OPINIÓN

Japón, el imperio del Sol Naciente que arrebata fichajes a Europa

Sebas Saiz con los aficionados del Alvark Tokyo. /Alvark Tokyo
Sebas Saiz con los aficionados del Alvark Tokyo. Alvark Tokyo

Henry Ellenson (Ibaraki Robots), Thomas Bropleh (Veltex Shizuoaka), Babatunde Olumuyiwa (Yokohama Excellence)… Y no son los únicos. Volodymir Gerun (Sendai 89ers) seguirá sus pasos rumbo a Japón como lo han hecho los Euroliga Ben Bentil (Gunma Crane Thunders), Arturas Gudaitis (Alvark Tokyo) o Hassan Martin (Shimane Susanoo Magic), los Eurocup David Dudzinski (San-en NeoPhoenix), Zach Auguste (SeaHorses Mikawa) y Yoeli Childs (Saga Ballooners) o el Champions Angelo Caloiaro (Osaka Evessa).

En septiembre de 2016 comenzó la andadura de la B.League, que nació de la fusión de la National Basketball League y la BJ League. Fue la FIBA la que, tras suspender en noviembre de 2014 las actividades de Asociación de Baloncesto de Japón, el organismo que rige no sólo las competiciones sino la selección, la que urgió a que se pusiera solución. Ahí comenzaron con ese formato de baloncesto profesional copiado del norteamericano. 

Desde ahí, el crecimiento ha sido exponencial en una Liga que ha tenido como 'pioneros recientes' a españoles como Sebas Saiz o Luis Guil, que antes colonizaron el colaborador de este medio Piti Hurtado o Pep Clarós. Incluso con equipos made in Spain como Fukuoka Rizing, siendo por el que más españoles han pasado: el propio Clarós, Iurgi Caminos, el que fuera seleccionador español Moncho López, su entrenador desde la pasada temporada, e Isabel Lemos en el staff técnico, David Doblas como jugador y ahora Pablo Aguilar. Pero… ¿por qué Japón?

 

"En cuanto a la deportivo ha ido creciendo muchísimo cada año la calidad de los jugadores y entrenadores extranjeros que fichan. Cuando yo llegué, que era la segunda edición de la Liga, fichaban jugadores americanos, ex NBA, muy altos, con un porcentaje muy alto de jugadores rotos física o mentalmente. Empezaron a modificar, y buscaron jugadores del mundo FIBA con nacionalidades como la española, uruguaya, australiana, argentina… y americanos por supuesto". Son palabras de Julio Lamas, entrenador en nuestro país de Baskonia, Lucentum Alicante y Real Madrid y que fuera seleccionador de Japón entre 2017 y 2021.

"El presupuesto mínimo de cada uno de los 18 equipos tiene que ser de 14 millones de dólares"

Julio Lamas

Por poner un ejemplo, Alvark Tokyo, el equipo de Sebas Saiz que es propiedad de Toyota, ha reclutado a Gudaitis, procedente del Panathinaikos de Euroliga y será entrenado por Dainius Adomaitis, el que fuera seleccionador lituano entre 2017 y 2019.

La liga es "emergente porque su capacidad económica es muy alta. Para la temporada 2025-26, cuando cierre la B.League, el presupuesto mínimo de cada uno de los 18 equipos tiene que ser de 14 millones de dólares, con lo cual es un lugar que ya los agentes y las oficinas de representación tienen apuntado para tratar de llevar jugadores y entrenadores cada vez de mayor calidad".

El apoyo de los patrocinadores, clav

Pero, ¿cómo consiguen estos presupuestos? "Los equipos tienen dueños, ya sean empresas o familias o un individuo, y tienen equipo Toyota, Toshiba se lo vendió a Sega, Mitsubishi…", cuenta Lamas.

"Siempre hay marcas muy potentes cerca de los equipos. En Shimane, por ejemplo, el dueño es Bandai, una super multinacional de juguetes; el Amazon japonés es el dueño de Nagasaki, donde estaba Pablo Aguilar, que acaba de subir de Tercera a Primera en dos años", apostilla David Gómez Muñoz, entrenador español de Shiga Lakes. "Las marcas locales de los coches son aunque sean segundos patrocinadores muy fuertes de los equipos. Por ejemplo de nuestro equipo es Daihatsu, que es, digamos, una marca más barata de Toyota aquí".

Ahora mismo, la Primera División cuenta con tres grupos, Centro, Este y Oeste, de ocho equipos cada uno. La Segunda, donde por ejemplo jugará Bropleh, dos de siete (Este y Oeste) y la Tercera, en la que ha desembarcado Olumuyiwa, un grupo de 18.

"Cada equipo puede tener tres extracomunitarios, de los cuales sólo dos pueden estar simultáneamente en la pista. Y luego está con la cuota asiática"

David Gómez

Gómez nos disecciona la composición de las plantillas: "Cada equipo puede tener tres extracomunitarios, de los cuales sólo dos pueden estar simultáneamente en la pista. No es mucha restricción porque los vas rotando: al final sale a 26 minutos cada uno. Y puedes tener un jugador que sea asiático pero sólo de cinco países, la llamada cuota asiática: China, Corea del Sur, Indonesia, Taiwán y Filipinas o que sea un naturalizado, un extracomunitario nacionalizado japonés".

¿Y cómo influye jugar a un deporte de altos con tanto japonés que no es tan alto? "¿Quiénes ganan? Casi siempre la ventaja es para los equipos que tienen un naturalizado interior, otro extranjero interior y otro exterior. En ese extranjero exterior es donde tienen la ventaja física", cuenta Gómez. Un ejemplo, Josh Hawkinson, que llegó recién salido de la Universidad de Washington State a Japón, donde ya ha jugado seis temporadas, se nacionalizó japonés y cobrará entorno a 2,5 millones brutos.

Una liga al estilo de la NBA

"Todo lo que pasa fuera de la cancha en la B.League se gestiona a imagen y semejanza de la NBA o del deporte americano en general", asegura Lamas. Incluida la estructura de los clubes o de la JBA, la Federación Japonesa, que gestiona la competición como la Liga Femenina y en la que trabajan más de 80 profesionales, cada uno en el área que le corresponde: marketing, comunicación, en la que hay una inversión grande ya que la B.League se transmite de forma diferente ya sea en televisión en abierto o en cerrado, a través SoftBank, que es una empresa de telefonía móvil y que da un partido en exclusiva, y todas las cosas que se hacen para que se consuman parcialmente los partidos en las diversas plataformas.

El promedio de espectadores no ha parado de subir desde el primer día de la competición. Y es que Lamas nos describe el perfil de los japoneses son "muy consumidores del producto del entretenimiento, están enganchando mucho con el basket: el primero es el beisbol, el segundo el fútbol y el tercero el basket, que no lo era y ya lo es. Es un país rico, la tercera economía del planeta. Entonces van a la cancha, llenan el estadio, compran la camiseta, la carcasa del teléfono, la cerveza y aparcan el coche. Cada equipo gana dinero con cada partido que juega".

Con David Gómez ahondamos en ello: "El deporte más popular entre los jóvenes en Japón es el baloncesto. Ahora el beisbol está asociado a un público más adulto. Siguen a los NBA Watanabe y Hachimura, que lo han potenciado. El año pasado el país albergó el primer NBA Japan Games entre Golden State y Washington con Hachimura. Hay un 60 % de mujeres, hay un público femenino que generalmente gasta mucho más: en la camiseta, en los pins… porque tiene a los jugadores como ídolos. La cultura del idol de Japón. El marketing está orientado al público femenino. No hay una persona en el pabellón que no lleve algo del equipo"

"La puesta en escena del partido es muy destacada, lo que tenga que ver con la animación del espectáculo como parte de la industria del entretenimiento es puntero en el mundo FIBA", dice Lamas. Y es que en Japón el partido está considerado como un "show", dice Gómez. "La gente va dos horas antes. Fuera hay food tracks y echan el día. Cuando nosotros llegamos, 1 hora y 40 minutos antes, ya hay gente sentada, 100 o 200 o personas. En Japón hay una afición increíble por la fotografía y entonces llevan sus cámaras fotográficas tremendas y toman fotos desde todos los ángulos. Hay mucha gente que es de jugadores. Si nosotros fichamos a un jugador de un equipo, esas aficionadas del jugador aunque sean de ese equipo van a tratar de ver todos los partidos de ese jugador fichado juguemos en casa o fuera".

Y de ahí surge el concepto de back to back, formato en que se juega la competición. "Los fans de verdad planifican todos los fines de semana del año para ver al equipo, en casa o fuera. Reservan vuelos, hotel, cogen entradas al lado del banquillo para estar cerca del equipo, hacer fotos… El concepto es: mis fines de semana son entorno al equipo. Es mi hobbie, es mi pasión", cuenta el técnico de Shiga.

David Gómez, entrenador de los Shiga Lakers. Shiga Lakers
David Gómez, entrenador de los Shiga Lakers. Shiga Lakers

Una Liga que no ha parado de crecer y que de cara a ese cierre competicional en 2026 trata de adaptarse a requisitos mínimos. Entre otros, construyendo pabellones como los de Gunma, Sendai o los que se vienen en Hiroshima, Chiba o Kawasaki… y que es "otro síntoma del crecimiento". A día de hoy sólo 6-8 equipos cumplen los requisitos y ya se está pensando en implantar un tope salarial para evitar que haya equipos muy superiores y la liga pierda emoción y competitividad además de cambiar ciertas normas de número de extranjeros, cuota asiática, etc.

Los equipos en Japón son rentables, de hecho "se publican todos los años un informe del resultado financiero de todos los equipos y el equipo que pierde dinero se siente un poco señalado. Eso ayuda a la transparencia y a entender que aquí con el marketing y el ticketing se vende mucho. Asimismo, la gente no compra un abono para toda la temporada, no existe. Se paga por partido. No son muy caras las entradas pero tampoco muy baratas. Sí hay un concepto de booster, que si tiene acceso a chatear una vez a la semana con los jugadores del equipo o a ver un par de entrenamientos al año…, a ciertas actividades para estar más cerca del equipo pero no hay abonados por así decirlo".