Ni la apuesta nacional, ni el bloque NBA: la Euroliga deja en evidencia el plan del Barça
La eliminación pone de manifiesto la falta de solidez y la irregularidad que ha sufrido el equipo toda la temporada.

"Estamos jodidos. Todo queda truncado por no estar en la Final Four", aseguraba el entrenador del Barça, Roger Grimau, tras la derrota en el quinto y definitivo partido ante Olympiacos. Y aunque lo cierto es que el técnico eludió responder directamente a la hora de hacer una valoración de lo que había sido su primera temporada en Euroliga, lo cierto es que el balance real para el Barça no termina de ser positivo más allá de estar o no en Berlín. Porque lo cierto es que, dadas las circunstancias, el suyo es uno de los nombres que han quedado señalados dentro de la disciplina culé, aunque no el único.
La papeleta que tenía Roger Grimau no era fácil. Debut en la élite, con un equipo renovado en cuanto a piezas importantes y a sabiendas de que por mucho que se tuviese en cuenta todo lo anterior, las pretensiones u objetivos del equipo culé no bajaban. Menos aún con los fichajes y con la idea de proyecto que se vendió a principios del verano por parte de la dirección general que encabeza Juan Carlos Navarro. "Un bloque nacional" con jugadores que apuntaban a estrella y que, al menos en la competición continental, nunca llegaron a brillar de forma continua. Y es que el proyecto al que se aferró Navarro tras la convulsa salida de Mirotic y Sara Jasikevicius no ha terminado de despegar.
Las irregularidades a lo largo de toda la temporada han sido un habitual. Partidos que el Barça parecía funcionar, sobre todo encabezados por Jabari Parker -el mejor de los exNBA en la disciplina culé esta temporada- y un Jan Vesely que, eso sí, en los playoffs no logró despertar. Otros duelos en los que el equipo era una constante de errores y de falta de concentración e intensidad, como se vio en los últimos cinco minutos del quinto partido o que, como en el cuarto partido, pasaron demasiada factura. Y, sobre todo, un cambio de filosofía respecto a ese proyecto inicial, el cual defendía a un Barça como bloque nacional que no se ha llegado a ver.
Porque lo cierto es que las llegadas de Darío Brizuela y de Joel Parra, dos jugadores que prácticamente no existieron para el técnico durante la serie ante Olympiacos y por los que se pagó una contundente cantidad de dinero para activar sus respectivas cláusulas de salida, pronto quedaron diluidas. Y la de Willy Hernangómez, el que apuntaba a jugador estrella del equipo ante las incógnitas de lo que podía resultar Jabari Parker, tampoco ha cumplido con todas las expectativas que había puestas sobre él. Y eso que pronto se cambió la idea, al menos a efectos prácticos, pasando de ese bloque nacional al bloque de exNBA, combinación que tampoco ha resultado.
Porque la llegada de Ricky Rubio supuso un clic para algunos jugadores (véase Nico Laprovittola), sí, pero no fue suficiente. Y ese bloque de exNBA formado por el de El Masnou, Parker, Hernangómez, Abrines y Satoransky (este último, al que más ha echado de menos el equipo en los playoffs) no ha sido garantía realmente de nada en un Barça que ha echado de menos (y sigue haciéndolo) la figura de un jugador exterior. Un tirador que buscase el aro desde la línea de tres con una continuidad que el equipo nunca ha logrado encontrar esta temporada.
Si se mira el dibujo desde arriba, quizá la escena no parece tan oscura. Eliminados en un quinto partido de los playoffs de una competición tan sumamente compleja como es la Euroliga por un equipo de peso como Olympiacos, y en tercera posición de la Liga Endesa ya clasificados para los playoffs. Pero lo cierto es que yendo al detalle, la realidad es bien distinta, sobre todo por sensaciones. Esas que se quedaron tras el cuarto partido en las que se vio a un Barça incapaz de recuperarse cuando todavía quedaba más de medio partido por delante. O que se han repetido durante toda la temporada a tenor de esos altibajos que ha tenido el equipo. Y por ello, el reparto de la culpabilidad ha de ser compartido empezando por la cúspide.
Tras tres Final Four consecutivas con Jasikevicis -quien, por cierto, volverá a estar en esa cita ahora con el Fenerbahçe-, al Barça le tocará seguirla por televisión. Y ahora, como admitía Grimau, al equipo culé le "toca reponerse" de cara a los playoffs de la competición doméstica, esos que pueden marcar el devenir de lo que pueda ser o no el conjunto culé a nivel de plantilla y banquillo la próxima temporada.