Laura Grande y su lucha contra el cáncer de mama: "Esto no puede conmigo; para chula chula, yo"
La madrileña, integrante de la primera Selección de baloncesto campeona de Europa en 1993, recuerda en Relevo cómo superó el cáncer para volver a la cancha.

En 1993, con sólo 20 años, Laura Grande entraba a formar parte de la historia del baloncesto español. En Perugia, sin apenas atención y casi por sorpresa, la jugadora madrileña y otras 11 pioneras conseguían la primera medalla de oro continental para el baloncesto español. La siguiente tardaría 16 años en llegar. Fue en 2009, en el Eurobasket masculino de Polonia. Sólo para ponerlo en perspectiva.
"Éramos un grupo súper unido, que lo pasamos súper bien. Fue de mis primeras participaciones en la Selección, con lo cual fue llegar y besar el santo", apunta Laura en conversación con Relevo. "Lo recuerdo con mucho cariño, además con esa gente tengo relación a día de hoy y hay gente muy importante en mi vida. Y luego sobre todo, recuerda que con el tiempo yo creo que valoras más lo que has conseguido que cuando lo vives".
Pasaron 17 años y Grande se convirtió en un nombre clásico en la Liga Femenina. Una jugadora con más de 360 partidos en la competición doméstica y que acumulaba 94 internacionalidades a sus espaldas. Una veterana que en 2010 se disponía a preparar una nueva temporada en el Pio XII. Pero no iba a ser una pretemporada como otra cualquiera.
"Saliendo un día de la ducha, al echarme el desodorante, me di cuenta de que tenía un bulto en el pecho", recuerda Grande sobre el primer día que notó que algo no iba como debía, aunque en un primer momento "no le preste mucha atención, dije que era un ganglio que se me había inflamado. Lo que pasa es que con el tiempo dije: 'Madre mía, esto no baja ni nada'. Y entonces ya fue cuando me fui al ginecólogo".
Seis meses después de esa revisión se le diagnosticó un cáncer de mama y tuvo que pasar por el quirófano. "Me operaron en julio, que fue cuando me lo diagnosticaron, porque en un principio el primer diagnóstico fue un quiste. Yo creo que ese diagnóstico no fue del todo acertado porque en menos de un año se convirtió en un carcinoma infiltrante y se me había extendido por la cadena linfática".
Han pasado 13 años de aquel proceso, pero Grande tiene muy fresco el momento en el que le comunicaron la noticia y cómo fue su reacción. Como si estuviera en la cancha: "Lo primero que pensé es: 'Venga, pues vamos al lío. Ya está, ya sé que tengo cáncer'. Tampoco me pilló por sorpresa porque cuando me habían hecho la ecografía me dijeron que era sospechoso de maliciosidad. Lo fui asumiendo. Evidentemente cuando te lo dicen, impacta. Sobre todo por desconocimiento y miedo. Pero mi primera reacción fue, ¿cuándo me puedo operar? ¿Cuándo puedo empezar a tratarme, a quitármelo ya?".
"Mi primera reacción fue, ¿cuándo me puedo operar? ¿Cuándo puedo empezar a tratarme, a quitarmelo ya?".
Pero ni siquiera en esas circunstancias Grande dejó de pensar en el baloncesto. Acababa de renovar y no iba a permitir que el cáncer la retirara de la cancha. "No hay cosa en la vida que me fastidie más que decidan por mí. Yo no me iba a ir así del baloncesto. Ser deportista de élite conlleva ser luchadora, yo creo que por naturaleza. Compites contra todo lo que pasa. En ese momento dices 'esto conmigo no puede'. Para chula chula, yo. Además ves a tus compañeras jugando, que es lo que más te gusta, y todo lo que quieres es volver a eso".

En ese proceso por volver a la cancha no todo fue bonito. Ni fácil. El poder volver al parqué era una motivación, pero todavía quedaban malos momentos. Uno de ellos fue la quimioterapia. "El primer día yo iba a una revisión del posoperatorio. Me preguntó el oncólogo que cuándo quería empezar la quimio y le dije que si podía ese día, ese día. Me fui de la consulta y directamente me dieron la primera sesión. Claro, yo la primera sesión, había comido normal y de todo, y al cabo de las horas fue horrible, me tiré pues prácticamente un día, día y medio vomitando. La quimio es dura, no voy a decir que no. Te cambia el cuerpo, sufres, se te cae el pelo, tienes sabor a metal, pierdes el gusto totalmente. La quimio sí la recuerdo como algo duro".
El segundo momento complicado fue la caída del pelo. "Eso es de los peores recuerdos que tengo. Pero no el hecho de perder el pelo en sí. Decidí rasurarme yo, no esperaba que se me cayera completamente. Es muy duro, pero luego también tuve el momento peluca y eso que sí fue horrible. Me la puse dos días y no me la volví a poner. Pero te ves con algo ahí puesto en la cabeza que no eres tú, que no te identificas. Ese día de ir a elegir la peluca, que te dicen 5.000 historias para elegirla, yo creo que ha sido de los peores momentos que he pasado".
"Ese día de ir a elegir la peluca, que te dicen 5.000 historias para elegirla, yo creo que ha sido de los peores momentos que he pasado"
Poco a poco Grande fue dejando atrás esos momentos y comenzó a trabajar. Volvió al gimnasio y también a los entrenamientos con el resto de sus compañeras. Fue retomando la actividad y regresó a la cancha para despedirse como ella había elegido, jugando al baloncesto.
"Terminé jugando la temporada. No al 100%, evidentemente, ni muchísimo menos, pero bueno, terminé jugando los últimos partidos. Para empezar yo cogí 10 kilos más, porque te atiborran a cortisona. Tu cuerpo cambia brutalmente. O sea, lo que te meten básicamente es veneno. Entonces, claro, tú pierdes la forma física e inmediatamente, coges mucho peso", recuerda la jugadora madrileña. "Recuperar esa forma física, volver a tu estado normal, te cuesta bastante. Porque ya no es una cuestión de hacer ejercicio, es que tu cuerpo ha sufrido mucho. Tienes muchas secuelas de recibir quimios y demás. Esa fase es dura también".
Hoy Grande ha cambiado el balón -"Voy a hacer tiritos o cuando me llaman a partidos amistosos o de carácter benéfico"- por el teclado en su trabajo como informática, pero el baloncesto sigue siendo su gran pasión. Gracias a ese amor conquistó Europa por primera vez para una Selección española y gracias a él superó un cáncer de mama por el que sigue "en revisiones todavía, lo que pasa es que lógicamente ahora son revisiones anuales. No estoy en tratamiento ya, pero estoy en revisiones anuales. Y de hecho te digo que acabo de pasar otro cáncer. Es lo que digo, tengo mala suerte, pero en el fondo tengo buena suerte. Porque de todo salgo bien".