Damian Lillard y el reto de compaginar el jugador y la persona: "Ha sido la transición más dura de mi vida"
El base se sinceró en su vuelta a Portland como jugador de los Bucks, y lo difícil que está siendo su primera temporada en Milwaukee.
La pasada semana, los Bucks visitaban Portland por primera y única vez esta temporada. Un partido que aficionados de los Blazers y de la NBA en general tenían en el calendario por la vuelta de Damian Lillard a la ciudad que le convirtió en una estrella. Dame pasó 11 temporadas en Oregon, la franquicia que le eligió en el draft de 2012, con la que llegó a unas finales de conferencia y de la que se fue como máximo anotador histórico. Pero al ser traspasado en septiembre rumbo a los Bucks, equipo en el que juega esta temporada, la transición que tuvo que hacer no fue únicamente la del jugador. Porque al mismo tiempo que intenta encajar en el vestuario de los Bucks, Lillard está pasando por la peor etapa de su vida.
El pasado verano fue un momento durísimo en su vida. En julio, el jugador le pidió el traspaso a su franquicia, a poder ser rumbo a Miami Heat. Tras ser enviado a los Bucks, tan solo unos días después del traspaso, el base solicitó el divorcio a su pareja, a la que conoció en la universidad y con la que tiene tres hijos. "Probablemente, ha sido la transición más dura de mi vida, todo sea dicho", decía tras la derrota de los Bucks. Porque ha tenido que aprender a ser jugador en un sistema nuevo, primero a las órdenes de Adrian Griffin y ahora Doc Rivers, y al mismo tiempo ser una persona completamente diferente. Con sus hijos a tres husos horarios de diferencia.
Lillard admitió tras el partido como la temporada está siendo un proceso, un trabajo de equilibrio en varios niveles. Y que por momentos le está costando encontrar ese balance. Porque sus prioridades son claras: "Por mucho que me guste el baloncesto y me encante mi trabajo, no me importa más que mis hijos". No está poniendo excusas sobre su rendimiento, promediando más de 25 puntos por partido con Milwaukee peleando por la segunda posición en el Este, sino siendo honesto. Lillard es ganador del premio a la excelencia entregado por los periodistas que cubren la NBA por su cooperación y la rueda de prensa en el Moda Center fue un ejemplo más.
"Como personas que somos, al acabar el partido te tienes que ir a casa con tus problemas. Y como todo el mundo que ve nuestros partidos y luego se va a su casa, también juega un efecto en como nosotros hacemos nuestro trabajo o cómo va nuestro día" explicaba. Para muchos jugadores, al entrar en el rectángulo que es el parqué, la mente se vuelve un espacio vacío y solo hay lugar para el baloncesto. El Lillard actual es mucho más maduro y su cabeza puede permitirse varias ideas: "Ya no tengo 21 años, tengo tres hijos. Estoy muy unido a mi familia, pero estoy pasando por un divorcio". Y eso tiene que influir en su rendimiento.
Lillard ha sido uno de los señalados tras la destitución de Adrian Griffin como entrenador de los Bucks. El novato, en su primera oportunidad en un banquillo NBA, duró apenas 43 partidos y uno de los motivos fue la horrible defensa del equipo. El cambio de Damian Lillard por Jrue Holiday fue el inicio de la crisis defensiva, y la crítica ha sido constante con el base de los Bucks. La llegada de Doc Rivers es un reto, y Lillard pone a los Celtics de 2022 como espejo. "En enero todavía no habían descubierto su defensa. Y no quiero decir que nos vaya a pasar lo mismo, pero podemos estar hoy en un sitio y a final de año en otro". Y si quiere llegar a las finales, Dame tendrá que aprender a equilibrar el jugador y la persona.