El inesperado podio del retornado Jorge Navarro se basa en el apoyo de su mujer y la filosofía del bambú
El piloto valenciano, que llegaba como sustituto del lesionado Joe Roberts, fue la gran sorpresa de Moto2 en el GP de Malasia.
"Llevaba cinco años un poco flojillos. 2020 y 2021 fueron duros, pero fui competitivo; 2022 me mató, y 2023 fue duro también". Jorge Navarro tuvo unos buenos años en el Mundial de Motociclismo. Llegó sin una gran consideración, en el sentido de no como una futura mega estrella, pero se labró su camino. Primero en Moto3. En su primera temporada completa, en 2015, subió cuatro veces al podio. En la segunda fueron cinco, con dos triunfos y un tercer puesto en la general. En 2017 saltó a Moto2, y en 2019 fue capaz de sumar ocho cajones, terminando cuarto de la clasificación. Aunque a partir de ahí todo le costó más, hasta quedarse sin sitio en el campeonato al final de 2022.
Y ahí empezó a vivir esos vaivenes tan habituales de muchos pilotos. Ha estado dos años en el Mundial de Supersport, la categoría que va justo por debajo de Superbikes. A la vez ha trabajado para la escudería Forward Racing, que cuenta con un prototipo propio en Moto2, el menos competitivo de la parrilla, y con el que ha llegado a correr seis veces en este 2024. Una trayectoria alejada de una primera línea a la que volvió este pasado fin de semana. Una semana antes, en Tailandia, fue requerido por el equipo American Racing para sustituir al lesionado Joe Roberts, que llegó a liderar este año el Mundial de Moto2. Y en Malasia dio la sorpresa. Fue rápido el viernes, se sacó una pole de la manga el sábado (con récord del circuito) y terminó segundo en la carrera del domingo.
"No sé qué decir", nos decía tras lograr este podio, en un día también muy emotivo por todo lo que está ocurriendo en su tierra, Valencia. "Es increíble volver aquí. Yo siempre he creído en mí y hay veces que las cosas se te ponen en contra y sólo encuentras trabas. Al final creo que si uno se esfuerza y le echa cojones va hacia adelante, y sin gente como Julián Miralles, mi mujer, mi familia, no estaría aquí. Y mi hijo también. Me da esas dos o tres décimas de ayer de la pole". Porque Navarro ha sido padre este año junto a su pareja, Michelle Neukirchen, que fue piloto de trial.
"Mi mujer viene conmigo siempre a entrenar, es mi asistente, hace todo, hasta embarazada venía. Yo le decía: 'Cariño, ahora mismo no podemos permitirnos que yo tenga un asistente, y necesito ir a entrenar; acompáñame'. Y ella es la primera que le ha echado huevos, como yo. Así que tengo ganas de verla y poder disfrutarlo juntos, y con mi hijo". Y es que el resultado de Malasia ha supuesto una reivindicación para un piloto aún joven, 28 años, que pese a esta prueba de competitividad no tiene hueco para estar el año que viene en Moto2, a no ser que haya algún movimiento sorpresa de última hora, algo que nunca se puede descartar en este tipo de categorías.
"Estoy increíblemente feliz, porque creo que si luchas lo consigues, y esto creo que es una lección para todos", se reivindicaba el piloto valenciano, que estará pendiente de la recuperación de Roberts para ver si puede también competir la semana que viene en Barcelona, en el Gran Premio de la Solidaridad que cierra la temporada 2024. "La gente no me ve entrenar, sólo ven el resultado. Una persona con la que trabajaba hace un tiempo me dijo que creyera en mí, que esto es como el bambú, que tarda siete años en crecer, y que aunque no lo ves por fuera, por dentro se va haciendo, y luego sale toda la caña grande", nos decía con un punto filosófico, un tono que suelen adquirir aquellos que sufren el desencanto de verse fuera de la máxima competición, como le sucedió a Navarro.
"No sé si hay posibilidades de volver, no sé lo que va a pasar, pero ahora mismo no quiero pensar mucho en esto, quiero disfrutar el momento, porque con la experiencia te das cuenta de que días como hoy hay que disfrutarlos, porque no siempre es así". Porque la paternidad también ha cambiado su manera de enfocar las cosas, algo que le hace tener claro que para embarcarse en un Mundial, con la exigencia que impone un calendario de 22 pruebas, tendría que ser con unas condiciones competitivas que hagan que merezca la pena el sacrificio de pasar tanto tiempo fuera de casa.
Esto también en otro miembro de la Comunidad Valenciana del paddock que tuvo que lidiar con muchas sensaciones distintas en Malasia, la de saborear un regreso por todo lo alto con la ansiedad de no saber qué se iba a encontrar en su regreso a España. "Me daré cuenta cuando llegue a casa, cuando vaya por ahí y vea todo lo que ha pasado, pero ya todo lo que he visto parece increíble. Así que quiero mandarles toda la fuerza, y este podio es para ellos".