Las promesas que forjaron a la Linda Caicedo más ambiciosa: "Cuando sea profesional, te voy a sacar de esa cocina..."

"Papá, yo voy a ser futbolista profesional...". Linda Caicedo siempre tuvo claro su objetivo junto a la pelota. Con cinco años, le pidió a su padre, Mauro, una pelota y unos guayos, tal y como también se conocen a las botas de fútbol en su país natal, Colombia. Aquella niña estuvo toda la noche golpeando aquel esférico de caucho. Lo demás, está siendo historia.

Por ello, teniendo el Mundial Sub-20 en el país cafetero como gran percha, FIFA ha regresado al pasado de la mano de los testigos (su padre, su entrenador, un vecino...) que vivieron los primeros pasos de quien hoy luce como una estrella de este deporte. La atacante del Real Madrid es uno de los grandes nombres del torneo mundial en categoría Sub-20, en el que disputará los octavos de final ante Corea del Sur el próximo jueves (3:00 hora española).

"Un día cualquiera le dijo a la mamá: 'Yo, cuando sea profesional, te voy a sacar de esa cocina donde trabajas para ese poco de personas a los que le vendes almuerzo -Herlinda, su madre, tenía un pequeño restaurante donde vendía comidas-. Con estas piernas que dios me dio... Este va a ser el motor para darles a ustedes una mejor vida'", cuenta Mauro en declaraciones a FIFA. El padre de Linda Caicedo confiesa su intención inicial de que la ahora jugadora del Real Madrid estudiara abogacía.

"No quiero que tires el colegio por la borda, te vas a ir de viaje, vas a descuidar el estudio... En la familia hay profesionales, pero no hay una abogada. Quiero que seas tú...", desvela que le dijo a Linda, que fue contundente en su respuesta: "Voy a ser futbolista profesional...". Un objetivo que cumplió años después, con Cristiano, Messi o Neymar como ídolos a los que siguió en sus primeros años.

De hecho, desde FIFA, indican que con sus "primeros sueldos" como jugadora profesional, durante su etapa en el América de Cali con 14 años, compró una televisión para ver, grabar y repetir las jugadas del brasileño. Incluso copiaba sus gestos y movimientos en el campo.

Hasta llegar a ese momento vivió momentos complicados, en equipos de chicos, jugando con sus vecinos en la calle, de tierra. Algunos también recuerdan los enfados de su madre al volver a casa con las zapatillas embarradas de jugar al fútbol. Su primer equipo fue el Real Juanchito, una escuela de fútbol en la que se convirtió en la única chica. "Los padres buscaban un espacio para ella, pero en ese momento el fútbol femenino no tenía tanto lugar y encontrar un equipo de chicas era difícil de conseguir, al menos en esta zona. Entonces ella entró a un grupo de niños", indica a FIFA Miguel Ortíz, uno de los entrenadores.

Poco a poco, su talento fue derribando barreras. Del Real Juanchito al América de Cali y de Colombia a España para vestir la camiseta del Real Madrid. Un salto acompañado de un boom inédito para una chica de su edad -aterrizó en la capital española nada más cumplir los 18 años-. Año y medio después, es uno de los rostros más reconocidos del fútbol femenino mundial. Y eso que aún tiene toda una carrera por delante. Por lo pronto, quiere alzar la copa de campeonas en el Mundial Sub-20, donde es la gran estrella de Colombia tras haber participado en los JJ. OO. y con el sueño de sumar el primer título con el Madrid en esta temporada.