España se queda sin ideas y sin vidas extra ante Letonia

España tiene pie y medio fuera de los cuartos de final del Mundial. Sin argumentos ofensivos durante muchas fases del choque, el equipo de Scariolo se ha complicado la vida y necesita de una victoria ante Canadá, una de las favoritas al oro, para viajar a Manila con las ocho mejores del mundo. La selección perdió ante el empuje de Letonia en un partido gris, en el que no se encontró cómodo en ningún momento en ataque. Ni siquiera su superioridad en la pintura fue suficiente para doblegar los triples letones, que volvieron a hacer una machada ante una de las candidatas al podio.

Se esperaba un choque a toda velocidad por el juego vertical de los letones. Con esas Scariolo sacó un quinteto para frenar un poco a su rival. Lo consiguió en defensa (29 puntos concedidos en la primera mitad) pero se atascó en ataque, donde no era capaz de fluir. Fue entonces cuando el italiano volvió a sacudir su libreto y apostó todo a la defensa para sacar adelante ese tipo de encuentros que se sacan adelante por lo civil o por lo criminal.

Y para eso el seleccionador y su cuerpo técnico tienen claro quiénes son los más indicados para sacar las castañas del fuego: los veteranos. Ahí estuvo Llull en la dirección del equipo (Núñez no entró en la segunda mitad) y por encima de todos estuvo Rudy Fernández. El jugador con más partidos en la historia de la Selección masculina (254 tras superar a Navarro) cambió el signo del choque con su lectura de los espacios, sus manos y un triple cuando más lo necesitaba su equipo. Fue lo que sacó a España de la penumbra y aunque todavía hubo que remar para tumbar a los irreductibles letones. Los bálticos volvieron a poner a España contra las cuerdas en el último cuarto. Y ahí entró en juego la defensa de Rudy.

A pesar de haber cogido 12 puntos de renta en el tercer parcial, los bálticos hicieron la de Francia y a base de triples fueron recortando distancias hasta ponerse +5 a falta de 1:22. España no encontró ideas ofensivas en el último cuarto (8 puntos en todo el parcial) y se atascó contra un muro que ya ha dejado de ser la revelación del torneo para convertirse en el gran rival de nuestra Selección en la lucha por unos cuartos que, ahora mismo, están más complicados que nunca.

España salió más tensa que Doraemon en un control de aduanas y firmó una primera parte en la que los nervios jugaron malas pasadas a los jugadores de Scariolo. El italiano, por cierto, se desgañitaba en la banda corrigiendo a los suyos, que cerraron los primeros 20 minutos con 9 pérdidas de balón, parejo en la lucha por el rebote con un equipo sin '5' puro (24-27 y 7 rebotes ofensivos de Letonia, superando a España en esa faceta) y con un preocupante 10 de 17 desde el tiro libre. Un dato preocupante con lo que se viene encima.

O el A, porque con el italiano nunca se sabe. El seleccionador español cambió la hoja de ruta y salió con Alberto Díaz, Sergio Llull y Víctor Claver en el quinteto inicial. La consigna estaba clara. Defender e intentar minimizar las pérdidas ante un equipo que las castiga con su velocidad de transición y un acierto desde el triple altísimo. El técnico de Brescia apostó por la experiencia y la defensa y me da que puede ser la tónica general en lo que queda de campeonato. Sobre todo visto lo visto en el tercer cuarto donde España generó en ataque desde su propio aro. Luego todo se enfangó en el último y España terminó perdiendo fuelle ante el constante empuje letón. Un conjunto que ha puesto a los de Scariolo contra las cuerdas.

Llevamos un año hablando de las faltas en ataque forzadas por Alberto Díaz y ya se echaban de menos en este Mundial. Es una imagen que ya es patrimonio del baloncesto español y que echábamos de menos en este campeonato. Ante Letonia el malagueño volvió a ser fundamental con una falta provocada a Arturs Zagars. Una infracción que bloqueó a los bálticos y dio el empujón definitivo al equipo español con un parcial de 12-0 que desbloqueó el nivel para la Selección en el tercer parcial.

El conjunto de Luca Banchi salió a cancha sin un pívot que superara los 202 centímetros. Pasecniks no fue de la partida por molestias y eso dejaba pista libre a Willy (2,11), Aldama (2,11) e incluso a Juancho. Sin embargo, en el baloncesto no siempre tienen ventaja. Y lo demostraron con una salida del descanso (8-0 antes de que Scariolo pidiera tiempo muerto) haciéndose enormes sobre la cancha para una España que nunca se encontró cómoda en la cancha.

Usman Garuba es el fuego que necesita cualquier equipo. Sea en la NBA, sea el Real Madrid o sea en la Selección. Su aportación no se mide en puntos, rebotes o estadísticas. Lo suyo es eso que queda tan bien a la hora de escribir, pero que es tan difícil de explicar: los intangibles. En su caso es la intensidad, el hambre que pone en cada defensa y en cada balón. Algo necesario en choques ásperos como el de ayer para contagiar energía a sus compañeros y cambiar el signo del partido sin necesidad de números.