Campazzo se hace gigante para tumbar al Barça y meter al Real Madrid en otra final

Murcia.- Pocas cosas hay mejores para abrir boca o iniciar un buen menú que un Clásico. Si, además, este te trae aliños extra en forma de alicientes por ambos lados, aún más. Aunque finalmente la receta acabase de tener firma argentina, concretamente la de Facundo Campazzo, que se nota que Murcia fue su casa y no se le da nada mal esta cancha (MVP con 18 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 33 de valoración), lo cierto es que el duelo vivido en estas semifinales de la Supercopa entre Real Madrid y Barça fue un auténtico espectáculo. Mucho más de lo que podría haberse pensado siendo un partido tan tempranero cuando apenas se ha terminado todavía la pretemporada. Eso sí, quizá esta fue la clave que determinó el duelo e hizo que los de Chus Mateo se acaben metiendo (otra vez) en la final (89-83).

Porque aunque el nuevo Barça de Joan Peñarroya dejó una esencia o impronta que el equipo culé no encontró la temporada anterior, supo empezar bien, volver cuando el equipo blanco parecía escaparse y apretar el partido justo en la recta final -minuto de infarto el que se vivió los últimos 60 segundos de juego-, los detalles y el tener un bloque que se conoce terminaron por decantar la balanza hacia el lado blanco. Los de Chus Mateo ya están en la final y pelearán por lograr su séptima Supercopa consecutiva. Y, por cierto, Edy Tavares sigue sin saber lo que es perder un partido desde que la jugó por primera vez.

Hay cosas que nunca cambian. Y una de ellas es que este es el Real Madrid de Facundo Campazzo. Y eso que el argentino no ha sacado a relucir todo su arsenal. Aun así, la calidad que aporta cuando está sobre el parqué es algo que le sale de forma innata. El Real Madrid sigue siendo ese gigante al que, aunque las cosas se le pongan (o lo parezca) cuesta arriba por momentos, sigue teniendo recursos suficientes para volver a darle la vuelta a la tortilla. Y eso ha vuelto a demostrar la pizarra de Chus Mateo ante el Barça... gracias, sin duda alguna, al base argentino.

Este Barça sí. Carácter, ambición, la forma de jugar… podrá o no ganar, pero el cambio que ha dado el conjunto culé este verano es brutal. Obviamente, los fichajes son absolutamente clave, pero la forma de entender el baloncesto que quieren hacer es santo y seña de quien tiene la pizarra. La mano de Joan Peñarroya se nota, y mucho, en esos detalles que te hacen ver que este Barcelona, aunque todavía le quede trabajo y tenga que coger rodaje, como es lógico, tiene ese 'algo' que tanto se echaba en falta. La forma de creérselo que han dejado claro jugadores como Darío Brizuela -con esos tres triples en cinco minutos que se ha generado él sólo, pese a ser tercer escolta-, el descaro de Justin Anderson que tanto faltaba en la plantilla culé hace unos meses… Todo eso es un plus lleno de trabajo que hacen, de forma oficial, al Barça favorito a todo.

Ojalá saber el secreto de la eterna juventud de Serge Ibaka. Ese sería mi mensaje de whatsapp para el pívot. Porque bienvenidos sean los nuevos, si llegan como él. El nacionalizado español ha dejado claro que por él no pasan los años, al menos no en defensa. El talento que tiene para sacar petróleo bajo aros sigue absolutamente intacto. Y el Real Madrid lo ha agradecido y mucho ante el Barça. Póker de tapones, rebotes, puntos y un desgaste a la defensa culé como carta de presentación en la que es su vuelta a casa.

El niño se ha hecho mayor. La mili en Alemania ha hecho su efecto, tanto que a Peñarroya no le ha temblado el pulso para apostar por él para que empiece a coger rodaje desde la primera parte. Y sí, lo cierto es que ya ha dejado detalles de los que apuntan alto. La forma de leer que tiene, el carácter para no temerle a quien tiene en frente -véase cómo ha peleado con uñas y dientes con Sergio Llull y hasta le ha ganado el pulso en la primera mitad-, las penetraciones para acabar habilitando a sus compañeros… Lo que ha mostrado Juan Núñez ya deja ver qué puede dar de sí. Y sí, es una muy buena noticia para el Barça… y para el baloncesto español.

Cuando terminó la pasada temporada, se vio a Alberto Abalde dando un pequeño paso al frente. Más tiro, más confianza de cara a aro y mejores sensaciones. Y lo cierto es que el verano no ha hecho que esto se le olvide, sino al contrario. El glow up -que dirían los millennials para hablar de la mejora- del alero es una absoluta realidad. Y los ocho puntos que ha dejado en la primera parte el claro ejemplo. Pero, lo mejor de todo, son sus sensaciones. A Abalde se le ve cómodo, sin miedo, y esto puede hacerle dar un gran paso al frente. Y sí, esto sería una gran noticia para el Real Madrid y para Chus Mateo.

Bienvenidos al show. Juntar a estas dos bombas en el parqué es una apuesta segura para Peñarroya. La pareja ha dejado claro que se entiende de forma excelsa sobre la pista. Y si ya la pasada temporada Parker se convirtió en el fichaje revolución del Barça, Kevin Punter no ha tardado en demostrar que esta temporada el protagonista quiere ser él. Su calidad es innata y se nota, su descaro, también. Por eso que haya tanta expectación por ver lo que puede aportar esta temporada y lo que puede dar de sí formando esa dupla con Parker no es baladí.