OPINIÓN

Blanquear a Juancho Hernangómez

Juancho celebra la Euroliga./EFE/EPA/RONALD WITTEK
Juancho celebra la Euroliga. EFE/EPA/RONALD WITTEK

O blanqueas o cancelas, el sino contemporáneo. Algunos solo ven a través de sus intereses, sin más matices. Lo de Juancho era conseguir que su equipo llegara lo más lejos posible. Pese a un mal inicio de campaña, en Europa han llegado a lo máximo. Juancho Hernangómez en cuatro años y medio ha sido Campeón del Mundo, Campeón de Europa de Selecciones y Campeón de la Euroliga con su club, Panathinaikos. ¿Fue la primera referencia de esos equipos? No. ¿Fue un jugador importante en estos equipos? Sí.

Cuando España gana en China en la final de Mundo a Argentina, Juancho anotó 11 puntos con 17 de valoración y fue el segundo jugador más usado por Sergio Scariolo tras Rudy Fernández y un poco por encima de Marc Gasol y Ricky Rubio, los líderes entonces.

Cuando España gana la final del Eurobasket 2022 en Berlín, en el mismo edificio que la Final Four que acabó el pasado domingo, Juancho fue el MVP de ese partido, 27 puntos y 7 triples. Tras un torneo irregular consigue aprovechar los espacios en los pases invertidos, fundamental para sus características que el equipo sepa pasar tácticamente.

Cuando Panathinaikos gana la final, Juancho es un jugador que sale del banquillo, que comparte rotación con Mitoglou al 4. El griego ante el acierto clave en tiros de la segunda parte, acapara algo más los minutos. Recordemos que Juancho es un tres en esencia pero que en baloncesto FIBA es más usado como ala-pívot. La importancia de Juancho para el club griego ha sido resisitir. Empieza la temporada con muchísimos minutos, 13 puntos y 10 rebotes en su debut con prórroga frente a Olympiacos. Parte en consonancia con su estatus contractual con una situación de titularidad. En la derrota contra Fenerbahce (algo que siempre duele a un socio del Galtasaray como Ataman), Juancho se queda sin anotar. Era un equipo diferente, muchos minutos para Vildoza y para Kyle Guy… Luego tras el partido del Barcelona y las indirectas muy directas de su entrenador en rueda de prensa, se fractura un dedo. Cuando vuelve a la actividad, Nunn se ha hecho con el control junto a Sloukas. Todo ha cambiado

Hernangómez mediano, en la segunda parte de la liga regular ha aportado mucha defensa, rebotes, actividad lejos del balón y una actitud positiva en un marco complicado. Esto último le ha ayudado a estar preparado para todo. Un entrenador que deja claro que no eres su preferido, que lo dice públicamente con distintas formas gestuales y verbales. Un proyecto en un año que renacían económicamente y por momentos no sé en Grecia, sino en España, parece que el problema es tener buenas condiciones laborales. No hay sistemas de ataque (Mirotic y pocas excepciones más) que fomenten a un ala-pívot estrella, eso no sucede en Euroliga y menos con las características de Juancho, que el poste bajo no es uno de sus puntos fuertes.

En playoffs tras un primer partido donde no estaba en condiciones de jugar por una sinusitis y un problema muscular, tuvo una agravación de síntomas y necesitó hospitalización en Atenas y en Madrid, donde se trató hasta la recuperación. Vuelta a ayudar al equipo y boca cerrada porque lo que importaba era aportar en la cancha y en vestuario. Siempre cercano a sus compañeros, siempre en positivo. Esto no es tan sencillo, cuando desde adolescente te han dicho que eres muy bueno, cuando has jugado en la NBA al lado del MVP y mejor jugador del mundo (Jokic), cuando vives en este mundo de elogios y prebendas muchas veces la respuesta lógica de tu ego a las dificultades y al desafecto es cerrarse en banda y creer que los demás tienen la culpa.

Juancho fue blanco en categorías inferiores, por un espacio corto de tiempo perteneció al Real Madrid Cadete, como su padre, como su hermano. No duró mucho, hubo una lesión importante muy temprano. Y empezó a recorrer otras veredas, el CB Majadahonda, en un club pequeño, encontró el refugio de pastores donde sentirse bien. Luego Estudiantes, la Liga EBA y la llegada a la élite. La NBA como fin dorado, con el reverso oscuro de los traspasos continuos y la ausencia de control sobre tu futuro. Por eso cuando llegó Ataman ya sabía que los entrenadores y los directores deportivos te quieren y te dejan de querer continuamente. Estaba preparado, con una sonrisa. Con una sonrisa de 28 años, más vivida, pero aún sonrisa.

Hablar bien de Juancho no es hablar mal del Real Madrid. Buscar la dopamina tras cada celebración ajena de un compatriota, tras la opinión favorable sobre un jugador que lucha en un club extranjero es legal todavía, es parte de la búsqueda de la emoción, pero no es sano. El primero que sabe que su temporada es mejorable en lo individual es el jugador, pero el baloncesto no solo es eso. El primero que querrá mejorar porcentajes será él.

Juancho Hernangómez celebró en el Uber Arena una Euroliga ganada y sufrida a fuerza de conversaciones de media noche con su familia, con sus amigos. De mensaje con emojis positivos en la soledad de la noche ateniense en los días derruidos. De ahí se saca la fuerza para que el Partenón solo sea un símbolo, de una civilización a veces poco civilizada pero apasionada a la hora de adorar a sus dioses, los jugadores que consiguen que el trébol venza al puerto y que reine en el continente de nuevo. Cerca de la posición de los padres y la hermana de Juancho se sentó Fragiskos Alvertis, cuando fue reconocido por los fanáticos de la Puerta 13, el estadio rompió en una ovación cerrada. No se llevó ese aplauso ni Anteto, ni Pippen. Alvertis en la posición de 4 fue un guerrero mítico que aportaba rebotes, trabajo, amenaza desde el triple. Y lealtad. Nunca será olvidado para ellos. No sabemos cuanto tiempo estará Juancho en Atenas, pero de momento su instinto supo que resistir era la vía del éxito. Y lo consiguió. Un triunfo colectivo, pero también personal.