Un vuelo con retraso, una cuadrilla de toreros y el trajín de agentes en el hotel de concentración dan el pistoletazo de salida a la Supercopa

Murcia.- "¡Hola amigos!", le decía un niño, que no debía tener más de cuatro años, a Gaby Deck y Facundo Campazzo, cuando a eso de las 21:15 horas de la noche, la expedición del Real Madrid, tras unas horas de descanso en las habitaciones, salía de una charla en uno de los salones del hotel de concentración en Murcia. Los blancos fueron los más madrugadores en llegar a Murcia para la Supercopa. Y sus aficionados tampoco defraudaron. Desde las cinco de la tarde, las puertas del hotel recibían un goteo de personas para ver a sus ídolos. Esos que quieren defender el título de triple campeón y que, a eso de las seis menos cuarto, desembarcaron frente a la que, esperan, sea su casa hasta el próximo domingo.

Y como si de una especie de metáfora se tratase, el primero en bajar era el capitán, Sergio Llull; el segundo, el hijo pródigo, Usman Garuba; y el tercero, el 'heredero', la joven promesa de la cantera, Hugo González. Tres escuderos de la casa que bien saben lo que significa, como les decían en la calle, el ADN Real Madrid.

La realidad es que la tarde del viernes -al contrario de lo que ocurrió hace un año, con la granizada que recibió a Unicaja- fue bastante tranquila... salvo para el Barça. Un retraso en su vuelo hizo que el club culé, que estaba previsto que llegase a eso de las siete de la tarde a Murcia, llegase casi hora y media más tarde (a las ocho y media). Pero, como decía un aficionado a las puertas del hotel: "Lo bueno se hace esperar". Aunque lo que no quiere el Barça es esperar para conseguir su primer título.

O, si no, que le pregunten a Justin Anderson, que no dudó en dejar claro que "imposible" no es para nada lograrlo, cuando fue preguntado por un periodista nada más llegar al hotel. Y es que si la pregunta era compleja, lo cierto es que el nuevo jugador culé capeó el temporal -ese del que, por cierto, también se ha librado Murcia... de momento-, aunque no tuviera que sacar el capote para ello. Eso ya lo hicieron una cuadrilla de toreros, que también se hospedan en el mismo hotel que los equipos, que ya con el traje de luces puesto se encontró con todo el despliegue de la ACB en el hall cuando aguardaban para salir hacia la Plaza de Toros de Murcia.

"Os habéis perdido a los toreros", le comentaban a algunos jugadores del Unicaja cuando a eso de las ocho llegó su autobús. Pero lo cierto es que lo que no han perdido los malagueños es su esencia. Santo y seña de la pizarra de Ibon Navarro que les ha hecho ser, hace solo unos días, campeones de la Intercontinental. Y sí, eso se notaba.

Risas, buen ambiente y bromas era la tónica general del equipo cajista mientras les iban asignando sus habitaciones y Alberto Díaz ejercía de capitán -y portavoz- ante los medios de comunicación presentes. "Es como una revancha mutua", decía el base sobre lo que será el partido ante UCAM Murcia. Por un lado, la revancha de los locales de lo que fue la Final Four de la BCL; por otro, de los malagueños por lo ocurrido durante los playoffs de la Liga Endesa.

Y aunque los jugadores de UCAM Murcia estén haciendo noche en casa, hubo alguno que otro, como Radebaugh, al que le tocó también hacer acto de presencia por el hotel para grabar contenidos para la ACB. Eso sí, quienes tampoco faltaron a la cita fueron los agentes de los jugadores. Llamadas de teléfono, charlas, saludos y hasta conversaciones más largas con los jugadores a los que representan se intercalaban en los pasillos con los tiktoks y contenidos para redes sociales que iban grabando desde la ACB. Porque lo que está claro es que la Supercopa es el pistoletazo de salida a la temporada... Y nadie se lo quiere perder.