Con Griezmann y Mbappé de capitanes no se hubiera hundido el Titanic

Didier Deschamps tomó la controvertida decisión de convertir a Kylian Mbappé en capitán de Francia con solo 24 años, a costa de un Antoine Griezmann con más edad y los galones suficientes para asumir tal responsabilidad. Pudo generar tormenta. El jugador del Atlético no se lo tomó bien, tal y como reconoció su propio compañero. Este sentenció: "Hablé con él. Estaba decepcionado y es comprensible. Es quizás el jugador más importante de la era Deschamps. Yo no soy su superior, vamos a ir de la mano él y yo para intentar que esta selección reine a nivel mundial". Por supuesto, el seleccionador confió en el rojiblanco como segundo al mando. Cero polémicas. Porque con Mbappé y Griez controlando el timón, probablemente no se hubiera hundido ni el Titanic.

Este pasado jueves dio comienzo la fase de clasificación para la Eurocopa 2024, para la que Francia ya es favorita. Queda más de un año, pero sin Brasil ni Argentina, se antoja complicado que alguien pueda tumbar a este transatlántico. Si quedaba la más mínima duda del entendimiento del grupo tras el runrún del brazalete, cogió Mbappé el balón en la izquierda y se lo entregó preciso a Griezmann para que la empujara a la red. El del pelo rosa saltó de júbilo y corrió raudo hacia la zona del capitán. El resto de compañeros le acompañaron a sprint, señal del entusiasmo con el que afrontan esta nueva etapa.

Esta 'nueva' etapa porque Deschamps recibió el cariño de Le Graet para mantenerse al mando, olvidando el sueño latente de Zinedine Zidane. El técnico se lo ha ganado. Algunas de sus invenciones han resultado sobresalientes. Una de ellas ha sido colocar a Griezmann como interior, donde está desatado. Es un jugador mayúsculo, en el mejor momento de su carrera. No le vale para ser capitán, tampoco lo necesita. Su vínculo con Mbappé va más allá de detalles. Como ya pronunció el del PSG, van a "ir de la mano".

Así se demostró, de nuevo, en el tercer tanto del combinado francés, que en cuestión de 21 minutos decidió arrasar a Países Bajos, nada más y nada menos. Griezmann no participó en la jugada, pero estalló de alegría con el tanto de Mbappé. A todo esto, con él y el posterior superó a Karim Benzema como el quinto máximo goleador de la historia de la selección. Se acercó a él y protagonizó la imagen que antes no les dejaron sellar. El primer gol juntó a todo el combinado francés en una esquina, saltando exaltados. El tercero ya permitió el trato individual de la escena, con los dos capitanes formando una dupla letal.

Si algo le quedaba a esta Francia, por ponerse exquisitos, es un recambio de garantías para el veterano Giroud, partiendo de la base de que Karim Benzema puso fin a su carrera internacional. Deschamps ha encontrado a Kolo Muani, otro artista. Parece cuestión de tiempo que dé el salto a un grande europeo. Y lo hará de forma merecida. Ya en Catar pudo darle la gloria a los suyos, pero se encontró con el Dibu Martínez.

Ahora, ejerce de futbolista móvil, de los que enloquecen defensas. Un delantero con tal habilidad es precisamente lo que tantas veces ha reclamado Kylian Mbappé como necesario a su lado. Con él, el del PSG disfruta, encara, chuta, se mete por dentro, rompe por fuera. Su capacidad de fijar centrales también favorece el despegue ofensivo del interior Griezmann y Coman es otro que no debate a la hora de buscar la portería.

En el medio, Deschamps opina distinto que Ancelotti. De hecho, confirmó que él ve a Camavinga como su lateral izquierdo. Y, por tanto, prefiere en el medio a Tchouameni. En la capital, parece que el técnico italiano, por las últimas alineaciones en días señalado, prefiere el revolucionario estilo del ex del Stade Rennais. El medio dio la razón en términos de confianza a su técnico. De sus botas nació el pase hacia Mbappé, que marcó el tercero después de que Kolo Muani dejara pasar el balón para la galería.

La exhibición de Francia impide destacar negativamente a Países Bajos. El primer día de clase y caerte por las escaleras. Los neerlandeses no comparecieron en el Stade de France. Koeman, que se estrenaba en esta nueva etapa en el banquillo, tiene excusa: no contaba con futbolistas imprescindibles como Frenkie de Jong. Quizás ni con Maradona y Pelé en sus mejores tiempos hubieran sido capaces de frenar al huracán francés.

Su verdadero examen estará en la Nations League en junio. Y más referencial será frente a Gibraltar. Este viernes, tocaba aguantar el chaparrón. Aun así, Koeman pudo mostrar algunas de las variantes que pretende implantar en otra potencia europea como Países Bajos.

Por el momento, el sistema. Van Gaal insistió con los tres centrales y los dos carrileros, aprovechando una de las principales cualidades de Países Bajos: sus zagueros. Koeman apostó un 4-3-3, con Timber y Aké de laterales casi improvisados, Xavi Simons escorado a la izquierda y Memphis en la punta del ataque. Un día para olvidar en el que hasta el jugador del Atlético falló un penalti. Poco pudo hacer ante una Francia comandada por dos capitanes que hasta hubieran salvado al Titanic. A ver quién les para.