Al Espanyol no le alcanza con desdibujar a un Osasuna que no tiró a puerta

El Espanyol necesitaba ganar no sólo por la clasificación, sino también para reforzar a un entrenador que lleva varias semanas en la cuerda floja. A Manolo ya no lo amparan los resultados, pero sí una afición y un vestuario que van a muerte con él. Su equipo lo demostró sobre el césped, aunque no fue suficiente para tumbar a un Osasuna que nunca supo qué hacer con el balón.

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Con las bajas de Omar y Jofre por sanción, Manolo González dio vuelo a Tejero y Antoniu Roca por la banda derecha. El Espanyol llegaba con urgencias y las transformó en energía en el inicio para incomodar a Osasuna. Vicente Moreno ubicó a Raúl García de Haro junto a Budimir y despobló la banda izquierda para dar pista a Bretones, hoy jugando como lateral.

El equipo navarro consiguió replicar rápidamente la intensidad inicial de los pericos, pero echó en falta la explosividad de Bryan cuando se instalaba en campo rival. El Espanyol se defendía bien, sin dejar grietas y esperando agazapado para salir al contraataque. Hubo tramos para ambos durante la primera parte, aunque siempre circulando por el centro del campo y nunca por las áreas.

Apenas un par de carreras de Antoniu Roca y un pasaje en el que Aimar Oroz flotó sobre el césped levantaron a algunos aficionados de sus asientos, pero ninguno consiguió convertir en peligro su buen hacer en el campo. Ni Espanyol ni Osasuna remataron a puerta en la primera parte.

Los pericos se volvieron a apoyar en esa necesidad para salir a morder en la segunda parte e incomodar en la presión, pero todo se volvió a esfumar de inmediato. Siguiendo el plan, el Espanyol cedió el protagonismo con balón a Osasuna, otro que los equipos que menos posesión tiene en sus partidos de LaLiga.

Osasuna tardó poco en hacerse con el mando del encuentro, aunque más por obligación que por convicción. Aimar se desdibujó con el correr de los minutos y Pablo Ibáñez no encontró nunca su hueco para activar a Rubén García o Bretones en el último tercio. Vicente Moreno introdujo a Iker Muñoz y Rubén Peña, pero nada inmutaba a un Espanyol tan débil con balón como ordenado sin él.

Hubo que esperar hasta el minuto 77 de partido para ver el primer disparo a puerta del encuentro. Pol Lozano cazó un rechace en la frontal del área y buscó la rosca al segundo palo. La mitad del estadio ya estaba festejando el gol cuando Sergio Herrera se hizo gigante despejando a córner. Aquello despertó a la afición perica.

El encuentro amagó con romperse tras el paradón de Sergio Herrera porque a Osasuna le entraron las prisas. Con ello vinieron las pérdidas en salida y los espacios para que el Espanyol corriera, perosiempre con fallos en el pase final que alejaban a los de Manolo del peligro real.

El conjunto perico jugó el partido que quería jugar, pero no le alcanzó para ganar. Osasuna disputó el encuentro que quiso Manolo y por ello no fue el equipo que tan bien está rindiendo con Vicente Moreno en el banquillo. La prueba es que no tiró a puerta, pero ni por esas cayó en un campo que pide a gritos una reacción de la propiedad.