Imagen surrealista en la NBA: se cargan el aro y tardan más de 35 minutos en repararlo

Era el choque más atractivo de la noche. El duelo entre los mejores equipos de cada conferencia. Sin embargo, el Nuggets-Celtics no pasará a la historia de la liga por su resultado (123-111 a favor de los de Colorado) ni por la gran actuación de Nikola Jokic, que terminó el choque con otro triple-doble de 30 puntos, 12 rebotes y 12 asistencias y que consolida su candidatura para conquistar su tercer MVP consecutivo.

La imagen que marcó el enfrentamiento entre el líder del Oeste y el primer clasificado del Este se produjo a falta de ocho minutos para el final del último cuarto. Robert Williams, pívot de los Celtics, machacaba la canasta rival tras una asistencia de Jaylen Brown y dejaba el aro ligeramente torcido. Una circunstancia de la que los árbitros se dieron cuenta más de un minuto más tarde (en ese lapso de tiempo los de Boston anotaron un triple), cuando durante un tiempo muerto pidieron a los operarios que repararan los daños.

Y lo que tenía que haber sido una mera anécdota más ha quedado como una imagen para la historia de la NBA. Se necesitaron hasta seis operarios del Ball Arena, dos escaleras y más de 35 minutos para reparar el aro (tuvieron que quitar el borde exterior del tablero) dañado por el mate del jugador de Boston. Una demora que levantó ampollas y críticas entre los jugadores, que no sabían qué hacer y cómo mantenerse activos mientras duraban las reparaciones.

Especialmente crítico se mostró Jaylen Brown, jugador de los Celtics, que no dudó en señalar que tras tanta espera el aro ni siquiera estaba reparado. "No había comunicación entre ellos. Se pasaron todo el tiempo intentando repararlo, pero cuando volvimos a jugar ni siquiera estaba nivelado. Al menos en mi opinión. Hemos perdido el tiempo", señalaba una de las estrellas de Boston.

El paréntesis en el partido dejó imágenes curiosas entre los jugadores, que intentaban mantenerse calientes saltando por la cancha y corriendo por ella. Pero nada como DeAndre Jordan, jugador con pocos minutos en la rotación de los Nuggets, y que intentaba mantenerse entretenido jugando a piedra, papel o tijera con sus compañeros.