Sergio Camello, el héroe inesperado de la final que sólo piensa en irse al barrio con sus amigos: "No necesitaba ser el protagonista"
El delantero del Rayo, que marcó un doblete en la prórroga ante Francia, dudaba en si estaría en la lista definitiva de Santi Denia.
Sin esperarlo, Sergio Camello se convirtió este viernes en el actor protagonista para que la Selección española se volviera a colgar un oro olímpico 32 años después. El delantero del Rayo Vallecano, que no pasó por su mejor momento la pasada temporada y que llegó a dudar de su presencia en los Juegos, era el hombre más buscado este sábado en la Ciudad del Fútbol de las Rozas tras su doblete a Francia en la prórroga. "Lo único que necesito ahora es ir al barrio y estar con mis amigos de toda la vida", confesaba el futbolista madrileño a Relevo después de atender a la mayoría de los medios allí presentes y no poner una mala cara. "Lo que me da pena es no poder despedirme bien de mis compañeros. Esto es como un campamento de verano y aunque ha habido días que nos hemos tenido que aguantar con discusiones y malas caras, esto es lo más bonito del mundo", es de lo único de lo que se lamentaba con la medalla de oro pegada a su cuello.
Con la humildad que siempre le ha caracterizado, Camello, que aún tiene miles de mensajes sin abrir en su teléfono móvil, tenía muy claro que es lo primero que iba a hacer nada más salir de las Rozas. "Después de 40 días en cautividad lo único que necesito es ir al barrio. Pasarme por el bar, poder disfrutar de las conversaciones con mis colegas y salir un poco de esta burbuja, que no me gusta mucho. A mí lo que me gusta es estar con mis colegas y es lo único que necesito y deseo", decía un jugador que siempre ha preferido mantenerse alejado de los focos. "No necesitaba meter el gol de la final. Prefería salir al campo con un 3-0 y ya todo solucionado. Yo solo quería el oro. No necesitaba ser el protagonista".
Aún sin creerse que es oro olímpico, tras un año difícil en lo futbolístico, Camello jamás pensó que iba a vivir algo así. "Para nada me imaginaba esto. Se lo comentaba a Santi (Denia) y a todo el mundo. Yo daba muy poco por poder estar en la lista de 22 jugadores. En el momento en el que Santi me contacta en verano yo estaba en mi habitación. No me lo podía creer y eso que aún no era oficial que fuera a estar en la convocatoria. 'Estate preparado porque puede ser', me dijo. Para mí eso ya fue un subidón muy grande. A priori íbamos cuatro de reserva (él era uno). Pero así de caprichoso es el fútbol que ha querido que fuese Juanlu quien metiese el gol que nos hacía medallistas y que fuera yo quien anotara el que nos hacía oro", contaba, con un brillo especia en los ojos, un jugador que no fue convocado para los cuartos de final ante Japón ni para las semifinales ante Marruecos.
Disputando sólo 90 minutos antes de la final, Santi Denia siempre le hizo creer que iba a ser importante. "El míster ha sido quien me ha ayudado más y el que ha hecho que me lo creyese. Me lo ha estado diciendo todo el torneo. Él había soñado que iba a ser yo (el héroe de la final) e hizo que me lo creyese. Al final se hizo realidad".
El mensaje especial desde el Sonorama
Con la confianza de que este subidón le ayude a afrontar con la máxima ilusión la nueva temporada con el Rayo, antes de la final hubo un mensaje que le tocó la fibra. "Tengo un colega en el Sonorama (festival) y el viernes tocaron. A mí me encanta la música y antes de salir a actuar estuvieron viéndome y me mandaron un mensaje. Para mí eso es lo que más feliz me hace del mundo, que se una el fútbol y la música. Esa pasión diferente que podemos tener los dos y que estemos pendiente el uno del otro... eso me hizo muy feliz. Como un niño pequeño".
Enseñándole la presea a todos los allí presentes, "cógela, verás que pesa", el último futbolista en abandonar el Salón Luis Aragonés sigue sin creerse que fuera él el hombre de la final. "Ya sin serlo me sentía importante", señala quien no para de repetir ese tópico de que el fútbol, a veces, es así de caprichoso. Que se lo digan a él.