Las últimas 48 horas devuelven la sonrisa a Gündogan: alfombra roja del City, guiños en el Tast y pacto con su vecino Guardiola
El alemán se entrena hoy tras oficializar su vuelta al City y tiene papeletas para entrar en la lista (con el 19) para jugar mañana.
Después de salir de Barcelona entre el alivio y el sonrojo, İlkay Gündogan (Gelsenkirchen, Alemania, 1990) ya está en casa. Literalmente. El Manchester City ha anunciado este viernes el regreso de uno de los futbolistas más queridos y admirados en el vestuario citizen, en el club y en la zona azul de la ciudad. Prueba de ello es que las últimas horas han sido un continuo cortejo para celebrar su vuelta y que, de nuevo, será la sombra de Guardiola, para (sana) envidia de los demás. El mediocentro, alumno aventajado de Pep durante siete años en el Etihad hasta su movido Erasmus en el Barça, será de nuevo su extensión en el campo y su vecino en el mismo edificio. Allí convivieron en la anterior etapa, puerta con puerta en el City Suites, tras haberle amargado la vida de amarillo cuando el míster estaba en el Bayern.
Mientras Hansi Flick balbuceaba estos días con su compatriota para explicarle de forma ambigua los planes -teledirigidos por el club- que tenía para él, Guardiola no ha hecho más que ponerle una alfombra roja a Gündogan, azucarada por el club, en su reencuentro desde que el pasado miércoles puso un pie en Mánchester. Ese día, el internacional comprobó que nadie en el club le ha olvidado. Se pasó el día en la inmensa ciudad deportiva del City cerrando los flecos de su nuevo contrato, no paró de saludar a sus mejores amigos, recibió el cariño de los trabajadores y se ofreció, con una sonrisa imborrable en la boca, a responder las preguntas de la televisión del club y a fotografiarse para que el anuncio oficial que se ha producido hoy fuera perfecto.
Gündogan no tendrá que esperar a aclimatarse ni se escudará en los manidos problemas de adaptación que alegan las nuevas incorporaciones. Todo está como lo dejó. De hecho, vuelve a estar tan integrado que este viernes se entrenará con total normalidad con el resto de sus compañeros y, por eso, tiene todas las papeletas para entrar en la lista de convocados y disputar el partido de mañana ante el Ipswich Town (16:00). Ayer ya comió con el equipo, recibió buenos abrazos, emotivos besos y una ovación cerrada. Y la noche anterior, la primera en la ciudad, acudió a cenar a la tercera planta del restaurante Tast, como es tradición con los fichajes. Allí compartió mesa y mantel, entre otros, con el CEO del City, Ferran Soriano, con el director deportivo, Txiki Begiristain, y tuvo cerca a Ilhan, que es su tío (aunque parece su hermano), agente y hombre de máxima confianza. A tenor de las caras de alegría parecía un encuentro de premiados por la lotería.
What you've all been waiting for...
— Manchester City (@ManCity) August 23, 2024
Welcome back to City, @IlkayGuendogan 🩵 pic.twitter.com/8VutEkQNRU
Se ha dicho que Gündogan cenó también con Guardiola. Pero no fue así. Se dio la casualidad de que Pep estaba picando algo en el mismo restaurante, en otro reservado, con su hermano Pere, que anda por Reino Unido pescando arsenal colombiano del Wolves. El técnico, sabedor de que su nuevo futbolista estaba en el local, subió a saludarle y pudo estar hablando tranquilamente con él pese a que ya había permanecido toda la jornada a su lado en los campos de entrenamiento. Se entienden de maravilla y les encanta conversar. A veces no hay quién los pare. De hecho, antaño era habitual que İlkay tocara a la puerta del despacho de Pep para preguntarle asuntos tácticos o que estudiaran juntos los movimientos y las estrategias del próximo rival.
Dos formas de comportarse
Si algo valora Gündogan es la sinceridad de su entrenador. Justo lo que ha echado de menos en la Ciudad Condal, donde pese a que Deco le prometía hace nada que todo estaba bien, él no dejaba de ver a su alrededor cosas raras en forma de publicaciones que se habían filtrado de manera interesada y con un claro objetivo. Unos movimientos extraños que le animaron a pedir la carta de libertad y confirmar, con la predisposición del club a dársela a las primeras de cambio, que Laporta estaba deseando que se marchara como supuesta solución a su larga lista de problemas.
Aun así, el jugador se ha despedido del barcelonismo con gratitud: "Queridos culés, después de un año ya es hora de decir adiós. Vine aquí para afrontar un nuevo reto ilusionante y estaba preparado para ello. Lo he dado todo para luchar por el equipo y el club de la mejor manera posible en una temporada difícil y tenía muchas ganas de ayudar a mis compañeros en la nueva campaña. Ahora me voy en una situación difícil, pero si mi marcha puede ayudar económicamente al club, me pone un poco menos triste. Sin embargo, ha sido una etapa con experiencias increíbles y altibajos. Siempre quise jugar en el Barça y estoy muy agradecido por un recuerdo y una experiencia que recordaré toda mi vida. Os deseo lo mejor para la temporada y para el futuro. La afición se merece que este gran club vuelva a estar entre los mejores del mundo. ¡Visca el Barça!".
En Guardiola, de manera totalmente opuesta, ha encontrado el aliento y la honestidad que n o vio en la dirección deportiva del Barça. El ejemplo más evidente fue cuando a principios de esta semana Gündogan le llamó para decirle que quería volver y el de Santpedor le dijo que por él podía fichar ese mismo día pero que, antes, tenía que ponerse de acuerdo con el City, sobre todo en el apartado económico. Dicho y hecho. Llegaría gratis. La negociación duró un minuto.
Fue entonces cuando Gündogan volvió a telefonear a Guardiola para hacerle llegar que el trato estaba hecho para esta temporada -con opción a una más-, que lucirá el 19 y que estaba listo para empezar. Y, ya de paso, volvió a recordarle lo que le dijo antes de fichar por el Barça, lo que le deslizó en esa conversación informal en el Tast y lo que, seguramente, le hará llegar reiteradamente cuando se acerque su retirada: "Quiero trabajar alguna vez contigo". Ese pacto de caballeros, cerrado ante de su salida al Barcelona y recordado en estos días, irá a misa. Guardiola y Gündogan han acordado que el día que el alemán cuelgue las botas le hará hueco en su staff técnico de alguna manera para que siga aprendiendo al menos un par de años antes de comenzar su vuelo en solitario. El futbolista tiene decidido seguir ligado al fútbol como entrenador. Y, como no se conforma de vivir enfrente de Pep y pedirle sal, sus primeros pasos quiere darlos también a su lado. Gündogan es feliz. Llegó a Mánchester la primera vez con la rodilla rota, en muletas, y hoy reaparece con el orgullo herido. Y Pep está más contento aún. El Barça todavía no sabe como inscribir a Olmo.
Los elogios de Guardiola
La charla con Pep de hace pocos días fue clave para encauzar el fichaje. El técnico de Santpedor no podía negarle la vuelta a su antiguo capitán. El City recibe este sábado en el Etihad al recién ascendido Ipswich Town, que perdió en su debut liguero ante el Liverpool (0-2). Guardiola celebra la vuelta de Gündo. "Estoy encantado con su vuelta. Lo conocemos todos muy bien. Sabemos la calidad que tiene. En el Barça demostró su enorme calidad. Jugó mucho. No tuvimos dudas cuando se abrió la puerta. Le dije que sí. No es un adolescente, pero siempre escoge las mejores opciones. La pasada temporada estuvo a un muy buen nivel y esperemos que lo pueda mantener. No necesita adaptación. Conoce la ciudad y el City".