BALONCESTO

Los años gloriosos de Fernando y Pepe Arcega en Zaragoza: "Discutíamos todos los días; los americanos no daban crédito"

Históricos del CAI, ACB y Selección, los Arcega recuerdan un viaje que terminó con una desaparición traumática.

Fernando y Pepe Arcega, antes de un partido con CaI Zaragoza. /EFE
Fernando y Pepe Arcega, antes de un partido con CaI Zaragoza. EFE
Mario Ornat

Mario Ornat

En 1978, a Fernando Arcega sus compañeros de generación en el Europeo Junior de Roseto (José Luis Llorente, Epi, Juanma López Iturriaga, Romay, Alberto Alocén, Indio Díaz y compañía) empezaron a llamarlo 'El Abuelo' por una curiosa anécdota. No paraba de quejarse del apio de las comidas en la concentración, que según él no se podía comparar con el de la huerta de su abuelo en Ainzón, el pueblo de la provincia de Zaragoza de donde viene la familia Arcega. El apodo se le quedó pegado y ya nunca se desprendió de él. En cierto modo, anticipaba su condición de patriarca in pectore no sólo de una saga cuyo apellido es indisoluble del deporte de la canasta; sino también como santo y seña de una época legendaria del baloncesto en Zaragoza y en España.

Nos encontramos con Fernando y su hermano José Ángel. Los dos hermanos Arcega, frente a frente. Fernando, 362 partidos y 9.523 minutos en la ACB, siempre en el equipo de su ciudad. Pepe, 582 partidos y nada menos que 15.529 minutos acumulados entre Zaragoza, Vitoria y Cáceres. Afuera todavía gobierna el asfalto el calor veraniego, pero la conversación tiene lugar en un ámbito de temperatura acondicionada, diáfano y tranquilo: dispuesto para facilitar encuentros informales de negocios. Incluso negocios de la memoria, que es a lo que nos vamos a dedicar en esta entrevista. En esa atmósfera de quietud corporativa, el 2,04 de Fernando habla bajito, con un volumen de confidencia discreta o de sala de espera del médico. Pero aun en ese tono, el Abuelo no se calla ni una: "¡Tengo 64 años y digo lo que me pasa por los cojones!", proclama en un momento dado de la entrevista. Sin levantar la voz, eso sí. A Pepe le cabe un pan en la boca de la risa.

Vayamos al principio de los tiempos, o algo así. ¿Cómo empezó lo vuestro con la canasta?

Fernando: En el pueblo, con unas instalaciones cojonudas que teníamos… jajaja.

Pepe: Una ventana. Fernando empezó a jugar al baloncesto metiéndola por una ventana. Yo le veía, pero no tiraba.

Fernando: En los pueblos había un ventanuco pequeño que coincidía con la escalera de subida al siguiente piso. Entonces, en un lado de la calle había un ventano y en el otro lado de la calle, otro ventano. Y ahí jugábamos a meterla. Ya cuando llegó Pepe la cosa tomó un poco más de sentido.

Pepe: A ver, a jugar al baloncesto en serio empezamos en Helios. Fernando bajaba de Ainzón para entrenar y yo empecé a venirme con él a los 13 años. Yo en realidad antes jugaba al fútbol. ¡Y bueno, además! Un central de puta madre. Aunque mi hermano Joaquín era aún mejor. De hecho Joaquín era mejor futbolista y mejor jugador de baloncesto. Técnicamente, tácticamente, era más alto, un base de 1,92…Otra cosa era el trabajo: a Joaquín le costaba un poco más llegar donde quería llegar.

Fernando: No había puesto el foco, que se dice ahora (se ríen los dos a carcajadas, el tono de una broma privada en una comida de familia). Una vez un entrenador opinó que Joaquín tenía que estar en el primer equipo, pero José Luis Rubio dijo que eso serían demasiados Arcegas en el primer equipo.

Fernando Arcega, ala-pívot de aquellos que definían un puesto y una época; y José Ángel Arcega, base canónico de cuando aún había cánones. Ambos, gloria del baloncesto zaragozano, aragonés y español. Vale decir europeo. Son ellos dos, pero la estirpe incluía más nombres, como pronto veremos: también la siguiente generación ha jugado o juega al básquet... y a otros deportes. Pepe es hoy vicepresidente de la Federación Aragonesa de Baloncesto, además de comentarista en la radio y la televisión autonómicas de Aragón. También tocaron la élite del básquet su hermano pequeño, Joaquín Arcega, y la esposa de éste: Valorie Whiteside, fallecida en diciembre pasado. Los hijos de ambos, JJ y Keenan Arcega-Whiteside, han expandido el apellido al fútbol americano: JJ jugó varios años en la NFL y Keenan, el menor, se encuentra en pleno fase de desarrollo, comprometido este año como 'prospect' en la Rice University. Sólo Ricardo, el cuarto hermano Arcega, ha sido toda su vida ajeno al baloncesto y al deporte profesional.

La mención a Joaquín nos recuerda que no todo fueron rosas. Siempre hubo gente a la que dos Arcega en el CAI ya les parecía demasiado, ¿no?

Fernando: Sí, sí, dos éramos muchos ya, jajaja.

Pepe: A nosotros nos han culpado de cosas que hemos hecho, que en realidad no eran así; y de muchas otras que directamente no hemos hecho (risas). ¿Que cambiaban a un entrenador? Los Arcega. ¿Que venía otro entrenador? Los Arcega. ¿Que venía poca gente al pabellón? Los Arcega. ¿Que venía mucha? Los Arcega. ¿Que llovía? Los Arcega. ¿Que hacía sol? Los Arcega. ¿Que desaparece el club? Los Arcega. ¿Que aparece el club? Los Arcega también…

Y vosotros, ¿alguna vez chocabais el uno con el otro en el vestuario?

Pepe: Todos los días. Si a lo que te refieres es si los dos siempre íbamos a una… no. Nunca íbamos a una, de hecho.

Fernando: Pepe nunca quería aceptar que yo tenía razón.

Pepe: Hasta que nos conocían bien, los americanos no daban crédito. Preguntaban hasta tres veces si éramos hermanos de verdad. No se lo podían creer. Cuando ganábamos, no... pero cuando perdíamos, discutíamos todos los partidos. Todos.

Fernando: Perder era… perder. Si perdías, habías perdido, y un rato de mala hostia había que pasar.

Pepe: Discutíamos por lecturas del juego, todo el tiempo. "Pepe, que me la des en el contraataque". "Pepe, que no he tocado la pelota en tres ataques". "Pepe, que…". Y yo ya explotaba: ¡Como me la vuelvas a pedir no te la doy más, mecagüen todo!

Fernando: ¡Que la cruces al otro lado! (risas).

Pepe: O se ponía a hacer gestitos. En fin… A Fernando le molestaba hasta que yo me durmiera antes que él.

Nos encontramos para esta entrevista en el espacio Xplora de Ibercaja, donde Fernando es adjunto a la Dirección de Comunicación, Marca y Relaciones Institucionales. El escenario no es casual, aunque explicarlo requiere una cierta línea de tiempo. Ibercaja Banco fue fundado en 1873 como Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja. Y en el pabellón de la CAZAR -acrónimo de la entidad bancaria-, jugaba sus partidos a finales de los 70 el Helios-Skol, tras su ascenso a Primera División. El equipo, nacido en la sección de baloncesto del histórico club deportivo zaragozano, se transformó en 1980 en el Club Baloncesto Zaragoza, fundado bajo la presidencia de José Luis Rubio. Por otro lado... Caja Inmaculada (CAI) nació en 1905 en la capital aragonesa y a principios de los 80 inició su expansión por todo Aragón. El baloncesto le facilitó un punto de apoyo para el crecimiento y, desde 1982 a 1992, el patrocinio del CBZ de Rubio generó una marca deportiva cuyo impacto ha perdurado en el tiempo: el CAI Zaragoza. Ibercaja y CAI (ya en aquellos años parte de Caja3) se fusionaron a partir de 2012, en medio del contexto de integración bancaria provocado por la crisis financiera de 2007. Y en su oficina central en Zaragoza nos encontramos con dos protagonistas principales de toda esta historia: antes, durante y después.

Mucha gente fuera de Zaragoza no sabe que el actual Casademont (patrocinador del Basket Zaragoza, club creado en 2002) no es el antiguo CAI Zaragoza, desaparecido en julio de 1996. Que son dos clubes diferentes.

Fernando: Creo que en eso tiene mucho que ver un detalle. En los últimos años antes de la desaparición del viejo club, dejamos de ser CAI Zaragoza y nos llamamos Banco NatWest y Amway Zaragoza. Pero, pese al cambio de patrocinador, para todo el mundo aún éramos el CAI. Y como años después la CAI también apareció como sponsor del nuevo Basket Zaragoza en 2003, mucha gente pensó que se trataba del mismo club de toda la vida. Cuando en realidad había muchas diferencias: desde el proyecto en sí a los resultados de un equipo y otro.

Pepe: Yo no puedo ser objetivo en esto, porque tengo demasiado nítido el recuerdo de la desaparición del baloncesto de élite en Zaragoza y el momento en que volvió a aparecer. Y sé que entre medias hubo seis años sin baloncesto profesional en la ciudad. Como Fernando y yo estuvimos involucrados en ambos procesos, tanto en la desaparición del viejo CAI como en la fundación de Basket Zaragoza 2002, pues no me resulta sencillo entender cómo es posible que ahora la gente se olvide de todo aquello.

Fernando: Hay periodistas actuales que me han preguntado. "Oye, ¿pero vosotros en vuestra época jugabais las finales de la Copa del Rey?". Y yo les contestaba: ¿a qué te refieres?, no entiendo lo que me estás preguntando. "No, que si ibais a las fases finales". ¡¿Pero cómo...?! ¡Coño, lo raro era que no fuéramos a una fase final!

¡Dos títulos (1983 y 1990) y dos finales perdidas (1992 y 1995)!

Pepe: (Al periodista) No te rías, no.

Fernando: Oye, que esto no me lo estoy inventando, que lo he vivido. Y te das cuenta de que no hay conciencia de lo que nosotros hicimos en aquellos años. Nosotros le ganamos al Partizan: pero al Partizan de Paspalj, de Divac, de Djordjevic, de Grbovic... (en la Copa Korac de 1986/87, cuando el CAI cayó en semifinales con el Limoges). Le ganamos a la Jugoplastika de Kukoc, de Radja, de Ivanovic (en la Copa Korac de 1987/88)...

Pepe: Ahora estamos jugando la cuarta competición europea. Pero es que la sociedad aragonesa también ha cambiado. ¿Tú te podías imaginar que el Zaragoza llegaría a estar 11 años en Segunda División y la gente lo admitiría con esta normalidad?

El Club Baloncesto Zaragoza de José Luis Rubio aún existe, como motor formativo de cantera y equipos en categorías inferiores. Pero el recordado conjunto de la ACB desapareció en julio de 1996, a causa de su deuda financiera. Una disolución traumática para un equipo triunfador, pionero en la ACB, surtidor de extraordinarios jugadores de la cantera y alternativa a los mejores de la canasta española. Perdido su gran referente, la capital aragonesa no tuvo de nuevo baloncesto de élite hasta el nacimiento del Basket Zaragoza en 2002. Después de haber vivido la extinción del viejo equipo (Fernando ya se había retirado, Pepe salió a jugar a Vitoria primero y a Cáceres después), los dos hermanos Arcega estuvieron implicados con papeles principales en el proyecto de recuperación, liderado por un amplio grupo de empresarios locales. Entre ellos, el actual máximo accionista y presidente del Casademont, Reynaldo Benito, a quien en su día Manel Comas había hecho debutar también como base junior en el viejo CAI. Tras comprar la plaza del CB Coruña, el Basket Zaragoza empezó a competir en LEB en 2003 bajo el patrocinio, de ahí la confusión, de Caja Inmaculada (CAI). Había vuelto el CAI, pero era otro CAI. Más tarde se convirtió en el Tecnyconta Zaragoza. Subió a la ACB en 2008, bajó al año siguiente y regresó en 2010 para consolidarse en la máxima categoría. Desde 2019 lo hace bajo la marca Casademont, también con un equipo femenino que ha sido un auténtico fenómeno en la ciudad: campeonas y subcampeonas de Copa, además de terceras en la Liga y cuartofinalistas en Euroliga.

Volvamos a aquellos días sin baloncesto profesional en la ciudad. Tú, Pepe, fuiste el vínculo de continuidad entre el viejo y el nuevo CAI, después de tu retirada como jugador en Cáceres.

Pepe: Yo fui la cabeza visible. Pero Fernando tuvo un papel aún más impulsor que yo.

Fernando: Yo manejé todos los hilos durante mucho tiempo antes de salir, sin que se supiera nada de lo que estábamos haciendo.

Pepe: Pero hombre, déjame que lo diga yo, que si lo dices tú suena un poco prepotente…

Fernando: ¡Tengo 64 años y digo lo que me sale de los cojones! La figura de Pepe fue fundamental porque se convirtió en estandarte del nuevo proyecto, de la necesidad de una regeneración, etc. Pero hasta llegar a ese momento, hubo muchísimas reuniones con la ACB, con posibles patrocinadores, con gente que quería estar, otra que quiso pero al final no estuvo…

Pepe: Y Fernando estuvo en todas. Hubo mucha gente anónima que lo apoyó. Gente de la que no se ha hablado nunca y cuyos nombres no se saben. Pero la historia se olvida.

Fernando: Una enciclopedia podría escribir.

"Como la CAI patrocinó al Basket Zaragoza en 2003, mucha gente pensó que ese club seguía siendo el mismo CAI de siempre: pero no tienen nada que ver, Zaragoza pasó seis años sin baloncesto de élite"

Fernando Arcega Ex jugador de baloncesto

El CB Zaragoza estuvo entre 1981 y 1996 en la élite bajo sus diversas denominaciones. El actual Basket Zaragoza tiene ya 22 años de vida y lleva desde 2010 en ACB.

Fernando: La del actual club es una carrera más larga que la nuestra, en realidad. Es lógico, se siguen escribiendo renglones y todo pasa.

Pero siempre que hablas con alguien del viejo CAI adviertes una especie de distancia reticente con el actual club. ¿Por qué?

Fernando: El nuevo club podría haber absorbido todo aquel know-how y aquella experiencia del viejo, pero desde el primer momento se trazó una barrera. Los primeros gestores, con Pepe (el menor de los Arcega fue director deportivo en la primera estructura del nuevo club), sí que querían continuar, pero después hubo una especie de fractura. Hay que conocer también la idiosincrasia de José Luis Rubio: fue incapaz de asumir que había desaparecido y también era incapaz de asumir que alguien pudiera tirar del carro y recuperarlo. Eso por un lado. Y, por el otro, es lógica la intención de no vincularse con los últimos años del proyecto fallido.

Pepe: Los nuevos responsables querían subrayar que había un cambio. Al margen de lo que todos podamos opinar, creo que fueron conscientes de que estar a la altura del antiguo club supondría ser ahora un Baskonia, Unicaja, Valencia, etc. Y que eso en Zaragoza hoy por hoy iba a ser muy difícil. De ahí que quisieran romper.

El baloncesto ha cambiado y ahora estar a la altura de aquellos años, en la ACB, no es tan accesible como entonces.

Pepe: No, no lo es. Es mucho más difícil.

Fernando: Pero hay que reconocer una cosa en la que el tiempo nos ha dado la razón…

Pepe: A Fernando el tiempo siempre le da la razón (se ríe).

Fernando: No, pero es que cuando José Luis Rubio decía: "Los Arcega han ganado no sé cuánto dinero en el CAI". Hay que entender lo que nosotros, como otros jugadores que se quedaron jugando aquí, dejamos de ganar en otros clubes. Esa conciencia de equipo, de club, de bandera, de camiseta… ahora es mucho más difícil de encontrar. Pero entonces existía. Entonces, por mucho menos dinero se podía hacer aquí un equipo con internacionales juveniles, juniors, absolutos, que podrían haber estado en otros equipos. Ahora se habla mucho de los presupuestos respecto a la clasificación. Pero es que nosotros teníamos un presupuesto para quedar octavos y ganábamos la Copa del Rey. ¿Por qué? Por el esfuerzo que hacíamos unos y otros.

Pepe: Aun así, ojo, en el año 1991 el CAI teníamos un presupuesto equiparable a lo que hoy tienen Valencia o Baskonia. Pero ahora es difícil estar a esa altura. Las diferencias se han hecho mucho mayores.

Fernando: En la temporada 1991/92 quedamos campeones de la Liga Regular, jugamos la final de la Copa del Rey, eliminando al Barça y al Taugrés de Arlauckas, etc. Y nos eliminó de la Copa Korac Il Messaggero di Roma, con Radja, Roberto Premier y Rick Mahorn. O sea, aquella temporada fue la hostia. A raíz de eso, Díaz Miguel llevó a la selección nacional a tres jugadores de aquel CAI: Pepe Arcega, Quique Andreu y Santi Aldama… A mí no me llevó.

Pepe: ¡Pero qué dices, si yo iba a la selección ya en 1987!

Fernando: ¡Que a mí no me llevó!

Pepe: Entre 1991 y 1995 jugamos cuatro finales: tres de la Copa del Rey y la de la Recopa con el PAOK. Ese fue el periodo más glorioso. Tanto que se nos levantaron los pies del suelo, claro… y así nos fue: en 1996 el club desapareció.

Luego vamos a eso, pero ¿fue esa final el momento más amargo del CAI?

Pepe: La peor preparación posible para jugar una final. Nos fuimos cuatro o cinco días antes a un hotel de súper lujo.

Fernando: (Con tono irónico) Aquello fue una preparación sofisticada de cojones, Pepe. Allí de retiro espiritual, al ladito del lago Leman.

Pepe: Si hubiéramos llegado el día antes de jugar…

Fernando: Al menos estaba planificado. Si te cuento la preparación de los Juegos de Los Ángeles o de cualquier gran torneo de aquellas selecciones tuyas o mías. Unas semanas antes de pronto alguien decía: "¡Hostia, que no tenemos un torneo de preparación". "Mira a ver si sacamos algún torneo en Italia". "Venga, tira, vámonos a Italia…". Y todo así. Un descojono total.

Pepe: Aquella final en Ginebra la jugamos con Manel Comas de entrenador, pero el entrenador que había clasificado al equipo había sido Lanny Van Eman. Ese cambio a mitad de temporada… se arriesgaron y, no sé. No digo que Manel fuera el culpable, pero cuando vas haciendo cosas con un grupo y de repente cambias ese grupo…

Fernando: Pero fue un partido marcado por las circunstancias, un partido muy raro.

Los incidentes con los aficionados griegos, los robos de entradas a los seguidores del CAI en la ciudad, el asalto masivo en los accesos, la invasión de la pista, la ausencia de policía, la capacidad rebasada de las gradas...

Pepe: No tendríamos que haber salido a jugar.

Fernando: Hubo un momento en que estábamos en el vestuario, después de retrasar el comienzo del partido, y estábamos un poco noqueados. Y llega Mark Davis y dice: "Aquí hemos venido a jugar, tenemos que salir a jugar". Yo como capitán tampoco tenía claro qué hacer. Por un lado dices: salimos a jugar, les ganamos -que ya les habíamos ganado, era un equipo accesible para nosotros- y jodemos a todos esos que hay afuera. Pero era legítimo no salir con todo lo que había pasado.

Boris Stankovic, presidente de la FIBA, amenazó a José Luis Rubio con darle la final por perdida al CAI…

Fernando: Stankovic estuvo en modo hijo puta. Pero el contexto general era que, además, los armadores griegos acababan de desembarcar en el baloncesto de ese país para meter mucho dinero. Al año siguiente el PAOK volvió a jugar la final con el Efes Pilsen, y también hubo problemas con el público, les pegaron a los jugadores. Después de ese escándalo se planteó que la afición griega fuera sancionada, como había ocurrido con los ingleses en el fútbol después de Heysel. La FIBA los sancionó tres años sin poder jugar competición internacional: y les levantaron la sanción a los cinco meses.

Pepe: Yo lo digo ahora con el tiempo, claro: no tendríamos que haber salido. Además, estaban todas las fuerzas vivas: el presidente del Gobierno de Aragón, el alcalde, el presidente del COE, Juan Antonio Samaranch… Pero allí era complicado reaccionar y saber qué hacer. Hubo dos partidos, el primero hasta que nos metimos en el vestuario, que lo llevábamos nosotros. Cuando volvimos, las cabezas ya habían volado.

"Nunca he podido volver a ver la final de la Recopa contra el PAOK en Ginebra. No quiero verla. Con el tiempo lo tengo claro: no debimos salir a jugar. Pero en aquel momento era difícil tomar una decisión..."

Pepe Arcega Ex jugador de baloncesto

¿Un título europeo es la espina clavada de aquel equipo?

Pepe: Yo no puedo ver el partido después de tantos años. No he vuelto a verlo y no lo quiero ver.

Fernando: Para mí nunca ha significado un reto no conseguido. Para mí el reto era ganar una Liga: ganar en un playoff y decir: aquí estamos de una puta vez ya. Pero… el deporte tiene estas cosas. Charles Barkley nunca ganó la NBA. Hay tantos casos así.

¿Alguna vez sentiste que podíais lograrlo?

Fernando: El año con Mel Turpin. Si Mel Turpin hubiera estado como debía… Pero claro, eso era como pedirle peras al olmo. Y como Turpin al playoff contra el Barcelona llegó como llegó, pues…

Pepe: No llegó (risas).

Uno de los americanos más excepcionales de aquellos años, en una lista que es prodigiosa.

Pepe: Aquí hubo americanos que estuvieron un mes o dos e igual la gente no se acuerda, pero que en fin. Desde Bobby Phills a Pete Myers.

Fernando: Homicius… ¿te acuerdas de Homicius?

Pepe: Vino por la lesión de JJ Anderson. Pero fue el momento en el que más te divertías jugando. Aquel equipo estaba redondo, redondo.

Fernando: Era europeo y enseguida fue como uno más. Yo había jugado contra él ocho millones de veces, desde juniors. Engrasó perfecto y sólo estuvo cuatro meses. Tiraba de tres o de cuatro y abría una cantidad de huecos para los de dentro…

Pepe: Ese año con Homicius y el de Zeravika con Piculín Ortiz fueron los mejores. Sabías que salías al campo y que, con los ojos cerrados, ibas a ganar y divirtiéndote. Bueno, los primeros meses con Zeravika no fueron buenos, luego ya sí (risas). ¿Te acuerdas de que la ACB se dividía en A1 y A2? Pues casi no entramos en la A1.

Fernando: Ganamos en Bilbao y jugamos arriba. Pero si hubiéramos perdido… No sabíamos por qué pero la cosa no funcionaba. Y Chuchi Carrera me dijo: "Fer, llévatelos a cenar y arreglad esto". Nos fuimos a cenar todos los jugadores. Claro, jugábamos libre, con Piculín, Lemone Lampley... Ahí les pedí: "Dejadme a mí ser el eje del ataque. Si yo bajo a bloquear, tú sube al poste alto; te bloqueo en el poste abajo y subes y hacemos una triangulación; o yo cruzo por abajo y los dos pivots os bloqueáis…". Y así lo arreglamos.

Pepe: Empezamos a jugar, a jugar… a correr. Y terceros de Liga.

Fernando: Ranko descubría en el campo jugadas que no teníamos. Y luego nos decía (imitando el acento balcánico de Zeravika): "¡Eso tenemos que hacer, Fernando, eso, hay que repetirlo!". Fíjate de qué escuela y de entrenar a qué jugadores venía él.

Pepe: Hoy no podría dirigir porque le dejaba la iniciativa al jugador. Y un jugador actual le diría: ¿Y yo qué hago?

Recordadle al mundo por qué desapareció el CAI, un club que había sido un éxito cautivador deportivo y social.

Pepe: La deuda del club era la que era, pero yo creo que la ACB estuvo muy rigurosa. En años posteriores ha habido clubes con deudas iguales o más grandes y han seguido.

Fernando: Pero, Pepe… viendo los papeles la deuda a corto era inasumible. (Baja aún más la voz) Eran 650 millones, una barbaridad.

Pepe: Incluso más. Fichajes desde el año 91 y 92 que se hicieron y que, bueno... También en 1992 se produjo la salida de la CAI como patrocinador; iba a entrar otro muy potente, pero salió publicado y se fue al garete. En 1995 ya tuvimos que firmar unos acuerdos económicos para que el club pudiera salir al año siguiente. Y un año después desapareció.

Fernando: Pero fíjate: esa temporada precisamente jugamos el playoff contra el Taugrés. Si lo ganábamos nos metíamos en la Liga Europea, con una aportación económica muy importante. Es lo que tiene el deporte: ganamos aquí, perdimos en Vitoria y, en el tercer partido en Zaragoza, triple de Gerald Paddio en los últimos segundos, lo falla y perdemos la eliminatoria.

Pepe: Y al pozo. Se retiró Fernando, le colgaron la camiseta y se cerró el pabellón.

Fernando: En aquel homenaje hubo un momento en el que a José Luis Rubio le pitaron mucho y tuve que agarrar el micrófono y pedir que estuviéramos a lo que estábamos. Fue un momento… ufff.

Con lo que había sido José Luis Rubio para el baloncesto en Zaragoza.

Pepe: Es verdad pero, fíjate... yo echo de menos esa exigencia. Ahí había que salir y ganar. Y si no ganabas, te chillaban. Y si la gestión era mala, te ponían verde. Y eso es lo que te empujaba a estar arriba. Ahora los jugadores, cuando les empatan un partido, están deseando que el entrenador pida un tiempo muerto y les diga lo que tienen que hacer.

Fernando: La crítica es necesaria. No puede ser que te metan de 30 y el titular sea: "Hemos competido hasta el tercer cuarto". ¡Pero si te acaban de meter una hostia de 30! Habrá que decir que ha sido una vergüenza de partido, que te han dado una paliza, que habrá que tomar alguna decisión… Pero nada. ¿Y qué pasa? Pues que estamos haciendo auténticos mequetrefes de jugadores y de técnicos.

"A Epi, que es de Zaragoza, siempre le he dicho: aquí te tenías que haber quedado, cabrón, a ver si eras Súper Epi e internacional como en el Barcelona..."

Fernando Arcega Ex jugador de baloncesto

El deportista en general vive hoy en un entorno más controlado.

Fernando: Yo a Epi, que es de Zaragoza, siempre le he dicho: aquí te tenías que haber quedado, cabrón, a ver si eras internacional también. Que allí lo adoraban, que Súper Epi, que no sé qué y la Virgen del Pilar. Aquí, aquí, que salíamos contra el Joventut en el Huevo (el nombre popular, por su forma ovalada, del Palacio de los Deportes de Zaragoza), íbamos 0-5 o 0-7 y a mí desde la tercera fila me decían de todo. Chicho Sibilio me preguntaba: "Oye, ¿pero cómo aguantáis esto?". Aquí el jugador que viene de fuera se confunde. Cuando llegas, somos acogedores, hospitalarios, unos abrazos de puta madre. Pero cuando llevas un añico y ya eres de los nuestros… hostias como panes. Y claro, o asumes eso o lo pasas muy mal.

Pepe: Zaragoza es la mejor ciudad para jugar como junior. Pero cuando ya llevas tiempo y ya has firmado algún balón… uhhmmm.

Los dos hermanos han sido olímpicos con España, aunque en momentos muy distintos. Fernando participó en los Juegos de 1984 y ganó la plata fundacional de Los Ángeles. Pepe formó parte del equipo español en los de 1992 en Barcelona. "Experiencias muy diferentes". La de Fernando, seminal: aquella generación cambió la percepción del baloncesto en España. La de Pepe en Barcelona 92 marcó con un terrible petardazo el final de una década gloriosa, iniciada en Roseto 78, Nantes 83 y Los Ángeles 84.

Aquello fue la hecatombe final de un hombre clave en la historia del baloncesto español como Antonio Díaz Miguel.

Pepe: El baloncesto español nunca le podrá pagar a Díaz Miguel todo lo que le dio, por sus viajes y contactos a Estados Unidos trajo cosas de allí que eran impensables en España. Pero se retiró tarde: estiró hasta Barcelona, tuvo a 32 jugadores varios meses entrando y saliendo y al final no llevó el mejor equipo posible. Epi estaba muy tocado, no fueron Solozábal, Antonio Martín, Fernando Arcega... Éramos una selección muy endeble. Y encima hubo la huelga por el tercer extranjero 15 días antes que no sirvió de nada: nos eliminaron enseguida y encima vino el tercer extranjero. ¡Nos salió redondo! Era la gran cita, se venía preparando desde 1987 y…¡no dimos una!

Aquel torneo se recuerda sobre todo por la derrota frente a Angola, pero en su grupo España solo le ganó a Brasil. Perdió con Alemania, Croacia y, claro, Estados Unidos. El otro personaje común a las dos citas olímpicas vividas por los dos hermanos es Michael Jordan: estrella universitaria en Carolina del Norte, recién llegado a la NBA en 1984. Junto a Patrick Ewing, la gran referencia de un equipo que también tenía a Chris Mullin y Leon Wood, por cierto otro ex del CAI. En 1992, Jordan lideraba en su momento de consagración con los Bulls al universo más alucinante de jugadores NBA imaginables. El 'Dream Team' de Barcelona.

Marcaste a Michael Jordan porque subía la pelota, pero en realidad tu ídolo siempre había sido Larry Bird.

Pepe: Aquel equipo era demencial. Veías pasar la pelota hacia canasta y aún estabas en medio campo. Jugaban al golf por la mañana y por la tarde iban a los partidos: hasta que no se enfrentaron a Yugoslavia no forzaron la máquina, y porque querían ganarle a Drazen Petrovic. En el calentamiento Bird tiraba sesenta triples y los metía… y ya decías: pffff. Yo defendía a Jordan, pero es que a mí me defendía Pippen. ¡Y era un tío muy grande! Me daba dos metros y yo decía: "Ay, defiéndeme un poco al menos, jajaja".

"La Selección masculina está en un momento de transición, pero viene una generación que estará a la altura de las mejores: Izan Almansa, Aday Mara, Hugo González, Juan Núñez, seguirá Aldama y alguno más... Les va a costar un poco, pero llegarán"

José Ángel Arcega Ex jugador de baloncesto

¿Cómo veis el futuro del baloncesto español después de los Juegos de París?

Pepe: En la selección masculina estamos en un momento de transición, pero vienen por detrás chavales que pueden llegar a la misma altura de Gasol y su generación.

Fernando: Creo que a estos Juegos no fuimos tan bien como en otras ediciones. Siempre hay generaciones con jugadores mejores o peores, pero si mantenemos el trabajo que se está haciendo y por los resultados en las categorías inferiores, ese trabajo saldrá. La pena es que los jugadores jóvenes no tengan sitio en la ACB. Aun así la Selección fue por ejemplo capaz de ganarle a Grecia, con un jugador como Antetokoumpo, tan dominante en la NBA.

Pepe: No todo es tener a un tío que meta mucho. Ponte como quieras, aquí se necesitan cuatro más. Eso España lo ha entendido siempre: venían los Gasol, Calderón, Ricky etc. y lo entendían. Australia, también. Por eso nos barrió. Pero insisto, vienen chavales espectaculares: Aday Mara, Izan Almansa, Hugo González, Juan Núñez… Una generación muy buena, reconocida incluso por Scariolo, eh. Más Aldama y alguno más que seguirán. Ahora, estos dos o tres próximos años hasta que lleguen, van a ser duros.

Lo ha mencionado de pasada Fernando: ¿debemos temer que su salida a jugar a otras ligas fuera de España o la falta de minutos en la ACB repercutan en ese desarrollo?

Pepe: Creo que hay un problema, porque esos jugadores no se van a cocer en España. Gasol y los demás se fueron a la NBA, pero primero jugaron aquí. Estos se han ido muy jóvenes. Eso los puede retrasar algo. Pero es que ahora los jugadores salen muy pronto. Sin entrar a analizar por qué salen. ¿Les costará más sin jugar en Europa? Puede ser, pero llegarán.

Fernando: Fíjate, Izan Almansa se ha ido a Australia. Pero, ¿sabes que Australia es el lugar del mundo al que más jugadores con proyección NBA se marchan ahora mismo? La liga de Australia se ha posicionado ahí, han conseguido entrenadores, hay materia física… Yo vi a Josh Giddey en el torneo de Hospitalet. Lo hacía bien, pero ni mucho menos te imaginabas lo que vimos contra España, aparte de en la NBA. Los españoles tenemos que trabajar en todo eso. Lucas Langarita, por ejemplo, no puede perder otro año.

Pero Porfirio Fisac ya avisó públicamente de que va a jugar muy poco.

Pepe: Vino a decirle que se fuera. Está claro. Y creo que debería buscar una salida antes de quedarse otro año para perderlo. Porque lo va a perder.

¿Y Aday Mara? ¿Corremos el riesgo de extraviar a un jugador excepcional?

Pepe: El hecho de que las universidades ahora puedan pagar lo que pagan está haciendo que muchos jugadores opten por irse allí. Económicamente les puede ir bien, pero deportivamente creo que les falta más baloncesto europeo para llegar más fuertes allí. Aday ha ido un poco verde en lo que es el juego: y por eso digo que les costará algún año más. Pero llegarán, estoy convencido. Los he visto con la U20, con la U19, han sido campeones… ¡Ojo con ellos!

¿A la altura de la generación de Roseto/Los Ángeles y la de los Juniors de Oro?

Pepe: A ver, los jugadores ahora son mucho mejores. Sí que les falta un poco de lectura del juego. Nosotros igual teníamos demasiada.

Fernando: Es la propia evolución del baloncesto. Siempre va a mejor. Chavales que casi siempre han entrenado en parqué, con buenos materiales, buenos entrenadores, mejores físicos, más coordinados, más fuertes… Fíjate lo que ha sido Pau Gasol y todos los demás. Pero Pau no tiraba apenas de tres. Y ahora tenemos a un tío como Santi Aldama, de 2,11, que mete cinco o seis triples todos los partidos.

Claro, también cambian las dinámicas de juego. Ahora los más grandes tiran de tres.

Fernando: Si es que ha cambiado todo. Ahora en los tiempos muertos los entrenadores explican cada movimiento: "Vamos a hacer la tres, tú te pones aquí, tú aquí, tú cortas, se la das a no sé quién…". Así cada tiempo muerto. En nuestros tiempos decían: "La tres". Y ya sabías dónde cojones tenías que ponerte. Me dicen los técnicos que los jugadores tienen mucha información y hay que hacerlo así.

¿Son más complejos ahora los libros de jugadas?

Fernando: Más jugadas que nosotros con Herb Brown no creo que tengan. ¡Teníamos 55 sistemas! ¡Apréndete eso!

Pepe: Es otra cosa. Hay jugadores tan buenos que tú les dices: "Necesito 25 puntos tuyos". Y los meten. Pero si les dices: "Ahora necesito que los demás hagan 25". No saben generar 25 puntos para los demás. Y en nuestros años sí que llevabas ese control. Sabías los puntos que llevaba uno, las faltas del otro. Y si no, te lo recordaban.

El deporte ahora, no sólo en baloncesto, es de los entrenadores, ha retrocedido la iniciativa individual del jugador.

Pepe: Totalmente, en todos los deportes. Ahora existe eso que llaman el plan de partido.

Fernando: ¿Sabes lo que es eso? Te dicen: en el minuto cinco vas a salir. (Pausa) Pero, ¿y si vamos perdiendo? ¿Y si ganamos de 20 no me vas a sacar antes? Háblale tú a Manel Comas del plan de partido.

Pepe: No podría seguirlo (se ríen los dos).

Fernando: Entrenar no le gustaba ni hostias, pero llevaba el partido en la cabeza desde antes de empezar. Ahora los jugadores piden cambio después de meter dos canastas. Que es para decirle a un jugador: pero si estás en racha, ¿adónde vas? Si te cansas yo qué sé, tírate al suelo o quítate las zapatillas o dale una hostia a uno para que te cambien. Pero pedir el cambio cuando vas en racha y estás metiendo… Si a mí me cambian en el momento que estoy metiendo todas, le doy un cabezazo al entrenador. Nosotros le teníamos que decir a Pepe: para un poco, chato, que nos vamos a morir. Pero es todo distinto. Ahora pueden jugar hasta más de los 40 y es entendible.

Pepe: Entre tiempos muertos, Instant Replay, los cuatro cuartos… Yo me retiré con 37, pero porque el cuerpo ya me dijo basta.

¿Todas estas cosas os alejan del baloncesto actual?

Fernando: No. En el deporte siempre hay una evolución, una mejora.

Pepe: El baloncesto sigue siendo baloncesto, la misma esencia. Eso sí, a veces decimos: Fernando, macho, nos hemos hecho mayores para entender esto.