando en la lucha por el MVP y todo sin Brandon Ingram, parte de su big-3. Son el equipo de moda, la buena noticia del Oeste, conferencia que lideran. Llegaban a Salt Lake City repletos de confianza, favoritos y sin bajas, más allá del ya mencionado Ingram. A los Jazz no les importó lo más mínimo el contexto. 

El equipo de Will Hardy rompió la racha de un plumazo. Es ya casi una tradición NBA, cuanto más larga es una racha, más dura será la derrota que la cierre. Y más si es por partida doble, como ha sucedido con la doble visita de unos Pelicans que no encuentran el modo de asaltar Salt Lake City. Un fortín inexpugnable para toda la NBA y que mantiene al equipo de Utah en la lucha por los puestos de playoffs en el Salvaje Oeste.

Con ellos todo es más fácil

Conley volvió el viernes ante Minnesota con restricción de minutos y descansó en Denver. Markkanen se ha perdido tres seguidos y Jordan Clarkson no jugó el sábado tampoco por problemas en la cadera. En el primer duelo ante New Orleans volvieron todos, los tres titulares, para cambiar la cara de unos Jazz que son dos equipos diferentes en casa y como visitantes. Con la de ayer, suman ya 11 victorias en el estado de Utah como locales con solo cinco derrotas. El récord fuera de casa es de 5-9, uno que no garantizaría a un equipo jugar playoffs en el Oeste.

Con ellos el equipo tiene un ratio neto de +4. Cuando no están los tres, en cualquier variante excepto una (Clarkson, Markkanen en pista, Conley fuera), son peores que el rival. El peso que han tenido los tres jugadores en el proyecto de Will Hardy y Danny Ainge es inesperado, sobre todo porque el finés acaba de llegar traspasado por Donovan Mitchell. Y no es la única cara nueva que está rindiendo al máximo nivel: Kelly Olynyk por Bogdanovic, Jarred Vanderbilt, Malik Beasley y Walker Kessler parte del paquete por Gobert y Talen Horton Tucker por Beverley. Y falta el mejor Collin Sexton. 

Alexander-Walker celebra un triple ante los Pelicans. Reuters
Alexander-Walker celebra un triple ante los Pelicans. Reuters

Will Hardy también es novato, la gran apuesta de los Jazz, perp ha sabido entender qué necesitaba el equipo en cada momento. Sin una estrella ha encontrado en Markkanen un referente y en Clarkson un anotador, pero sabe que necesita a los más veteranos, Mike Conley o Kelly Olynyk, para que el proyecto funcione. Pero la base es hacer del pabellón un fortín. El equipo en casa tira un cuatro por ciento mejor de campo y desde el triple, anotando 6.8 puntos más que cuando juegan fuera de casa. La diferencia es en casi todas las categorías: más asistencias (27.4 por 25.9), más robos (7.5 por 7.1) y solo en rebotes baja, por la cantidad de tiros fallados.

La idea de ir a por Wembanyama ha quedado en el pasado. Los Jazz no solo ganan, convencen. Y cuando juegan en casa no hay rival demasiado grande, ni los Pelicans. El equipo de Hardy, Markkanen, Conley y Clarkson es una alegría para el aficionado neutral y un sueño para el local. Porque hace meses perdían a Mitchell y Rudy Gobert, pero ahora tienen algo mejor: identidad.