Algo pasa con Benzema
El francés, con contrato hasta 2024, no termina de confirmar su continuidad. Una oferta mareante de Arabia y la incertidumbre con Ancelotti le hacen dudar.
Karim Benzema finalizaba contrato el próximo 30 de junio. Pero, tal y como adelantó Relevo el pasado 6 de octubre, tiene un año más extra de vinculación con el Real Madrid tras ganar el Balón de Oro recientemente. Un ampliación hasta 2024 confirmada por diversas fuentes conocedoras del acuerdo que ha llevado a muchos medios de comunicación a pasar rápidamente de la incredulidad a tacharlo de la lista de renovaciones pendientes en la que sí están Nacho, Asensio, Ceballos, Kroos, Modric y Mariano (saldrá seguro).
Sin embargo, la continuidad real del francés en el club blanco no está tan clara como parece y se da por hecha. Una oferta mareante desde Arabia Saudí para jugar en el equipo que él prefiera, desvelada por El Mundo hace veinte días, y la incertidumbre en torno al futuro de Carlo Ancelotti, pese a tener también un año y medio por delante de contrato, hacen dudar al delantero. No es casualidad que nadie en el vestuario haga una declaración tajante sobre su futuro, que él mismo no cerrara la controversia tras la final de la Supercopa de España en Riad a las constantes preguntas que le lanzaron y, sobre todo, que el Real Madrid, por ahora, no haya anunciado la oficialidad del pacto con Karim hasta 2024. En otro momento, al tratarse de una estrella de tal calibre, un acuerdo así hubiera obligado a la entidad a realizar ya un acto público por todo lo alto. O al menos a distribuir de manera triunfal una imagen privada en las entrañas de Valdebebas abrazado al presidente.
Esa fotografía de portada, que tiene al madridismo en vilo por su incompresible retraso, puede que se haga después de este mes trepidante de competición que viene por delante y que no deja tregua a otros planes. De hecho, sería lo normal. Florentino suspira por Benzema y Benzema es tan madridista como el que más. Pero la realidad, el presente, es que el 9 lleva un mes bastante raro y tiene al cuerpo técnico y a varios directivos desorientados. Los que le conocen bien aseguran que sigue igual de amable que siempre, pero reconocen que se muestra más introvertido que de costumbre y que dosifica mucho más los esfuerzos que antes. "Algo tiene en la cabeza...", dicen los que le conocen bien, llegando a ver similitudes entre su actitud actual y la última etapa de blanco de Cristiano.
Arabia en el pensamiento
Mucha culpa de ello tienen los 60 millones de euros netos por dos temporadas que le ofrece el gobierno de Arabia para ser la imagen de la candidatura conjunta con Egipto y Grecia de cara a albergar el Mundial 2030. Mientras que Modric, otro de los tocados junto a Benzema y Sergio Ramos en esta oferta anunciada por El Mundo, prefiere continuar a toda costa en el Real Madrid, algo que el club no tiene claro que se produzca, Karim mantiene en estos momentos un gran debate interno al respecto.
A sus 35 años, y cada vez con más achaques físicos, el internacional francés está sopesando más que nunca la tentadora propuesta. Y, además, hay otra clave muy importante: Arabia Saudí, a diferencia de España, ofrece a los nuevos fichajes que acepten jugar en alguno de los 16 equipos de su liga el aliciente de no tener la obligación de pagar impuestos por los ingresos que generen.
Más motivos de la duda
Pero Benzema no sólo acentúa la incertidumbre por una cuestión económica. Tampoco entiende como alrededor del equipo hay un ambiente algo enrarecido que mantiene a Ancelotti en el alambre después de cada tropiezo. Pese a venir, nada más y nada menos, que de lograr un doblete. El capitán del Madrid adora al técnico italiano y su confianza con él es tal que lo último que quiere a estas alturas de su carrera es tener que empezar de cero con otro entrenador. Con todo lo que ello implica. La continuidad de Ancelotti es más importante para él que para nadie en el club.
De hecho, el plan de dosificación que Benzema está llevando a cabo es propuesto por el propio futbolista, con la connivencia de los servicios médicos, y con la autorización en tercera instancia de Ancelotti. Más de uno en el club hubiera deseado verle en Pamplona, aunque fuera de suplente porque el equipo se jugaba seguir aferrado a LaLiga y no enturbiar el ambiente antes de la Champions, pero en Valdebebas ya han interiorizado que la última palabra de aquí a final de curso siempre la va a tener el jugador. Ya lo hizo antes del Mundial de Catar que al final no disputó por lesión y nadie le dijo a las claras nada. Creen que, aunque a veces hubiera tenido que mostrar algo más de compromiso durante esta campaña, se ha ganado el poder de decisión.
Benzema se ha perdido 13 partidos esta temporada (9 de Liga, 2 de Champions, la semifinal del Mundialito y otro de Copa), muchos de ellos por forzar, como el de este mes ante el Valencia, y no quiere faltar a ninguna cita importante de las que quedan por delante. Y lo de estar en el banquillo no le gusta nada. Por eso prefirió ni viajar a El Sadar. Es un diésel, no se ve como revulsivo y salir en frío acrecienta sus temores de una nueva recaída. Esta campaña ha salido como suplente en dos ocasiones, ambas en Europa, y cuando saltó al césped, ni marcó ni asistió.
Mañana, en Anfield, regresará como le gusta, con todos los galones. Sólo piensa en el mes que se avecina con Liverpool, el derbi y las semifinales de Copa contra el Barça. Los resultados, como con casi todo y casi todos, pesarán mucho en cómo se resuelva finalmente todos los asuntos que el Madrid tiene sin cerrar. Desde el banquillo, a los fichajes pasando por las renovaciones o la continuidad de Benzema.