Juan Antonio Samaranch Salisachs ya dice alto y claro lo que hasta ahora sólo podía insinuar: "Soy candidato a la presidencia del COI, y me hace una enorme ilusión"
Luchará por la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI), el puesto que ocupó su padre durante 21 años, entre 1980 y 2001.
Juan Antonio Samaranch Salisachs está feliz: por fin dice alto y claro lo que hasta ahora sólo podía insinuar: su decisión de luchar por la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI), el puesto que ocupó su padre durante 21 años, entre 1980 y 2001.
"En un momento de mi vida lleno de energía, ganas e ilusión, creo que es el momento de devolver algo de lo que he recibido", dijo Samaranch Salisachs durante una entrevista con Relevo en la que explicó sus razones, sus ideas y no elude un temor: el recuerdo de las fallidas candidaturas olímpicas de Madrid, tres derrotas consecutivas que han dejado huella.
A Juan Antonio Samaranch, de 64 años e hijo de Juan Antonio Samaranch, fallecido en 2010, lo asesora un reducido círculo de personas en el que se incluye a Juan Antonio Samaranch... nieto.
"Me ayuda, me da ideas. No tiene nada que ver con el mundo del deporte. Él es muy inteligente, como su padre", dice riendo Samaranch cuando se le menciona que la saga de los Juan Antonio Samaranch parece inagotable.
"Tiene buenas ideas y apoya. Pero es que me gusta que sea así. Hablamos siempre de la 'Familia olímpica'. ¿Cómo voy a contratar a alguien para hablar con un colega mío en el COI?".
"Si quieres gastar, puedes gastar mucho. Puedes contratar, qué sé yo, cualquier tipo de cosa. Pero es que son 107 electores (NdR: son 111). Nos conocemos todos", añade el catalán, vicepresidente de la Unión Internacional de Pentatlón Moderno (UIMP).
"Imagina que me llama a mí alguien, un asesor que dice 'oye, te llamo en nombre de no sé quién'. ¿Este tío es tonto? A ver si me llama, ¿por qué no me llama él? Tiene mi teléfono".
Samaranch Salisachs construyó una exitosa carrera como abogado en el mundo de las finanzas y está en perfectas condiciones de financiar la campaña que debe encarar para convencer a los 111 miembros actuales del COI, más allá de que hay gastos que, como miembro del organismo que es, asume el propio ente olímpico.
Hace 23 años su padre dejaba la presidencia del COI, durante la sesión en Moscú que eligió a Jacques Rogge como presidente, y usted ingresaba como miembro. Esta es la secuencia. ¿Qué puede haber de su padre, de Juan Antonio Samaranch, en una presidencia de Juan Antonio Samaranch?
Bueno, yo creo que son cosas tan lejanas en el tiempo y que las únicas coincidencias que hay para bien o para mal son los nombres y el apellido.
No es poco.
No es poco, yo estoy muy orgulloso, no es poco, pero tampoco es significativo. Yo nunca, desde que llegué al Comité Olímpico Internacional, he intentado apalancar mis capacidades o mis relaciones en el hecho de mi nombre, y nunca he considerado que me ha sido de ayuda o de impedimento. Yo creo que soy una persona completamente independiente de la figura de mi padre y así ha sido. Si te fijas un poco, yo me presenté a la ejecutiva por primera vez en el 2007 con mi padre presidente de honor y salí severamente derrotado por (el noruego) Gerhard Heiberg en el año 2007. Ya la siguiente vez que me presenté fue en el año 2012. Mi padre ya no estaba con nosotros. Y gané y salí con el mayor número de votos elegido a la comisión ejecutiva en una elección sumamente disputada. Por lo tanto, yo nunca he jugado con esa carta. No sabría jugarla ni me ha interesado jugarla. Lo que se ve es lo que hay. Mi propia experiencia, mis propias virtudes y, desde luego, mis propios efectos. Son tiempos distintos, son retos distintos los que tiene el Comité Olímpico.
"Creo que soy una persona completamente independiente de la figura de mi padre y así ha sido"
Candidato a la presidencia del COI¿Y por qué ha decidido presentarse?
Después de muchísimos años en el COI y habiendo recibido muchas cosas en mi vida por parte del movimiento olímpico y con una familia que ya son mayores, que ya no dependen de mí, que ya son independientes, que ya no necesitan de su padre, con un trabajo, una empresa que yo creé hace 35 años de finanzas que ya tiene 10 socios más jóvenes que la llevan el día a día... en un momento de mi vida así, lleno de energía y lleno de ganas e ilusión, creo que es el momento de devolver algo de lo que he recibido. Creo que estoy preparado, creo que tengo las experiencias, tanto desde el punto de vista de los negocios, mi experiencia en lo que es gestión, lo que son las finanzas, lo que es el mundo de los negocios, que, nos guste o no, el Comité Olímpico Internacional lo necesita, como el entendimiento desde muchísimos años de cómo funciona el mundo olímpico y nuestras relaciones del movimiento olímpico con el mundo exterior. Creo que tengo las capacidades, las ganas y casi la obligación de intentar devolver al mundo olímpico una parte de lo que me ha ofrecido.
Se lo escucha verdaderamente entusiasmado.
De aquí a marzo [la elección se celebrará entre el 18 y el 21 de marzo] yo pretendo pasarlo muy bien. A mí me hace muchísima ilusión el proceso. ¿Sabes la ilusión que me hace? Estoy bien de salud, estoy con energía, tengo el tiempo, es un momento justo, es un privilegio poderlo hacer. No mucha gente llega a poder presentarse. Y yo lo voy a disfrutar.
¿Por qué había que visitar a Bach en Lausana para anunciarle la candidatura?
Creo que es lo justo. Yo he estado trabajando bajo su presidencia, diez años juntos en el consejo ejecutivo, y creo que era de justicia, una manera de mostrar el respeto y la admiración que le tengo, pues primero informarle a él antes que a nadie más. Por tanto, sí, este martes 10 de septiembre tuve la ocasión de poder, personalmente, presentarle mi candidatura y explicarle mis motivos.
"He trabajado bajo la presidencia de Bach, diez años juntos en el consejo ejecutivo, y creo que era de justicia, por el respeto y la admiración que le tengo, informarle a él antes que a nadie más"
Candidato a la presidencia del COIBach lo intuiría, me imagino. ¿Qué le dijo el presidente?
Me deseó mucha suerte. Él va a ser exquisitamente neutral, como mandan los cánones, como tiene que ser. No espero, como no puede esperar nadie, un apoyo determinado. A mí me hace ilusión el proceso en sí mismo, creo que es una ocasión única de poder explicar mis ideas y mi visión de cómo seguir progresando en el legado de Tomas. Y él así lo entendió.
Le pido tres titulares de una eventual presidencia de Juan Antonio Samaranch. ¿Cuáles son los tres ejes, las tres cosas más importantes que querría impulsar?
No quiero ser muy específico en este momento, yo creo que tenemos suficiente tiempo antes de la reunión que habrá en la sesión extraordinaria de enero en Lausana donde los candidatos presentaremos nuestros proyectos. Pretendo utilizar estos tres meses para captar opiniones e ideas, ayudas y sugerencias de mucha gente, tanto miembros como no miembros del Comité Olímpico Internacional. Pero sí que puedo decir que las cosas más importantes que tenemos ahora son retos enormes, pero que también se convierten en sí mismas en oportunidades. La primera es la universalidad. En estos momentos es un mundo multipolar, con unas tensiones políticas y sociales tremendas entre distintos modelos de vida y modelos de sociedad. Y eso, nosotros, como Comité Olímpico, como valores del Comité Olímpico, tenemos que defendernos mucho y cuidarnos mucho de no tomar partido. En el momento que el Comité Olímpico Internacional caiga en favorecer o primar una serie de valores, una serie de modo de vida, un sistema político sobre otro, una situación sobre otra, y tomemos partido, partido que no nos corresponde, no nos corresponde ni política ni con ningún punto de vista, el momento que nosotros cayéramos, perdiéramos la neutralidad y perdiéramos la universalidad, el movimiento olímpico estaría verdaderamente en ese momento en peligro. Por lo tanto, la gran cosa es seguir el trabajo de Tomas sobre este particular, que ha sido brillante e intenso. Pero es lo más importante porque eso es una amenaza constante o una consideración constante dentro de la historia del movimiento olímpico. O representamos a todos o dejaremos de representar, acabaremos representando a nadie.
¿Eso se aplica a lo que sucedió con Rusia a partir de la guerra de Ucrania?
Esto aplica a la guerra de Ucrania y a los más de 40 conflictos armados que están produciendo unas crisis tremendas humanitarias y de refugiados en todo el mundo en este momento. El movimiento olímpico no puede prevenir las guerras, no es esa nuestra función. Para eso están Naciones Unidas, para eso están los líderes políticos del mundo. Nuestra obligación, nuestro valor para la sociedad está basado en otra cosa, está basado en que, incluso, en tiempos de guerra, de conflicto, de diferencias, de un mundo que está en silos, en el que todo el mundo piensa que lo suyo es lo mejor, mi cultura es la mejor, mi religión es la correcta, mi manera de vivir es la justa, mi sistema político superior... Incluso en esos momentos tan terribles, nosotros tenemos que demostrar que los jóvenes del mundo se pueden reunir, competir en paz, con respeto a sí mismos y a los rivales, convivir en la Villa Olímpica y que ahí, a pesar de las diferencias, lo que nos une es más importante. Ese es el valor que trae el movimiento olímpico a la humanidad, no organizar una competición y basta. Y, por lo tanto, si nosotros tomáramos partido, que es algo que corresponde a otras instituciones, perderíamos la universalidad. Por lo tanto, sí, a tu respuesta, eso afecta a la situación en Ucrania, la situación en todos los conflictos que hay, que parece que no existan porque no salen los periódicos, pero son tan o más crueles y devastadores que el que me has mencionado.
Pero es que hay gente que sostiene precisamente que la suspensión de Rusia implicó o implica tomar partido.
No, yo no estoy de acuerdo porque Rusia, el Estado, incumplió una resolución firmada de tregua olímpica que estaba en vigor. Y eso requiere, según nuestras normas, la suspensión de Rusia en el contexto del mundo olímpico. ¿Qué significó eso? Pues significó prohibir hacer competiciones internacionales en Rusia, prohibió toda una serie de limitaciones importantes que tuvo el Estado. Luego pasó otra cosa, porque en Bielorrusia lo mismo, hubo que suspender las relaciones con ellos.
Incluso hubo que retirar una condecoración a Putin, pero en Bielorrusia también se hizo. Y luego se suspendió el Comité Olímpico Ruso, porque el Comité Ruso, contra la Carta Olímpica, usurpó las funciones del Comité Olímpico Ucraniano sobre territorios en disputa. Nosotros no hemos suspendido a Rusia por la guerra y no hemos tomado partido. Pero tampoco podemos estarnos quietos si se incumplen premisas muy importantes entre lo que son los valores del Movimiento Olímpico.
Le pido un autoanálisis. ¿Cuál puede ser el punto más fuerte de su candidatura y el punto más débil o vulnerable?
El punto más vulnerable no te lo sé decir. Pero es casi inimaginable, más allá del propio presidente Bach, la dificultad, complejidad y diversidad de las funciones que tiene que hacer un presidente del Comité Olímpico en este mundo lleno de presiones y de equilibrios. Todos nos preguntamos cuáles son las cualidades que se requieren para eso, pero la parte más fuerte es que creo que esa misma complejidad requiere, sobre todo, de mucha experiencia, de capacidad contrastada. No solo en el mundo olímpico, de la diplomacia olímpica, sino en la propia gestión. Hoy el COI es una compañía que tiene unos ingresos fuertísimos cada cuatro años, más de 7.500 millones de dólares. En un mundo cambiante, tienes que tener en cuenta cómo será la generación de ingresos en el futuro, en un mundo en el que la tecnología nos va a afectar muchísimo, que en vez de considerarlo un riesgo hay que considerarlo y convertirlo en una oportunidad. Yo creo que la experiencia que tengo, la edad que tengo en este momento, con todo lo que he vivido y la libertad de movimientos que tengo es lo que mejor puedo ofrecer yo al movimiento olímpico.
"Cuando tengamos dos personas con la misma capacidad, yo seré el primero que votaré por buscar la diversidad"
Candidato a la presidencia del COIHay gente que dice, bueno, pero ¿por qué otro hombre blanco, europeo y en edad madura? Llegó el momento de algo diferente. ¿Qué les responde?
Pues yo respondo lo siguiente. Lo primero es que hay que elegir la persona más capacitada para que tengamos todos la máxima posibilidad de seguir creciendo y seguir manteniendo los valores olímpicos y el servicio del olimpismo a la sociedad. Cuando hayamos encontrado a esa persona, también yo prefiero que sea una mujer y que sea no europea y que sea un atleta olímpico. Pero no es esos valores contra la experiencia y la competencia. Por encima de todo es experiencia y competencia. Capacidad. Y cuando tengamos dos personas con la misma capacidad, yo seré el primero que votaré por buscar la diversidad, que, por cierto, el Comité Olímpico bajo Thomas Bach la ha encontrado bastante. Ha hecho unos grandísimos esfuerzos, muy exitosos, para llegar hacia ese tipo de diversidad, tanto en los miembros como en las comisiones, como desde luego los atletas, con la paridad absoluta de género en París.
Madrid se ha presentado tres veces consecutivas como candidata a sede de los Juegos, y las tres veces no lo logró. ¿Hay una correlación ahí entre sus posibilidades y lo que sucedió con Madrid, o son cosas totalmente diferentes?
Yo creo que son cosas completamente diferentes. Defendemos a una ciudad, un proyecto que creo que era buenísimo. Quizás llegó un poco pronto, porque luego la agenda 2020 y 2030+5 salió más tarde, pero el proyecto de Madrid en esas candidaturas, sobre todo en la última, la que se votó en Buenos Aires en el 2013, era precursor de lo que luego fue la agenda 2020. No creo que tenga nada que ver. Esta es una pregunta distinta. Cómo organizamos el Comité Olímpico para los próximos años tener las mejores posibilidades de seguir dando nuestro servicio a la sociedad. Repito, espero que no. Por los resultados obtenidos en el pasado por Madrid, espero que sea completamente distinto.