VIRTUS BOLOGNA 86 - BARÇA 81

El tiempo muerto que demuestra que algo pasa en el Barça... y el culpable ya no es Willy Hernangómez

El pívot firmó una buena actuación en la derrota culé en la que las imprecisiones y falta de concentración volvieron a condenar a los de Joan Peñarroya.

Joan Peñarroya da indicaciones a sus jugadores durante un tiempo muerto. /FCBBASKET/X
Joan Peñarroya da indicaciones a sus jugadores durante un tiempo muerto. FCBBASKET/X
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Faltan 27 segundos para el final de partido, el marcador va 83-81 a favor de la Virtus Segafredo Bologna y el partido se detiene por un tiempo muerto. En ese momento, la cámara de la retransmisión se va al banquillo del Barça donde Joan Peñarroya está en el centro del corrillo de sus jugadores y dice: "Último ataque, que vamos empatados". Y entonces los jugadores se miran y se escucha a alguno decir: "No, no, que vamos dos abajo". Se hace el silencio, el técnico mira el marcador, se da cuenta de que estaba equivocado y entonces comienza a dibujar la jugada que quiere para el Barça. El Barça volvió a caer tras imprecisiones y errores propios en la recta final del partido. Y este tiempo muerto fue un claro ejemplo de que algo pasa en el equipo culé.

Aunque fuera un error, lo que muestra es que la concentración no está siendo del todo la suficiente como para aguantar los 40 minutos. Esto se ha evidenciado en varias ocasiones durante esta primera vuelta de la Euroliga en la que el Barça ha acabado en puestos de playin (décimo) con un balance de 9-8, algo que muestra que la irregularidad ha sido la tónica general de un Barça con bastantes agujeros defensivos, pero que esta vez no puede señalar a Willy Hernangómez.

El madrileño firmó su segundo mejor partido esta temporada, leyendo muy buen el juego, defendido bien, con rapidez, llegando bien a las recuperaciones y dejando un gran último cuarto en los minutos que estuvo sobre el parqué. Y ni por esas el Barça fue capaz de cerrar un partido en el que, como dijo el propio Peñarroya, "tuvieron opciones de medio cerrar".

"El primer cuarto íbamos detrás en situaciones de juego en las cuales no teníamos nuestro ritmo y esto nos hizo tener dudas. Al final del segundo cuarto encontramos el ritmo y llegamos con un resultado bastante bueno. Estábamos en dinámica positiva y al final del tercer cuarto y principios del último hemos tenido opciones para medio romper el partido en algún momento, con situaciones las cuales no hemos tenido acierto siendo situaciones fáciles, y al final es un partido a cara o cruz en el cual han estado más acertados, hemos tenido alguna pérdida algún fallo en lanzamientos cómodos, no hemos sabido ir al tiro libre cosa que Cordinier sí que ha sabido hacer bien", dijo Peñarroya. Pero lo cierto es que el duelo evidenció lo que son los peros del Barça este primer tramo de la temporada.

El equipo culé mostró imprecisión en ataque, no estuvo bien en el rebote defensivo y volvió a hacer aguas en la defensa. Y esto lo aprovechó una Virtus que, pese a ser el peor equipo en rebote, logró ganarlo (43-38) y hacerse dueño de la zona. Y esta vez Willy Hernangómez sí que se empleó a fondo para evitarlo, aunque no fue suficiente. La inconsistencia culé, que ha aparecido en prácticamente todos los partidos esta temporada, volvió a hacer acto de presencia y las rotaciones parecían no encajar y terminar enfriando más a los jugadores que manteniéndolos activos o metidos en partido. Muestra de ello fueron los errores que terminaron por costarle la victoria.

Primero, esos pasos de Darío Brizuela y, después, la antideportiva de Kevin Punter que terminó con Will Clyburn retirándose a vestuarios, aturdido por el golpe que recibió en la cara, y con Marco Belinelli anotando desde el tiro libre los dos lanzamientos que pusieron el 86-81 final.

El Barça ha cerrado la primera vuelta de la Euroliga con 9 victorias y 8 derrotas, de las cuales sólo dos triunfos se han dado en las últimas ocho jornadas. Una muestra de que no termina de despegar un Barça que sigue con dudas y problemas de concentración, como el que reflejó ese tiempo muerto de final de partido, cuya jugada se acabó diluyendo por un error culé.