Donta Hall, la revelación del Mónaco que se abrazó al baloncesto por una tragedia
El pívot estadounidense, que juega este jueves contra el Real Madrid, se decantó por el mundo de la canasta tras perder a su padre durante un partido.
Durante su estreno en Euroliga, en la temporada 2021-2022, AS Mónaco fue el equipo revelación. No era para menos: debutante y clasificado para los playoff, forzó incluso el quinto partido ante el Olympiacos. Los del Principado se colaron dentro del top 8 de los mejores equipos europeos y lograron el billete, de nuevo, para la Euroliga 2022-2023.
Casi nada para un recién llegado que este jueves visita al Real Madrid en el WiZink. Lo hará con Donta Hall, el pívot estadounidense que se dedica al baloncesto por culpa de una trágica carambola del destino.
Hall nació en Luverne, un pequeño pueblo del condado de Crenshaw, en Alabama, que no llega a 3.000 habitantes. Y allí, a diferencia de otras zonas donde los tiros de tres y la pelota naranja son el deporte por excelencia, el béisbol era el deporte rey. Por ello, Hall creció enamorado del guante y la bola aunque, eso sí, en el instituto practicaba el deporte de la canasta. Jugaba al baloncesto por diversión, sin más miras que la de pasar un buen rato y hacer disfrutar a quien siempre se sentaba en la grada: su padre, Donald Hall. Sin embargo, cuando tenía 13 años todo cambió en lo que suena un chasquido o, en su caso, una bocina de partido.
Era su último encuentro de secundaria con su equipo, el júnior de los universitarios locales Tigers, y, como siempre, en la zona alta de la grada estaba Donald sin perder detalle alguno de lo que hacía su hijo en cancha. Ya por entonces Hall despuntaba en eso del juego de las manos, pero lo cierto es que ni él mismo se planteaba el baloncesto como algo más que un pasatiempo. Él fantaseaba con el béisbol. Pero de un momento a otro la vida le cambió por completo.
Terminó el partido y se metió a vestuarios. Si bien, en la zona alta de la grada comenzó a formarse un gran revuelo. Nadie sabía qué pasaba, pero alguien corrió a avisarle de que era su padre. Salió de nuevo a pista, trató de subir a la grada… y no le dejaron pasar. No querían que viese aquello. Él no sabía qué ocurría, pero sabía que no era bueno. Donald acababa de sufrir un infarto. Y un infarto fulminante. Sin opción a nada ni a que nadie pudiera ayudarle. Había muerto en el acto. Y aquel partido era el último momento que Hall había compartido, aunque desde la distancia, con él.
El golpe fue durísimo. ¿Qué se hace cuándo se pierde a un padre con solo 13 años? Aquel revés del destino en el año 2010 lo acercó más al mundo de la canasta. Comenzó a entrenar seis y siete horas al día, ya que era la forma de evadirse, de no pensar y de estar en cierto modo cerca de su padre. "Que eso sucediera durante ese momento, durante el (partido de) baloncesto, fue algo que me acompañó", reconoció el propio Hall durante una entrevista hace un año a Eurohoops.
De la NBA a la Euroliga
Desde ese momento, la visión que Hall tenía sobre el baloncesto cambió por completo. Se formó, siguió jugando y mientras que la idea del béisbol se esfumaba, la del baloncesto cogía cada vez más fuerza hasta convertirse en realidad. Dos años en la G-League y la NBA -se unió a los Detroit Pistons tras ser elegido en el Draft de 2019 y también firmó un contrato de diez días con los Orlando Magic- fueron la antesala para dar el salto a Europa. Eso sí, todo ello de la mano de su madre, a quien desde entonces tiene muy presente por haber sido su apoyo absoluto para salir adelante y convertirse en el jugador que es hoy.
El verano pasado el AS Mónaco se fijó en él y le hizo una oferta que no pudo rechazar. Tenía 24 años, cruzaba el charco -a la inversa de lo que hacen muchos- y lo hacía para recalar en el club del Principado cuyo primer equipo jugaría Euroliga tras haberse proclamado ese año campeón de la Eurocup. La ilusión y las expectativas eran altas. Y al igual que su equipo, él las superó con creces. Tanto, que acabó convertido en una de las sensaciones de la mejor liga del continente. Por eso, cuando este verano se conoció su renovación con el Mónaco hasta 2025 -tres temporadas- nadie se extrañó en absoluto.
Donta Hall, a sus 25 años, es uno de los referentes en la pintura del conjunto francés con sus 2,07 metros de altura. Y así lo demuestran sus números en lo que va de Euroliga. Ha disfrutado de minutos en los once partidos disputados, acumula una media de 7,3 puntos, cuatro rebotes y 0,6 asistencias y cuenta con el mejor porcentaje de acierto de todo su equipo: 72,3% en tiros de dos.
Hall visita la tarde de este jueves el WiZink Center en el que espera un Real Madrid que va segundo -el cuadro entrenado por Sasa Obradovic es cuarto-, pero que tiene el mismo balance de victorias y derrotas que los del Principado: ocho triunfos y tres derrotas.