OPINIÓN

Y si una noche Courtois no está de guardia...

Thibaut Courtois detiene una ocasión del Stuttgart. /EFE
Thibaut Courtois detiene una ocasión del Stuttgart. EFE

El campeón no jugó a lo campeón, pero ganó a lo campeón. Es el Real Madrid, el que más sabe de la historia de la Copa de Europa, seis títulos y el que más sabe de la historia de la Champions, nueve títulos. Ahora quiere ser también el sabiondo de la nueva competición, la de la liguilla de 36. Los de Ancelotti ganaron a un Stuttgart empoderado en su presión alta y fútbol de posesión, pero continúan mostrando en sus actuaciones más defectos que virtudes. Después de lo visto en el Bernabéu, la pregunta salta a la vista. ¿Y si una noche de estas, ya sea partido de Liga o partido de Champions, no está Courtois de guardia?

Pues podría pasar lo peor de lo peor. En el estreno del curso europeo, el belga realizó seis paradas decisivas, cuatro de ellas de esas que entran en el catálogo de los goles en contra. Inmenso desde el primer al último minuto. Mientras sus compañeros entraron al campo con la caraja (atontamiento, embotamiento temporal de la razón y los sentidos), él encadenó cinco intervenciones de mérito seguidas. Una de ellas fue tras un remate en fuera de juego, pero la detuvo igual. Por si acaso.

Con Carvajal de improvisado central y con ya tres centrocampistas en el equipo: Valverde-Tchouameni-Bellingham, el Madrid volvió a suspender la asignatura de la salida del balón desde su campo. Cierto es que esta vez tenía enfrente un rival temerario, que te buscaba en tu propia área y saltaba al poseedor del esférico y a los posibles receptores, pero también podían haber dado alguna bien, no picuda. O en vista de la falta de tacto para el pase, podía haber intentado alguna conducción larga para salir desde atrás. Valverde y Bellingham están más que capacitados para ello.

La primera parte blanca fue un desasosiego continuo que contuvo Courtois con su recital de paradas: arriba, abajo, a media altura, achicando espacios en sus salidas... Tras el descanso no tuvo que invertir más de un minuto para demostrar que actualmente es un equipo que sabe ganar mejor desde el contraataque, a base de transiciones veloces, que desde el ataque posicional, por mucho que tenga arriba tres delanteros. Uno (Tchouameni), dos (Rodrygo) y tres (Mbappé). Trilogía de pases para abrir el marcador y demostrar al mundo entero que continúa necesitando muy poco para encauzar los partidos... Esta vez se pasó de listo. Lo encauzó, pero no lo atornilló y el Stuttgart empató en otra acción a balón parado mal defendida.

Courtois miró a sus compañeros y estuvo a punto de irse de la portería. "Poneros vosotros", pensó. Seguro que lo pensó. Pero Rüdiger prefirió compensar su despiste en la otra portería y tras su empujoncito de rigor volvió a arreglar una noche poco digna de un campeón, de un 15 veces campeón. Con los tres puntos sumados en la liguilla, Ancelotti se fue del partido molestísimo con el árbitro y convencido de que tendrá que recurrir a las clases de refuerzo para enseñar a su equipo que sin Kroos también puede haber vida en el siempre dificultoso arte de sacar el balón bien jugado desde atrás. La primera premisa es dársela al que lleva la camiseta de tu mismo color. Lo demás vendrá después.