LIGA FEMENINA ENDESA

Paula Saravia y el poder de la familia para cumplir un sueño: "Sin ellos habría dejado el baloncesto"

La jugadora de Estudiantes recuerda sus comienzos cuando viajaba a diario desde Alcázar de San Juan a Madrid para entrenar y llegar a ser profesional.

Paula Saravia, jugadora de Estudiantes./Relevo
Paula Saravia, jugadora de Estudiantes. Relevo
Equipo Relevo

Equipo Relevo

Entre Alcázar de San Juan, Ciudad Real, y el Polideportivo Antonio Magariños en Madrid hay 160 kilómetros. Dos menos en el sentido contrario, según Google Maps. En total, 318 kilómetros que se convierten en casi cuatro horas de coche entre ida y vuelta. Una distancia más que considerable para hacerla a diario. Sin embargo, todo trayecto es poco si el final del mismo es el sueño de ser jugadora profesional de baloncesto.

Paula Saravia, jugadora de Estudiantes.Relevo

Este es el camino que durante cuatro años ha tenido que hacer Paula Saravia para alcanzar la cima, para llegar al primer equipo de Estudiantes. Pero no lo hizo sola. Junto a ella estaba su padre Juan José, ex jugador de baloncesto y pieza clave para entender el éxito de esta joven escolta, bronce en el último Mundial sub18 de 3x3 y una de las grandes promesas del deporte de la canasta en nuestro país.

De Juan José fue la idea de que su hija, que empezó jugando al fútbol, hiciera las pruebas del conjunto colegial. Y suyo fue también el esfuerzo, durante cuatro años, de acompañar a su hija a cada entrenamiento desde Alcázar. "Yo a mi padre le debo todo. Al final es la persona que ha confiado en mí en el primer momento y el que ha visto cosas en mí que incluso yo no las veía", recuerda Paula en conversación con Relevo.

La hoy flamante 'Women in Black' (así se conoce al equipo colegial en la Liga Femenina Endesa) es el mejor ejemplo de la importancia que tiene la familia para perseverar en la búsqueda de un sueño y no abandonar por el camino. Un problema cada vez más común, según apunta el proyecto 'Basket Girlz', un proyecto de Endesa que indaga sobre las causas del abandono prematuro en el baloncesto femenino. Razones como la falta de tiempo para los estudios (71% de las jugadoras que se sometieron al estudio lo señalan como causa) o la ausencia de apoyo familiar, que en el caso de Paula Saravia fue crucial para seguir en la cancha.

"Mi padre se convirtió en mi lugar seguro cuando no sabía si lo estaba haciendo bien o mal. Es mi mejor amigo"

Paula Saravia

"Sin el apoyo de mi padre y de toda mi familia seguramente habría dejado el baloncesto", asegura la escolta de Ciudad Real sobre la importancia de encontrar en casa el ambiente adecuado para seguir con el baloncesto. "Esos viajes con mi padre se convirtieron en mi lugar seguro cuando no sabía si lo estaba haciendo bien o mal. Al final él es como mi mejor amigo y con sólo mirarme sabía lo que me quería decir. Echo de menos esas horas en coche, aunque ahora lo pienso y digo, ¡vaya tute!".

Paula Saravia posa para Relevo durante la entrevista. Relevo
Paula Saravia posa para Relevo durante la entrevista. Relevo

El cálculo de horas y kilómetros (mil semanales durante cuatro años, más o menos) al volante del coche se hace casi imposible, pero para Juan José el esfuerzo también mereció la pena. "Yo creo que no llegamos a pensarlo bien cuando la cogieron. De haberlo pensado igual no lo hubiéramos hecho", recuerda entre risas. "Para mí todo esto ha sido disfrutar, sobre todo de ella. Además, la paliza era para ella, que era la que venía en el coche y a la que le tocaba salir a entrenar".

"Los momentos de duda son los menos y yo creo que ha merecido la pena. Sobre todo por el camino recorrido"

Juan José Saravia

La sonrisa de Paula no disimula el orgullo que siente por su padre. Sobre todo al recordar todo el tiempo que pasaron juntos en ese habitáculo. Daba igual la hora ("En su última temporada de cadete salíamos de entrenar sobre las 23:30 y llegábamos a casa a la 1:30", recuerda Juan José) o las inclemencias y las averías mecánicas ("Hemos llegado a conducir con nieve, hemos pinchado..." rememora Paula). El coche era su casa: "Mi coche se convirtió en mi lugar de estudio. Mi cocina, mi dormitorio, mi lugar seguro. Al final, yo me tiraba 15 horas a la semana en el coche".

Replantearse las dificultades

Y todo por cumplir un sueño. Ese que termina con Paula encestando en las canastas del Magariños ayudando al primer equipo de Estudiantes. Pero eso cuesta y entran las dudas. Sobre todo cuando a tu alrededor ves a las chicas de tu edad optando por otro camino. Sin embargo, Paula lo tiene claro, nunca valoró el abandono y anima a otras chicas para que tampoco lo hagan: "Lo que les digo es que se replanteen lo que quieren hacer de verdad y si es por una mala racha en el deporte, si sigues trabajando y esforzándote, al final llega lo bueno".

Juan José Saravia también lo ve así. El valor del esfuerzo y de no rendirse es fundamental para llegar al final del camino. Ese que en su caso desembocaba en Madrid o en Alcázar de San Juan. "Los momentos que dudas son los menos. Pero ha merecido la pena. Ya no por el momento que está viviendo ahora, que parece que es más fácil decir que ha merecido la pena por donde ha llegado. No, ha merecido la pena el camino. Mi idea, no sé si acertada o equivocada, es haberle explicado la dureza de esto y lo difícil que es llegar. Ella tampoco ha llegado. Está en ese primer paso que tienes que dar y puedes llegar o te puedes quedar. Pero la familia es básica para poder darlo". Y también para no dejar esa senda elegida, que en el caso de Paula la ha llevado a lo más alto.

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