Palmer y Maresca le cierran al Betis las puertas del paraíso

El Betis acabó con el alma rota. Entre lágrimas de futbolistas y aficionados. La cita con la historia en Breslavia acabó en frustración. El todopoderoso Chelsea de Enzo Maresca remontó el tanto inicial de Abde con un segundo tiempo arrollador. De la mano de Cole Palmer, ese excelente futbolista que lidera su ataque, el conjunto londinense le dio la vuelta al partido hasta acabar apabullando a los verdiblancos. Un 4-1 muy doloroso para esa afición bética que había soñado con entrar en el paraíso. Pero las llaves las tenían Maresca y Palmer, que se llevaron la Conference League para Londres para que el Chelsea sea el primer equipo con el triplete de competiciones continentales.

Todo cambió tras el 1-1. Era el minuto 65 cuando Palmer decidió transformar el duelo. Su pase al corazón del área encontró a Enzo Fernández, que se impuso entre Bartra y Sabaly para enganchar un testarazo imposible para Adrián. El propio Palmer lo intentó después con un disparo lejano como preludio del 1-2. Otra acción del habilidoso atacante, que dejó atrás a Jesús Rodríguez para ponérsela a Nico Jackson, que ya puso la remontada. Dos golpes que enviaron a la lona al Betis de Pellegrini, que no pudo rescatar a los suyos con los cambios. Los tantos de Sancho y Caicedo ya pusieron una distancia insalvable y llenaron de lágrimas a la afición bética. La ilusión del primer acto acabó en dolor, aunque seguro que con el paso del tiempo se verá con orgullo.

La puesta en escena del Betis había sido la guionizada por Pellegrini. Incomodando al Chelsea en su salida de pelota y marcando el ritmo al son de Isco, omnipresente por todas las zonas del campo. Y así llegó el 1-0. Una recuperación de Fornals habilitó al malagueño, que sacó la magia para poner en ventaja a Abde. Si todo el mundo esperaba el pase hacia Antony, Isco vio al marroquí en ventaja. Y éste, como en la semifinal ante la Fiorentina, remató con la zurda para ponérsela imposible a Jorgensen. Un delirio bético en Breslavia.

No bajó la guardia el Betis. Sin dejar que el Chelsea se sintiera cómodos sobre el verde. Con Bartra probando desde lejos a Jorgensen y, sobre todo, percutiendo por la banda izquierda. Si Maresca había puesto el foco en Antony, muy vigilado por Cucurella y las ayudas, los verdiblancos hacían daño con Abde. El marroquí, recortando dentro del área, se la puso a Johnny Cardoso y sólo la intervención de Badiashile impidió el segundo tanto bético. Maresca se desesperaba en la banda. Ni Palmer ni Neto ni Madueke eran capaces de romper la muralla bética. Sin meterse atrás, sin ese paso que lo obligase a defender en el área, el Betis se sintió cómodo hasta el intermedio.

Pero todo cambió tras el descanso. Ya se torció para el Betis con las molestias de Ricardo Rodríguez y Abde, que cambiaron por completo la banda izquierda bética, la que había desequilibrado el partido. Maresca, además, le metió más físico con Reece James. También Palmer vio ese agujero con lo que empezó a buscar ese costado. El Betis ya no olía la pelota e incluso dio un paso atrás en su zaga para defender más cerca de su portería. Un empuje del Chelsea que acabaría siendo decisivo. Con Palmer como asistente en los goles de Enzo Fernández y Nico Jackson. Con Sancho y Caicedo aprovechando los espacios para sellar la goleada.

Breslavia quedará en el recuerdo. Una primera final europea que debe servir de lección para el futuro. Un aprendizaje que deja una herida abierta en el Betis. La ilusión del beticismo se desvaneció en media hora, la que necesitó Maresca y su Chelsea para exhibir que los grandes de Europa todavía están un escalón por encima del equipo verdiblanco. El paraíso todavía tendrá que esperar. Pero el orgullo verdiblanco estará de nuevo el año que viene en Europa para buscar la revancha.