Mbappé aplica su ley y se da un homenaje en el emotivo adiós a Modric, Ancelotti y Lucas

Horas antes de que el esférico echase a rodar en el envite entre el Real Madrid y la Real Sociedad, correspondiente a la última jornada de Liga, pero sin nada en juego, el ambiente en los aledaños del Santiago Bernabéu era especial. Mientras cientos de turistas posaban junto al estadio, sacando a relucir sus mejores sonrisas y buscando el plano perfecto, la nostalgia se apoderó de los aficionados más fieles. No era un día cualquiera: tocaba despedir a Luka Modric y Carlo Ancelotti. Ambos dijeron este sábado adiós al feudo en el que han escrito con tinta de oro varios de los capítulos más ganadores de la historia, cerrando un legado, el más prolífico de la era moderna, con la conciencia tranquila y la vitrina repleta de recuerdos. También de títulos.

Sobre el césped, después de una ovación unánime por parte del Bernabéu, Modric siguió su hoja de ruta habitual entre desplazamientos en largo con su característico golpeo de tres dedos, movimientos entre líneas y ayudas en defensa. El Madrid, por su parte, pareció acusar la hora del partido (16:15) en los primeros compases del choque y lo 'apagado' de la clasificación, con el liderato resuelto desde el Clásico de Montjuic. Sólo Mbappé, con el Pichichi y la Bota de Oro en juego, reclamó algo más de actividad en zona ofensiva, esta vez acompañado por Güler y Brahim. Suya fue la ocasión blanca que cerca estuvo de superar a Unai Marrero, titular en detrimento de Álex Remiro, en el minuto 12. Antes, eso sí, Sergio Gómez dispuso de la oportunidad de empañar la tarde de despedidas con un disparo que, finalmente, atajó Lunin.

Cuando todo parecía encaminado para llegar al paso por vestuarios con el 0-0 en el electrónico, el VAR corrigió una decisión de Melero López y decretó penalti en tras una mano de Pablo Marín en una conducción de Arda Güler en el 38'. Sin embargo, Marrero detuvo el lanzamiento de Mbappé, pero no pudo hacer nada para evitar que cazase el rechace, convirtiendo su diana número 30 en la competición doméstica. Precisamente con el 1-0 se llegó al ecuador del envite, marcado por sendas ovaciones y cánticos a Modric y Carletto. Los verdaderos protagonistas, en una tarde de emociones contradictorias.

En la segunda parte, y pese a la lesión de Brahim (se retiró tocado), el regreso de Vinicius despertó a un Madrid apático y descafeinado en la primera mitad... por poco tiempo. Sin nada en juego, más allá de la satisfacción de finalizar la temporada regular con una victoria, sólo contragolpes aislados pusieron en jaque la meta defendida por Marrero, de lo más destacado de una Real Sociedad que, pese a apostar de inicio por la unidad B, compitió.

Prueba de ello fue, por ejemplo, la ocasión de Oyarzabal, que reemplazó a Mariezkurrena, en torno al minuto 75. Su disparo golpeó en la mano de Asencio, pero el capitán txuri-urdin se encontraba en fuera de juego y la acción quedó anulada. Poco después, la nostalgia volvió a sobrevolar el Bernabéu con la sustitución de Lucas Vázquez, cuyo contrato con el conjunto merengue finaliza tras el Mundial de Clubes. Ni el lateral ni el club han comunicado su adiós, pero sus lágrimas antes, durante y después del cambio anticipan su desenlace, que será, sobre el papel y a la espera de noticias, idéntico al de Modric.

Con sólo siete minutos por delante, Mbappé volvió a dar un golpe en la mesa. Lo hizo en el 83', asistido por Vinicius, con un disparo al palo corto que pilló por sorpresa a un Marrero que parecía tenerle tomada la medida. La imagen del partido no tardó en llegar: en el 88', cuando el canterano Chema se disponía a entrar al partido, Modric portó su brazalete a Valverde y comenzó una ovación para la historia. La del 10. Después de un pasillo en el que también participaron los jugadores de la Real Sociedad, y con muchas lágrimas de por medio, el croata abandonó por última vez el feudo blanco... y Kroos apareció junto al banquillo. El teutón se retiró hace prácticamente un año y no dudó en acompañar a su socio en un momento especial y conmovedor a partes iguales. Juntos lo empezaron y de la misma manera lo terminan, a la espera de Xabi Alonso... y con una nueva era para la que no habrá transición.