Brad Stevens, el arquitecto de los mejores Boston Celtics de la década

Hace apenas año y medio, un terremoto sacudió la ciudad de Boston. El epicentro estaba situado en el TD Garden, el pabellón de los Boston Celtics. La franquicia más laureada de la historia de la NBA junto a los Lakers cambiaba por completo su cara. Abandonaba el barco Danny Ainge, ilustre presidente de operaciones y hombre clave en la reconstrucción post Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen. La sorpresa mayúscula llegaba cuando se conocía su sustituto. Brad Stevens, hasta entonces entrenador de los Celtics, dejaba su puesto en el banquillo para ocupar el despacho que tenía Ainge. Una decisión sorprendente pero que no ha podido ser más positiva para los 'Orgullosos Verdes'.

Su primera misión estaba clara, tenía que encontrar a alguien que ocupase su puesto de entrenador. La tarea no era sencilla, pero no tardó mucho en solventarla. De la mano del núcleo duro de la plantilla, Stevens puso sus ojos en Ime Udoka, técnico que había aprendido al lado de Gregg Popovich en San Antonio. A su llegada, el nuevo míster se encontró con el primer gran movimiento en la plantilla. Kemba Walker dejaba la franquicia tras una decepcionante etapa en Boston y a cambio llegaba Al Horford, un veterano muy querido por los aficionados de los Celtics y que prácticamente no había jugado el curso anterior al no entrar en los planes de Oklahoma, equipo en el que militaba. Este primer movimiento no pudo salir mejor. El primer acierto rotundo de Stevens en los despachos. 

El nuevo base de los Celtics sería Marcus Smart, un jugador defensivo al que siempre se le había discutido su capacidad para ser el creador de juego en Boston, algo que ya se ha encargado de desmentir por completo. El '36' renovó su contrato con la franquicia en agosto de 2021 a cambio de 77 millones por cuatro años. Una semana después hizo lo propio Robert Williams III, pívot titular que firmó una ampliación también de cuatro años por 54 millones de dólares.

Echando una ojeada por los salarios que se mueven en la NBA y las expectativas que hay de cara al próximo límite que manejarán los equipos con el nuevo contrato televisivo, no cabe duda que las renovaciones de los dos titulares en los Celtics son una ganga absoluta para la franquicia. Y ya van tres aciertos rotundos de Stevens en los despachos.

Todo ello, junto a otros movimientos algo menores pero importantes (llegadas de Josh Richardson y Schröeder, no renovación de Fournier y salida de Tristan Thompson) y que en buena medida trataban de deshacer lo construido por Ainge en los años anteriores, comenzaron la temporada. Y lo hicieron de manera irregular. El equipo no terminaba de arrancar y se plantó en el mes de enero fuera de los puestos de playoffs. Y en ese primer mes de 2022 cambió todo.

Los Celtics forjaron la mejor defensa de la liga y comenzaron a ganar y ganar. Ello impulsó a Stevens a moverse antes de que se cerrase el mercado y se hizo con Daniel Theis (clave meses después) y, sobre todo, Derrick White, un base/escolta que encajaba a las mil maravillas en Boston y por el que apenas dieron a Richardson y Langford. Cuarto acierto rotundo de Stevens en los despachos.

La temporada fue exitosa, con el equipo llegando a las Finales, donde cayó ante los Warriors de Stephen Curry. El crecimiento llegó mucho más rápido de lo esperado, pero ya estaba ahí y tocaba seguir moviendo cosas el pasado verano. Una de las cosas que se le echó en cara a Boston la pasada campaña era la falta de anotación desde el banquillo, algo que Stevens quiso corregir. Y vaya si lo hizo.

En una operación que pasó por debajo del radar, Malcolm Brogdon aterrizó en el TD Garden para liderar la segunda unidad a cambio de Theis, Nesmith y el pick de primera ronda del próximo año. Es decir, a cambio de jugadores que no contaban en absoluto y una primera ronda baja. Quinto acierto rotundo de Stevens en los despachos. También llegó Gallinari a cambio de poco dinero, aunque el italiano se lesionó de gravedad antes del Eurobasket y se perderá casi toda la temporada.

El presente es de lo más esperanzador. Nadie tiene un récord mejor que el suyo en la NBA cuando ya se ha superado el primer cuarto de temporada, Tatum aparece en los primeros puestos en la carrera por ser MVP, Jaylen Brown apunta a entrar en uno de los mejores quintetos este curso y el nivel ofensivo del conjunto de Boston nunca antes se había visto en la liga.

De los jugadores que terminaron la pobre temporada 20/21 tan solo quedan seis en plantilla (Tatum, Brown, Robert Williams, Grant Williams, Pritchard y Smart). El resto son adquisiciones que ha realizado Brad Stevens desde las oficinas. Si consigue cerrar las renovaciones de Grant Williams y Jaylen Brown (2024), los Celtics, que en la actualidad son el mejor equipo de toda la NBA, tendrán cuerda para mucho rato.