La dura historia de una campeona del mundo de 400: "Comencé a correr por dinero"
Marileidy Paulino atiende a Relevo después de lograr el oro en el Campeonato del Mundo de Budapest.
Budapest-. Marileidy Paulino (República Dominicana, 26 años) es una mujer humilde y sencilla, a la que no le gusta verse delante de los focos. Ha citado a Relevo pocas horas después de su título mundial en el Hospitality de Adidas en Budapest y, a su llegada, sigue recibiendo felicitaciones y aplausos de los aficionados al atletismo y compañeros que se cruza a su paso. La caribeña ha logrado su primer oro mundial individual al aire libre, tras llevar a su país a lo más alto en el relevo 4x400 mixto hace un año en el Mundial de Eugene.
A Paulino le siguen costando las entrevistas. De carácter tímido, ya sólo piensa en cómo lidiar con la gran celebración que le preparan en su Nizao natal, la capital de su país. Es una referente para los niños de las clases más humildes de la República Dominicana, desde donde ella salió. Cuando debutó en los Juegos, su madre ni siquiera tenía una televisión para ver sus carreras. Allí, ganó la medalla de plata y ahora sube un escalón más para ser la campeona mundial del 400 femenino.
¿Cómo te sientes como campeona mundial?
Estoy bien, gracias a Dios, porque todavía no he asimilado lo que he hecho, pero me siento muy feliz y agradecida.
¿Qué significa esto, llegar hasta lo más alto, para ti?
Significa algo muy grande, ya que yo vengo de una familia pobre, humilde, llena de un corazón bondadoso, y estoy muy feliz.
Tienes un físico portentoso. ¿Cómo terminaste haciendo atletismo?
Cuando yo estaba en la escuela, un profesor de Educación Física nos puso una prueba de salto junto a los chicos y yo les gané. Mi profesor dijo: 'Ojo, esta chica tiene talento'. Me puso en manos de entrenadores de balonmano y de atletismo a la misma vez. Y por ahí surgió todo.
¿De balonmano?
Antes yo jugaba al balonmano. Me dijeron que me pasase al atletismo, pero yo no quería saber de atletismo. Les decía que no, no y no. Finalmente, lo hice. Al principio, se convirtió en algo que lo hacía por el dinero, luego ya se convirtió en amor.
Los entrenadores te dirían que lo tuyo era el atletismo... y acertaron.
Primero entrenaba en una pista de mi pueblo, luego me llevaron a la capital y mi entrenador dijo: 'Esa es la que yo quiero'. Le presentaron a más chicas y él dijo: 'No, tiene que ser esta'.
¿Diste el paso por las necesidades de tu familia?
Claro, eso es. Tenía talento, pero no tenía las ganas como para hacer atletismo, quería hacer balonmano. Llegué a atletismo porque me empezaron a pagar, y yo dije: 'Bueno, aquí me están dando algo'. Me tenía que quedar aquí aunque fuera a las malas, pero bueno.
¿Cómo fueron los inicios?
Empecé corriendo descalza, luego lo hice con una media. Después creo que me regalaron unas zapatillas, luego me pude comprar unas. Todo es un proceso. Recuerdo que cuando me llevaron con mi primer entrenador, el primer día salí corriendo porque no aguantaba el entrenamiento. No podía aguantar esa exigencia, pero después me volvieron a buscar.
"Lo que consigo, le sirve a los jóvenes de país como motivación"
Después de unos inicios tan duros. ¿Cómo lo está viviendo tu familia?
Ellos están muy felices por el triunfo que yo he conseguido. Incluso querían hacer algo, una fiesta y todo eso. Les dije que disfrutaran. Aunque les dije que no puedo celebrarlo todavía porque quiero centrarme en los Juegos Panamericanos [20 de octubre - 5 de noviembre].
Te estás convirtiendo en una referente para mucha gente humilde de tu país y de muchos otros.
Claro, todo esto le sirve a muchos jóvenes como una motivación. Recuerdo que en los Juegos Olímpicos, cuando gané la medalla de plata, muchísimos jóvenes y adultos empezaron a practicar el deporte del atletismo. También el voleibol y otros muchos deportes. Cuando alguien gana, los niños siempre ven una motivación para ellos dar el primer paso.
Cuando vas a tu país y los niños te miran con admiración, ¿qué sientes?
Algo difícil de expresar, porque a mí me encantan los niños, me encanta la gente que tiene hambre por soñar. Cuando empecé a ir a campeonatos, me acuerdo de que siempre a mi casa iban unos niños y me empezaban a buscar gritando: 'Marileidy, Marilady'. Les decían que yo no estaba y empezaban a llorar. Yo estaba entrenando en la capital o compitiendo.
Ahora habrán vuelto a la puerta de tu casa y todo será alegría.
Mi mamá está muy feliz, estuve hablando con ella ayer, todo era alegre. Cuando llevé la plata de Tokio y llegué a Dominicana hicieron una caravana increíble. Dije: '¡Madre mía, ¿dónde va toda esa gente?' Soy de las personas que no me gusta estar en lugares con mucha gente, me siento como así... (gesto de agobio). De verdad que fue increíble, los dominicanos son muy increíbles.
¿Qué esperas que ocurra ahora?
Bueno, yo sé que va a ser una caravana bien fuerte. Pero espero que no me cansen porque en los Juegos Olímpicos sufrí demasiado. No me gusta estar con tanta gente, pero sé que es algo lindo. Son tantas emociones que yo nunca había tenido cuando era pequeña o cuando empecé en el atletismo, que me tienen cohibida.
En aquellos días, salió la historia de que tu mamá no podía verte en casa porque no tenía una televisión. ¿Es cierto?
Es cierto. El exjugador de béisbol Vladimir Guerrero le regaló una televisión para que me pudiera ver. Fue algo increíble.
¿Te hubiese gustado que tu mamá estuviera aquí?
Sí, claro. Ahora está allí, pero para los Juegos Olímpicos me la voy a tratar de llevar.
Después de repasar todo tu camino hacia el éxito: ¿Cómo valoras tu vida ahora?
Bueno, yo la definiría como algo maravilloso, algo grandioso. De verdad que ahora no sé todavía... Tengo tantas emociones que creo que mañana ya empezaré a sentir todo esto. O quizás tardaré aún más.