El gesto de Ricky Rubio con Grimau en su regreso al Palau que demuestra por qué es especial: "Ahora me siento raro"
El base de El Masnou se lleva la ovación de la afición culé en un agridulce debut por la derrota ante AS Mónaco.

Ricky Rubio ha conseguido muchas victorias a lo largo de su carrera, pero ninguna como la que logró contra la salud mental. Gracias a ese triunfo, el base de El Masnou ha podido volver a vestirse de corto para defender la camiseta del Barça. 13 años después de la última vez. Y nadie quiso perderse ese redebut del que tanto se había hablado, que terminó con sabor agridulce, pero al que él le terminó poniendo esa esencia especial que se vio incluso desde el calentamiento.
Por eso, cuando el speaker anunció que, con el 9, regresaba Ricky Rubio, no quedó nadie sentado en su asiento. Los 7.045 aficionados culés se pusieron en pie para dar la primera gran ovación a su base. Un momento en el que, después de todo, Ricky tampoco pudo disimular la emoción, mirando al cielo -en recuerdo, tan presente como siempre, a su madre- y agradeciendo todo el cariño a la afición.
Nadie en Barcelona se quiso perder la vuelta de Ricky. Ni siquiera su amigo Marc Gasol, que llegó a mitad del primer cuarto acompañado de su familia mientras Rubio todavía aguardaba su turno en el banquillo. Ahí, junto a su compañero Álex Abrines, que de lo difícil que puede ser enfrentarse a la mente también sabe un rato, estuvo compartiendo los primeros compases de juego. Esos en los que era precisamente el alero el que parecía explicarle más de una cuestión del sistema que se veía sobre el parqué.
🫶 Ni Marc Gasol se ha querido perder la vuelta al Barça de su amigo Ricky. pic.twitter.com/CkLNmltFeO
— Relevo (@relevo) March 1, 2024
No estaba jugando, pero todos los focos estaban puestos sobre él. Y aunque hubo que esperar al segundo cuarto, cuando tras el primer minuto de juego se le vio ponerse en pie, el Palau hizo lo mismo. Una ovación masiva, que posteriormente se transformó en cánticos con su nombre, inundó el pabellón. Y él, como si quisiera agradecer todo el cariño, no tardó en demostrar que la calidad no se olvida y que la actitud nunca se fue.
Como cuando en un balón dividido, Roger Grimau fue a pedir el challenge y él, sin dudarlo, le dijo que no lo hiciera, que era su compañero Da Silva quien había tocado la pelota el último antes de que se perdiera. Acciones que demuestran que Ricky, aunque todavía tenga que coger ritmo, sigue siendo Ricky. Como también dejó claro tras el descanso.
❤️ Con el número 9...
— Relevo (@relevo) March 1, 2024
R I C K Y R U B I O ✨
📽️ @FCBbasket pic.twitter.com/HUmNc2QYXn
No volvió a salir hasta a falta de tres minutos para acabar el tercer cuarto. Pero, nada más hacerlo, empezó a dirigir al equipo como siempre lo ha hecho: con inteligencia, buena lectura y haciendo jugar a sus compañeros. Pero también con esa gran visión para saber cuándo era su turno de cara a aro, como en ese reverso con el que sumó otros dos puntos para el Barça y, además, sacó el tiro libre adicional que también subió al marcador.
"Han sido muchas emociones, pero mucho trabajo hecho y ejercicios en la cabeza para controlar todo eso. He cambiado muchos mecanismos para sentirme bien. Ahora un poco raro, pero bueno", reconocía el propio jugador en zona mixta tras el duelo. E incluso admitió que en un principio pensaba que no iba a jugar: "Ha sido un poco así... porque antes de ayer (Grimau) me dijo que no, ayer que estuviera preparado y hoy ya que ha sido el día de los descartes pues que sí".
¿Cómo se enteró Ricky Rubio de que iba a jugar?
— Relevo (@relevo) March 1, 2024
💬 “Antes de ayer me dijo (Grimau) que lo más seguro es que no y ayer me dijo que estuviera preparado”.
🎥 @quimbg_30 pic.twitter.com/ehWam2NX0d
Sin embargo, esa ilusión y la emoción por su regreso no fueron suficientes para hacer que la victoria se quedase en el Palau (67-77). Pero el premio, sin duda, fue su regreso. El que tanto aplaudió el Palau y, como ya ocurriera hace una semana cuando volvió a vestir los colores de la Selección, también el baloncesto. Ahora sí, 13 años después, Ricky ha vuelto a Europa.