MARCHA

María Pérez deja atrás su hermetismo y se abre en canal: "Lo que viví desde marzo hasta el final de los Juegos no lo sabe nadie"

La campeona olímpica ha vuelto a competir (y ganar) tras unos meses de parón después de la gesta en París.

María Pérez cruzando la meta en el relevo mixto de marcha en los Juegos de París 2024. /GETTY IMAGES/OSCAR J. BARROSO
María Pérez cruzando la meta en el relevo mixto de marcha en los Juegos de París 2024. GETTY IMAGES/OSCAR J. BARROSO
Noelia Gómez Mira
Salvador Fenoll

Noelia Gómez Mira y Salvador Fenoll

Son las once y media de la mañana y el calor ya aprieta en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid. Ahí, en la pista de atletismo, María Pérez (Orce, 1996) ya marcha, como cada día, preparando lo que será su vuelta a la competición. "No compito desde los Juegos Olímpicos de París, pedí descansar un tiempo y vuelvo el 18 de mayo, para el Campeonato de Europa", reconocía solo unas semanas antes de ganar en Podebrady los 35 kilómetros marcha y colgarse la plata europea por equipos. Quizá una escena que ya se ha convertido en habitual, pero que lleva consigo mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio detrás.

Como el que tuvo que asumir un año antes, cuando esa lesión del sacro hizo que su carrera se tambalease, que su vida cambiara por completo y que saliera a relucir, pese a todo, la María Pérez más fuerte que quienes la conocen habían visto hasta ahora. Porque más allá de los éxitos, los récord, las medallas y, en definitiva, el brutal palmarés que ostenta, detrás hay una persona que tuvo que reinventarse en 2022, resurgió en 2023 tras lo que tuvo otro revés a finales de año, casi tocó fondo y supo ayudarse de los suyos para salir de nuevo a flote y tocar la gloria en 2024. Unas experiencias que le hicieron afrontar su particular carrera de una forma diferente, cambiar su vida -"creo que me estoy haciendo adulta", confiesa- y enseñar a esa María que hay más allá de la marchadora.

"Ahora a través de las redes estoy dando algo que no me gustaba hacer. Soy una persona muy hermética y me estoy abriendo. A veces veo vídeos en las redes que no me gustan, gente que se mete con otras personas, gente que tienen objetivos y retos y se meten con ella… Siempre criticamos en vez de apoyar y animar a las personas. A veces pienso en lo que he visto, en lo que he hecho… lo que esté mal, y reflexiono. Y creo que darlo a conocer, dar esa parte que solo los más íntimos y más allegados a mí conocen, también ayuda", mantiene, sentada y tranquila, en una charla con Relevo, donde hace repaso de su vida estos últimos tres años y confiesa qué le ha llevado a enseñar esa otra parte, la más personal, de una deportista.

"Esto he empezado a hacerlo ahora porque ya lo tengo todo en el deporte en el sentido de que ya no hay nada que me puedan quitar y porque este año ha sido un año difícil para mí, también en lo personal. Creo que lo que he vivido entre marzo hasta después de los Juegos… nadie lo sabe. Solo las personas muy cercanas. Sé llevar muy bien mis cosas, pero creo que son cosas que nos pasan a cualquiera en nuestro día a día y que el deportista, no por ser deportista ya no tiene que mostrar su vida, sino que lo puede mostrar y ayudar a los demás para que vean que no somos robots, no somos máquinas. Tenemos emociones, sentimientos… también se trabaja. Es algo que tiene que estar en el día a día de la sociedad", dice.

Su 2024 fue tan bonito como duro. Porque antes del oro olímpico junto a Álvaro Martín y la plata individual, llegaron los que fueron los meses más difíciles de su trayectoria (y su vida). Esos de los que ahora ha aprendido (y mucho), pero que tiene claro que no quiere volver a tener que pasar por ello. "No me gustaría volver a vivir lo que he vivido. Creo que de la parte mala que he vivido he sacado una buena, un aprendizaje y una madurez, que creo que ya tenía, pero que me ha hecho madurar todavía más y tener claro lo que quiero y lo que no quiero. Entonces creo que, a veces, si nos encontramos en un mal momento y lo contamos a la sociedad, mostraremos lo que somos y también será bueno para nosotros".

El aprendizaje en 2022 y las dos caras del 2023

Aunque sin duda, si ella tiene un año marcado por ser el año del "palo" que le hizo aprender, ese fue 2022. En su brazo, los anillos olímpicos que se tatuó tras los Juegos de Tokyo, pese a ese amargo que deja el chocolate puro en el que se traduce la cuarta plaza, al final también sirvieron para sobreponerse. "Veo un sueño cumplido. De hecho, no me he vuelto a hacer ninguno de París, tengo alguno pendiente… pero el de Tokio es especial. Es diferente al resto. Si yo ahora miro y veo el cuarto puesto en mis primeros Juegos… lo hubiese firmado. Pero cuarta y de la manera que fue…".

Tras la espinita olímpica, el 2022 apuntaba a un año ilusionante… pero todo se torció. Descalificación tras descalificación, la marchadora granadina tuvo que reinventarse, cambiar su técnica, y empezar de nuevo para luego volver a hacer historia. "Si pienso en 2022, veo un palo que todo el mundo en su vida tiene. Un palo, acontecimientos que te hacen aprender y también te hacen madurar; te hacen saber lo que quieres y qué es lo que estabas haciendo bien y lo que no estabas haciendo bien. Yo creo que es la piedra en el camino que te encuentras y que te pega la decepción más grande de tu vida y piensas: bueno, de aquí tengo que salir yo sola y no pedir ayuda, y mira que todo el mundo me dijo de pedir ayuda. Yo pensaba: yo me conozco, es mi cabeza, pero no todo el mundo puede hacerlo. El psicólogo deportivo, un psicólogo en la vida en general, es bueno porque nos ayuda a abrirnos, nos ayuda a soportar cosas que tenemos. Pero en mi caso quería resolverlo yo. Había tenido varios conflictos ya a lo largo de mi vida que había resuelto yo y había aprendido. No quiere decir que siempre aprenda la lección buena, también aprendí la lección mala, pero para mí fue una elección que creo que vino en el momento adecuado, si lo miro con la perspectiva de ahora, y que me hizo aprender, y que sacó esa marea más fuerte mentalmente que a lo mejor yo no había conocido todavía".

Tras eso llegó el 2023, el año en el que batió la plusmarca mundial de 35 kilómetros marcha y se coronó campeona y en el que acabó con dos oros en el Mundial, tanto en 20 como en 35 kilómetros. Pero aquella gesta le trajo consigo el mayor revés de su carrera. Diagnóstico: fractura por estrés en el sacro. Y todo se fundió a negro. "Cuando te dicen que te has quedado a un centímetro y medio de tener que pasar por un quirófano y poner un clavo, claro que piensas que ha sido el final de tu carrera deportiva y no de la mejor manera".

"Cuando te dicen que te has quedad a un centímetro y medio de tener que pasar por quirófano y poner un clavo piensas que ha sido el final de tu carrera"

María Pérez

"Llevaba dos o tres días en San Cugat esperando que llegaran los resultados y el día que lo hicieron, yo bajé pálida y me dijeron: '¿Estás bien?' y dije: 'Pachi…' y le di el móvil y digo: 'Es que ha salido que está fract… [se le entrecorta la voz] que es que se ha fracturado'. Y me dijo: 'No te preocupes'. Y a las tres horas me llamó Miquel Àngel Cos: 'No va a pasar nada, todo va a ir bien, no se ha roto del todo".

2024: el año de madurar y resurgir

Pero lo cierto es que todo fue más lento de lo esperado. Ya no por la recuperación en sí, sino porque varios virus y un gran cambio personal -que terminó, como ella misma confesó, en su divorcio- le pasaron también factura. Tanto, que incluso hicieron que se tambalease su participación en los Juegos Olímpicos de París. "El veintipico de junio, que ya estaba Roma, que quedaba un mes y medio, pillé los virus después de Coruña. Yo no me encontraba bien, si es que yo marchaba seis kilómetros y en los seis kilómetros me paraba, vomitaba moco y no paraba de toser, tenía reacciones alérgicas sin saber lo que era, erupciones cutáneas… Desde que empiezo la recuperación ya voy a gancho porque los meses pasaban volando y los Juegos llegaban…".

"Es verdad que los Juegos tienen algo especial, que no se preparan como cada competición, sino que te dejas la vida en cada entrenamiento. Ha sido en la que más al límite he ido y he vivido cada entrenamiento como fuera el último. Fue duro. Yo para ir a un sitio donde no estuviese bien, en donde me iba poniendo al límite para poder llegar… no quería ir, porque lo mismo esa plaza se la merecía otra persona y no yo", cuenta. Y todo aquello hizo que incluso sintiera que la marcha se le iba. "Yo quiero retirarme y decir yo la fecha, no que una lesión lo haga. El dolor de cualquier deportista es no decidir tú cuándo te retiras, sino que te retire una lesión".

"El dolor de cualquier deportista es no decidir tú cuándo te retiras"

María Pérez

Pero su historia tenía que seguir (y coronarse) como hizo, con ese gesto con el que sacó absolutamente toda la rabia primero tras colgarse la plata individual y, después, tras cruzar la meta en el relevo mixto como campeona olímpica con Álvaro Martín. Aunque aquello a día de hoy todavía le sigue dando vértigo. "Sé que tengo dos medallas, las tengo guardadas en un sitio que ni las veo, pero es que si pensara lo que he hecho… uf, estaría acompañando a Álvaro Martín retirándome porque me daría vértigo. Entonces no lo pienso", confiesa.

"Creo que tras un año difícil, en París estuvieron las personas que tenían que estar, que eran mis padres, mi entrenador, mucha gente de nuestro equipo de trabajo, muchos amigos que al final vivieron los momentos malos de los meses antes. Todos vivían con nervios la preparación por si salía o no salía… Entonces fue la guinda de decir mentalmente aguanté una presión que no sé si todo el mundo hubiese aguantado. La gente se tiene que dar cuenta de que a veces los resultados son los de menos, que lo que importa es el proceso y cómo se lleva". Y es que en todo ese proceso, de lesiones, virus y reveses de salud también vivió uno muy importante para ella a nivel personal.

"En esa época también viví un divorcio. Le deseo lo mejor a la otra persona, de la cual he aprendido muchísimo durante ocho años, pero me tocó empezar un divorcio en marzo y terminé en junio. Volví a mi sitio de origen en un año complicado, por eso más que los resultados tienes que darte cuenta de si la gente de tu entorno es la adecuada o no para llegar a ese resultado. Y para mí, mi gente es la mejor porque he tenido la suerte de que me acompañan desde que con once años empecé".

Por eso, la visión de vida que tiene a día de hoy María Pérez va mucho más allá del deporte. Por eso, que su nueva meta vaya más allá del deporte no resulta extraño. "Creo que no todo en la vida es deporte, está muy bien, te da muchos y buenos valores, pero me encantan los niños y quiero ser madre. Entonces con 32 años, cuando vuelva de Los Ángeles, creo que es la edad perfecta para serlo y no tengo miedo de serlo soltera o con alguien y es mi objetivo y lo voy a ser. Es mi sueño y lo voy a cumplir", confiesa confiada. La cuenta atrás para el 'final' ya está en marcha. Pero mientras tanto, a seguir disfrutando del proceso, de lo que ha sido (y está siendo) y de sus éxitos. Porque, como ella misma ha dicho, en eso está la clave de todo.